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Cuba

¿Qué dicen los cubanos de las nuevas medidas económicas?

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Texto y fotos: María Carla Prieto

En las calles los cubanos hablan de las nuevas medidas económicas y si esto les cambiará o no la vida

Los cubanos se muestran expectantes ante la buena nueva: podrán importar productos a precio de costo. En la calle no se habla de otra cosa.

El proyecto, en fase experimental, comenzará a implementarse desde el día 30 del presente mes en 13 establecimientos, 12 de ellos en La Habana y otro en Santiago de Cuba. Entre los artículos de comercialización inmediata están los aires acondicionados de una tonelada, freezers, televisores de gran formato, refrigeradores de gama alta, lavadoras automáticas, hornos, sandwicheras y microondas. Asimismo se garantizará la entrada de productos de gama media para beneficio de los ciudadanos.

Galerías de Paseo se prepara para recibir sus lotes de mercancías. Aunque actualmente el supermercado está en proceso de remodelación, no fueron pocos los que se acercaron en busca de información más específica.

“Hoy hemos tenido muchísimas visitas, pues a la gente le quedaron dudas. Nosotros no podemos responder a todas las preguntas, porque la reunión donde nos darán detalles, no se ha hecho”, explica Yaima, dependienta del departamento de electrodomésticos en Galerías de Paseo.

“Tenemos orden de vender lo que queda en el almacén, a fin de reabastecer con efectos nuevos toda la tienda. De lo contrario, se rebajaría el precio de aquellos en existencia, dependiendo de la fecha de importación”, añade.

Los trabajadores del Focsa no tienen aclaraciones relevantes. Pero la joven de la caja se muestra optimista: “Esta decisión debió tomarse hace tiempo. El gobierno siempre importó los productos a precios inaccesibles, por eso la gente no los compraba”.

“Las piezas estaban en las unidades durante mucho tiempo”, expresa. “Salvo ventiladores, baterías y productos menores, lo demás se mosqueaba aquí o peor aún, se rompían poco tiempo después de vendidos”.

Esta situación generó desconfianza entre los usuarios, quienes preferían gastar una suma considerable en un producto de calidad, a adquirir uno de dudosa garantía.

“La protección de las TRD (Tiendas Recaudadoras de Divisas) no es del todo así. Mi esposo y yo, por ejemplo, compramos una lavadora automática. Costó 365 CUC. Se rompió. ¿Cuál fue la solución? Remendarla en lugar de ofrecernos una nueva”, cuenta Edelmira, de 50 años.

Pedro conduce un bicitaxi. Hoy salió a pedalear contento. Cuando indago, sonríe: “En el banco, aparte de dinero del impuesto, tengo algo guardadito. Con las nuevas leyes podré poner mi casa decente, en definitiva uno trabaja como un mulo con un solo fin: vivir como las personas”.

Ayer las autoridades especificaron que serán muy rigurosos en la lucha contra el acaparamiento, mas la incredulidad persiste: “Si a veces el Estado no puede ofrecerle a la población artículos de primera necesidad, pues los revendedores son muchos, no imagino el método a usar para combatirlo”. Los actuales no son para nada efectivos. “La gente se cuela por el hueco de una aguja. Fulano le puso el dinero en la tarjeta a Mengano para hacer la compra, después le paga. Al final, se acaban las cosas, quien no alcanzó debe buscar entonces al vendedor privado”.

Es precisamente el sector no estatal la principal preocupación de algunos cubanos. “Les estamos ahorrando el pasaje. Si no se pone un límite de importación por persona, quienes más tienen entrarán mayor cantidad de productos”.

Los comerciantes privados, conocidos como mulas, están tranquilos. “Todavía no se han puesto las reglas del juego. Siempre habrá quien prefiera saltarse el papeleo, hay mil posibilidades”, comenta Roberto, joven vendedor de zapatos de la calle Galiano.

Lidia comercializa por encargo hace unos cinco años, pero no teme cambiar de giro. “Se pueden hacer los contactos, tú sabes, la amiguita mía te lo agiliza por un poquito más de dinero o se pone uno a vender los turnos, como en las embajadas. Debemos tener mente abierta para buscar un nuevo negocio, obteniendo iguales beneficios y, de ser posible, en la misma rama. Como dicen los abogados: aprovechar el vacío legal”.

El burocratismo es un riesgo a correr. Sin embargo, la ilusión está. Laura vaticina grandes hordas de clientes. “Este banco siempre está lleno, pues es uno de los más céntricos. Seguro a partir del lunes próximo se pone peor, pues se podrán habilitar las cuentas bancarias”.

Esta vez es el pueblo quien tiene la última palabra. Los cambios en la calidad de vida, a medida que las personas de ingresos medios o bajos adquieran los productos, serán el verdadero medidor.

 


 

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