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Por Fernando Vargas

La vieja carpintería del abuelo es el sitio donde funciona EcoDeco Taller, un negocio familiar y sustentable

 En los catálogos de decoración cada vez abundan más los productos que se distancian de los acabados perfectos y combinan la funcionalidad con una visualidad diferente, capaz de revitalizar nuestras casas. Los cubanos vemos en revistas, páginas webs y redes sociales, cajitas y cajones, multimuebles, roperos, zapateras y otros objetos elaborados con maderas rústicas, sin saber cómo hallarlos en territorio nacional, mientras muchas de nuestras tiendas exhiben productos nuevos, en ocasiones a precios inaccesibles. Sin embargo, algunos audaces apuestan por aprovechar lo que tienen a mano para sustituir material por creatividad.

Herencia de familia

Shallya Johanna Sánchez Llerena se graduó de Ciencias de la Información en la Universidad de La Habana y terminó su servicio social, pero confiesa que no está hecha para permanecer sentada en una oficina. Su abuelo era carpintero, al igual que su papá, por lo cual desde niña estuvo vinculada a este oficio. Un día se aventuró con su novio a construir una mesa de computadora con unos palets de madera y el resultado fue magnífico. Entonces surgió la idea de reanimar el taller que le había quedado como herencia familiar para montar un negocio diferente, que les permitiera sustentar sus necesidades y promover una ideología encaminada al consumo responsable y ecológico:

“Quise trabajar con materiales reciclados, pensar cómo podía dar un aporte a la sociedad y al medio ambiente. Le puse EcoDeco Taller, pensando en un nombre que sugiriera rápidamente quiénes éramos. Cuando terminé mi servicio social me sentía frustrada y necesitaba crear. Me gusta dibujar, hacer arte, y vi la posibilidad de aplicarlo. Busqué en Internet un grupo de imágenes de objetos que me gustaban para mi propia casa, y con eso preparé mi primer catálogo”.

EcoDeco Taller es una propuesta familiar. Shallya, con solo 26 años, se encarga de las negociaciones con los clientes, la parte económica y la promoción en redes sociales; su primo Daniel David labora como “maestro de obras” junto a otros carpinteros. Toman como base para sus piezas los palés de madera que generalmente se utilizan en el transporte de mercancías, conseguidos casi siempre mediante donaciones o intercambios. Ya en el taller, los desarman, intentan aprovechar las puntillas salvables, y seleccionan las mejores tablas para lijar y cortar, en dependencia de lo solicitado por el cliente. Las maderas vienen por lo general tratadas, pero, en el caso de que no vayan a pintarlas, al final les aplican un fungicida para evitar el comején. Apuestan por un acabado rústico, que es su sello de identidad y les permite diferenciarse de la competencia:

“Cuando mi abuelo enfermó, el taller se fue dejando de usar; ya era casi un trastero. Para empezar, tuvimos que darles mantenimiento a muchos equipos. Mi primo había trabajado aquí y luego se formó en hacer humidores. Eso me ha venido muy bien, pues nuestros muebles son rústicos, pero no significa que no tengan belleza y cuidado.

»Mi carrera me enseñó que investigar debe ser lo primero. Hice una búsqueda en catálogos, logré acceder a varios chats de emprendedores en América Latina que ya tenían camino recorrido. Revisé el mercado interno y me di cuenta de que en Cuba existen muchas carpinterías tradicionales o que mezclan la madera con hierro y cristal, mas suelen usar materiales nuevos y acabados perfectos. Al cubano de a pie le pueden gustar mucho esos productos, pero los precios tienden a ser exorbitantes. Utilizar tablas recicladas me ha posibilitado reducir costos y vender más barato. Para mí es muy importante ser justa; se trata de ganar para vivir y mejorar mi taller. Si el cliente se siente cómodo, repite, y es doble ganancia”.

Las redes sociales, un universo creativo

Llevan menos de tres meses funcionando y EcoDeco Taller ya está dando mucho de qué hablar en las redes sociales. El creciente uso de la Internet en la isla les ha facilitado a quienes deciden iniciarse en prácticas similares, no solo obtener ideas y ponerse a tono con las tendencias internacionales, sino interactuar con sus posibles clientes y dar a conocer al mundo sus creaciones. Para Shallya la red de redes ha sido fundamental en el desarrollo de su proyecto, pues la génesis de muchas de sus piezas está en Pinterest y sus páginas en Facebook e Instagram son un espacio, tanto para mostrar los productos acabados, como para promover una forma de vida en armonía con el medio ambiente y sus semejantes:

“Cuando no estoy en el taller aprendiendo, hago función de comercial y de relacionista pública. Utilizo los perfiles de Instagram y Facebook para conectarme con el mundo. Como ya tenemos trabajos terminados, van surgiendo las recomendaciones. Es muy importante caminar con pasos cortos pero concretos, pues somos un negocio pequeño y, por ahora, tampoco podemos hacerles frente a muchos pedidos”.

Reutilizar y reciclar: una tarea pendiente en Cuba

Aunque muchos cubanos terminamos reciclando o reutilizando por necesidad, hacerlo de forma consciente y articulada es tarea pendiente. Cada vez son más los emprendimientos que llevan a cabo estrategias de responsabilidad social que les permitan crecer mientras ayudan al desarrollo de su país. Para seguir promoviendo esta ideología, EcoDeco Taller creó los Miércoles Ecológicos, una sección en sus perfiles de redes que postea consejos para llevar una vida más armoniosa con lo que nos rodea:

“Aquí se reciclan los pomos plásticos, los pozuelos… Sin embargo, es una práctica que viene de Europa y el mundo anglosajón hacerlo para ayudar al medio ambiente. Desde que empecé, me he dado cuenta de que hay varios cuentapropistas inmersos en esto, y me gustaría que fueran muchos más. Yo recuerdo que de niña mi mamá guardaba los papeles de los caramelos en la cartera por tal de no tirarlos en el piso, y eso siempre formó parte de mí.

»Aportar en este sentido ha sido una de mis intenciones. El negocio es lo práctico, producto, retribución, solvencia económica, pero quiero que EcoDeco Taller sea también un proyecto ambiental y de vida. Que las personas en sus casas se inspiren en nuestras creaciones e intenten hacer su propio mueblecito, para mí sería todo un éxito.

»No soy una ecologista empedernida, ni del Partido Verde; entiendo que es necesario consumir para vivir, pero mi contribución puede ayudar a concientizar. Ahora en el mundo se está hablando de responsabilidad social empresarial y en Cuba he visto muchos emprendedores que están trabajando desde esta concepción. Por ejemplo, se convocan para hacer limpiezas en la calle o en la playa, y son acciones que debemos fortalecer”.

Mas la conciencia de EcoDeco Taller no se circunscribe a la naturaleza. En sus inicios, calibraron los instrumentos para reducir en la medida de lo posible los ruidos, además de limitar sus horarios para no molestar a los vecinos. En el poco tiempo de vida del proyecto, Shallya ha tenido que sortear no pocos escollos. Desde el peregrinaje para conseguir los insumos necesarios hasta saberse imponer, siendo joven y mujer, a sus trabajadores, en un ámbito principalmente masculino. Como muchos otros integrantes del sector privado, agradece la reciente posibilidad de importar, y con esto, crecer sin que se desabastezca el mercado nacional:

“Conseguir tornillos, puntillas u otros insumos es sumamente complicado y caro. Creo que estas medidas debieron aprobarse hace muchos años, pues no todo el mundo tiene facilidades para salir del país a comprar sus productos, y es algo imprescindible para un mejor servicio. Cuando yo pueda importar puntillas seré la mujer más feliz del mundo, porque a veces hasta sueño con ellas. Ahora mismo me pidieron unos baúles y no sé dónde haya bisagras; incluso, algo tan simple como la soga, a veces se pierde”.

 


 

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