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Cuba

Otra denuncia de restos desaparecidos en cementerio cubano

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La policía de Manzanillo, Granma, investiga la desaparición de unos restos del cementerio de esa ciudad.

Una familia de Manzanillo, Granma, escribió el pasado 2 de abril a la sección Acuse de Recibo del diario oficialista Juventud Rebelde para hacer una denuncia más que sensible: la desaparición de unos restos en un cementerio de Cuba.

La misiva la escribió Maritza Sotto Oduardo. La “denunciante” alega que los restos de su padre, Rubén Sotto Ortiz, desaparecieron del cementerio de Manzanillo luego de ser exhumados el 13 de noviembre de 2019.

Ese día, los restos de su progenitor fueron depositados en una caja de metal, identificada por fuera, y se depositaron en un cuarto dentro del cementerio hasta que hubiesen nichos disponibles. A Maritza le pidieron un teléfono.

Sin embargo, nunca la llamaron. Pasó el tiempo y el 18 de febrero de 2020 su hermano se personó en el cementerio. Allí le asignaron un nicho y le dieron un turno para cuatro días después.

El 22 de febrero todos los hermanos acudieron al cementerio de Manzanillo para depositar los restos de su padre en el nicho; pero cuando entraron al cuarto… ¡la caja de metal había desaparecido!.

Le pidieron de plazo dos días para investigar. Nada. No aparecían los restos en el cementerio. Ni en un cuarto ni en otro.

La madre de Maritza se fue a la unidad de la policía el día 29 de febrero para hacer la denuncia. El 3 de marzo le asignaron un investigador. Transcurrió marzo entero y el investigador jamás fue a entrevistarse con nadie de la familia.

Otro investigador para el caso

El Jefe de la Policía de Manzanillo, confrontado por la mamá de Maritza, nombró otro investigador para el caso el día 1ro de abril, y citaron a los tres hermanos para una entrevista una semana después.

El día antes del  de la cita, o sea el 7 de abril, el director de Comunales se apareció en casa de Maritza para informarle que debían ir al cementerio pues “habían aparecido los restos”.

Cuando fueron al cementerio al otro día, les mostraron unos restos que no correspondían a los de Rubén Sotto Ortiz. En el cementerio les dijeron que llevarían los restos a Medicina Legal.

Días después fallece el administrador del cementerio. En casa de la mamá de Maritza, la viuda de Rubén Sotto Ortiz, se personó la persona que quedó a cargo del camposanto. Les mostró la tapa de la caja de metal donde habían sido guardados los restos de su padre.

“La hallamos entre unos escombros”, le dijeron.

“Estaba, decía Maritza, aturdida y consumiéndose de dolor y tristeza una anciana de casi 80 años, diabética y cardiópata, al saber dónde fue hallada la tapa que guardaba los restos de mi papá. ¿Hasta dónde llega la insensibilidad de personas como estas, trabajando en un lugar tan sagrado para los seres humanos, y hasta qué punto podemos confiar en que nuestros seres queridos descansen en paz?”, se preguntaba Maritza en su carta del 2 de abril.

¿Quiénes serán las próximas víctimas si no acabamos con el mal trabajo, la falta de control, el robo y la insensibilidad humana?», argumentaba.

Por si fuera poco, ella denuncia que en Manzanillo todas las autoridades conocían del hecho. Y sin embargo, todas le daban largas al asunto.

Ahora, responde Julio Maceo Roble, director de la Unidad Presupuestada Servicios Comunales de Manzanillo.

La respuesta del “gobierno”

Dice Maceo Robles que a partir de la denuncia hecha por Maritza aparecida en el diario Juventud Rebelde, “se creó una comisión para investigar el hecho”.

Los restos nunca aparecieron. Fueron robados o vendidos. Al gobierno no le quedó más remedio que sancionar al subdirector general de esa entidad, y aplicar la separación definitiva del sector a los demás involucrados en el hecho.

“(…) aún queda pendiente la tramitación de la denuncia policial por los miembros del Ministerio del Interior con respecto a los presuntos acusados por estos hechos tan lamentables, de la pérdida de restos óseos presentes en el cementerio de la ciudad de Manzanillo. Solicitamos disculpas por todo lo anteriormente ocurrido”, concluye Maceo Robles su respuesta.

Se trata de un robo -¡uno más!- de restos humanos, por la falta de control de la administración de un cementerio.

Ariel P.

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