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Cuba

El chiste de la entrada de Cuba al Consejo de Derechos Humanos

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Pese a las amenazas de la Seguridad del Estado, Abraham Jiménez sigue escribiendo para The Washington Post. Su último artículo desmonta la patraña de que Cuba sea miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU

“El chiste de la semana: Cuba integra el Consejo de Derechos Humanos de la ONU” es el título de la columna de opinión del joven periodista cubano Abraham Jiménez Enoa en The Washington Post.

En su perfil de Facebook, Jiménez Enoa posteó su artículo y fue punzante al presentarlo con un fragmento del mismo: “A juzgar por la alegría mostrada en los tweets de celebración, el gobierno cubano debe estar celebrando como si hubiese ganado el premio Nobel de la Paz, que esperaba con ansias que se le otorgara a sus brigadas médicas”.

El pasado 13 de octubre en el perfil oficial de Twitter de la presidencia de la isla se autovitoreaban de lo que denominaban una contundente victoria.

Sin embargo, para muchos lo contundente es el fariseísmo del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.  El colega cubano -quien fue interrogado durante casi 5 horas por el G2 y además amenazado con que siguiera publicando en el periódico de Washington- valora así la inclusión de Cuba en el Consejo:

Resulta desconcertante e inadmisible que siga existiendo un errado consenso internacional sobre la situación de los derechos humanos en Cuba y que los gobernantes de la isla sigan yéndose a la cama cada noche con la satisfacción de contar con el apoyo de una abrumadora mayoría en la ONU que desconoce o le conviene desconocer, como estrategia política, lo que verdaderamente acontece en Cuba a diario“.

La organización no gubernamental United Nations Watch en un tuit hace dos días alertaba de que actualmente el 51% de los estados que conforman el Consejo de Derechos Humanos “no cumple con los estándares mínimos de una democracia libre”. El porciento subirá en cuanto comience el 2021 a un 60. Porque algunos desalmados creen que China, Rusia, Pakistán y Cuba deben integrar este amañado Consejo de un organismo internacional que como dice en su propia web ostenta “la responsabilidad de mantener altos estándares de derechos humanos”.


Quizás sirva como clarividente anticipo el que hace Abraham Jiménez Enoa a sus lectores de The Washington Post: “¿Qué sucederá si en los próximos tres años, dentro de los veladores de los derechos humanos se encuentran algunas de las dictaduras modernas más férreas? Hay a quienes esta lista les puede parecer un chiste, pero a mí, que vivo en Cuba, me da ganas de llorar”.

Ania Liste

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