Cubanos marchan por la diversidad, sin permisos y con represión

Por Fernando Vargas

Luego de la reforma constitucional han emergido a la luz demandas insatisfechas y la presencia en el espacio público de nuevos actores sociales. La necesidad de una Ley de Protección Animal dio pie a la primera marcha independiente lícita en el país luego de mucho tiempo. El acontecimiento, aunque le costó días más tarde el puesto al funcionario que emitió la autorización, demostró la capacidad de convocatoria de las redes sociales.

El sábado 11 de mayo un segundo llamado movilizó alrededor de 300 personas, esta vez, sin pedir permiso. Solo pocos días antes de la celebración del Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), dirigido por Mariela Castro Espín, publicó en sus redes sociales un aviso de suspensión de la ya conocida conga organizada por la institución, debido a “las nuevas tensiones en el contexto internacional y regional”.

Aunque precisaron que esto no implicaba dejar de realizar otras actividades, ni que la conga no se organizaría en próximos años, muchos quedaron inconformes con la ambigua justificación. Jancel Moreno, activista LGBTIQ+, quien gestiona el proyecto @damelamano, le expone a Cuballama la importancia de hacerla precisamente ahora: “Estamos en un momento histórico, pues nos van a plebiscitar nuestros derechos, algo que constituye una violación. Esta conga es fundamental para darnos visibilidad”.

Un trabajador del CENESEX, que prefirió mantener el anonimato, esbozó una posible razón: “Pienso que se suspendió por miedo a las iglesias. Ni siquiera creo que hayan amenazado con hacer algo, más bien unos funcionarios homofóbicos vieron la oportunidad de sacarse la espina, en un contexto adverso. La política es sucia, y otra vez nos sacrificaron. Pero fue un error de cálculo, los más afectados han sido ellos mismos”.

Ninguna de las fuentes entrevistadas supo decir de dónde vino la primera convocatoria, mas varios carteles, con diferentes diseños, llenaron las redes sociales. El inicio de la marcha se marcó para el Parque Central entre las 4:00 y las 4:30 pm. No se pidió permiso, pues la suspensión de la convocatoria oficial se divulgó con pocos días de anticipación.

El CENESEX llamó a la comunidad LGBTIQ+ cubana a la disciplina y a “no sumarse a provocaciones o ataques prejuiciados políticamente”; además anunció, a última hora, una fiesta simultánea a la manifestación con los modelos del Proyecto Divino, famosos por ser los únicos autorizados a hacer stripteases en instituciones estatales. Se notificó, asimismo, la presencia de otros artistas como Osdalgia, quien confirmó luego, por las redes sociales, que no se encontraba en La Habana.

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A pesar de esto, entre 250 y 300 personas se fueron agrupando a los pies de la estatua de José Martí en el Parque Central. Algunos eran activistas conocidos; otros, médicos, maestros, cineastas, artistas… Entre ellos se encontraba Gigi Maduq, con más de 9000 seguidores en Instagram. La modelo e influencer explicó a Cuballama las razones que la llevaban allí: “Por mi profesión, tengo muchísimos amigos pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+ que luchan a diario por tener una plataforma dentro de la sociedad. Lo que está pasando aquí es una muestra de que no importa si los organismos quieren suspender este tipo de cosas, estamos luchando por la inclusión”.

Sobre las 4:45 empezó el “peregrinar” por todo el Paseo del Prado. Policías ubicados en las esquinas de la avenida miraban con alerta el colorido desfile. Los gritos de los manifestantes remitían a consignas conocidas como: “sí se pudo, sí se puede y sí se podrá”, jugaban con eslóganes: “por mis derechos, lo más grande”, o protestaban por la suspensión oficial: “oye, no necesitamos conga”. Algunos curiosos se sumaron a lo que parecía una fiesta y compartieron en un clima de armonía. Al llegar a la intersección de Prado y Malecón un cordón policial interrumpió el camino. Un grupo de obreros descargaban un camión y observaban con asombro lo que ocurría, pero luego de la sorpresa inicial, terminaron bailando con los dicharachos improvisados por los activistas, mientras hacían su faena.

Todo parecía ir bien hasta que algunos manifestantes intentaron cruzar el cordón; entonces se generó un momento de tensión y “de la nada” salieron hombres vestidos de civiles que, ante la vista de todos, golpearon a los científicos disidentes Ariel Ruiz Urquiola y Oscar Casanella, además de llevarse a los periodistas Boris González e Iliana Hernández, junto a Yennia del Risco y Yasmany Sánchez.

Luego un uniformado intentó “dialogar” con los presentes: “La marcha no estaba permitida. Todos vemos noticias y sabemos lo que pasa en el mundo cuando no se acata la orden de una autoridad policial. Están incurriendo en un delito de desorden público. Dicen que no los dejan manifestarse, pero la Jornada [contra la homofobia] ha tenido un grupo de actividades. Ayer hubo una gran gala en el teatro Karl Marx, y ahora hay una actividad en el círculo social José Antonio Echeverría; pueden ir para allá, los invitamos. Pero es necesario retirarse de esta zona”.

Ofreció transporte para quienes quisieran desplazarse hacia la fiesta, nadie aceptó, y muchos respondieron con réplicas:

—Esta era la actividad más importante y la suspendieron.

—Nos vamos a quedar, esto es una zona pública. Estamos viendo la Bienal.

Un manifestante alzó su voz para preguntar:

—Usted tiene razón, no se pidió autorización, pero ¿por qué la Policía nos reprime cuando nos besamos en la calle?

—No sé por qué y no estamos aquí para discutir eso —respondió el agente.

Varios activistas, hombres y mujeres, subieron a los bancos del parque y comenzaron a besarse, mientras el resto aplaudía. Sin embargo, la mayoría de los participantes creyeron que la acción ya había cumplido su fin; otros, al ver lo que ocurrió con los detenidos, “pusieron sus barbas en remojo” y se dispersaron.

Cuballama se acercó a los manifestantes para saber sus impresiones. El cineasta y activista Damián Saínz valora la experiencia como peculiar y única: “Esta marcha no tuvo ninguna organización y eso, aunque pareciera malo, es muy bueno, pues no hay un líder, sino gente intentando existir. La vulnerabilidad que tenemos en este momento nos fortalece y nos hace ver quiénes están con nosotros y quiénes no, de manera más clara y sin hipocresía”.

Yadira, que acompañó a su hijo, comenta: “Esas personas tan aplastadas y marginadas durante años tienen todo el derecho a defender la posibilidad de vivir en un país que los respete. En cualquier ciudad del mundo, si esto pasa, la ley debe actuar y se crea una cadena de violencia. Yo considero que el objetivo se cumplió; sin embargo, se pudo haber evitado el caos callejero ofreciendo el permiso desde el inicio”.

Oscar López, un cubano radicado en Bélgica, marcha por primera vez con su comunidad: “Me sorprendió que llegara hasta aquí, creo que es un punto a favor. No la dejaron pasar al Malecón porque no estaba autorizada, no iban a permitir que acabara completamente. Sin embargo, si el año que viene hay otra, vendré seguro; me da igual si es institucional o no, pues lo importante es que la gente se exprese. Si lo pueden hacer de forma oficial, qué bueno; si tienen que quebrantar la ley para eso, me parece triste, pero es mejor a que no digan nada”.

Miguel Alejandro, uno de los integrantes del proyecto Trinchera Abierta que propone nuevas interpretaciones del marxismo alejadas de la visión dogmática estalinista, acudió con su novia. Para él, la lectura más interesante debe estar en cómo se relacionan el poder con la sociedad civil: “Esta idea de que el ciudadano decide movilizarse espontáneamente es algo nuevo para todos en Cuba y lo estamos viendo con mucha fuerza desde el tornado. Creo que los decisores no saben lidiar con eso. El punto es cómo van a procesar eso los órganos de gobierno, con una sociedad que se moviliza de manera independiente, que quiere hacerlo, más allá de una orientación. Si la marcha hubiera llegado al Malecón, lo más grave, serían las consecuencias normales de una fiesta”.

La periodista independiente Mónica Baró, finalista del prestigioso premio Gabriel García Márquez, le concede a Cuballama una breve entrevista: “El objetivo se cumplió. Visibilizar en un barrio tan céntrico, pero a la vez con tanto machismo, a esa comunidad, fue un logro importante y satisfactorio. La represión fue innecesaria. Había algunos que estaban siendo vigilados desde el inicio. No es casual que las personas detenidas ya lo hayan estado otras veces. En un momento de discrepancia entre las autoridades y los manifestantes fueron ellos los primeros con quienes cargaron.

»La decisión inteligente por parte del CENESEX hubiera sido sumarse. Tener un poco de humildad y decir ‘nosotros pensamos en un momento que no era una buena idea hacer la conga’ pero que recapacitaron al ver que la gente tenía deseos de marchar pese a las ‘circunstancias internacionales’. Si esto hubiera ocurrido, nadie se lo hubiera impedido, todo hubiera acabado de forma feliz.

»Como testimonio para la sociedad civil cubana, dejó que es posible organizarse, usar las redes sociales y estas nuevas herramientas para tratar de defender lo que creemos”.

Al otro día no faltaron comentarios en el ciberespacio a favor y en contra. Las imágenes, tanto de la represión como del resto de la marcha, fueron ampliamente compartidas. Las opiniones son diversas. Algunos potenciaron el “fiestón por la diversidad” celebrado en el círculo social José Antonio Echeverría y posaron junto al famoso actor porno puertorriqueño Antonio Biaggi, presente con una credencial de VIP. Otros, como Norge Espinosa, les reprocharon que, mientras ellos se divertían, había personas sufriendo violencia policial.

El crítico de teatro y autor del poema “Vestido de novia”, uno de los primeros activistas LGBTIQ+ cubanos, en conversación con Cuballama, expuso sus criterios sobre la estrategia que debería seguir el movimiento a partir de ahora: “La marcha ha significado un antes y un después que espero no quede en simple noticia. Se trata de una iniciativa que funcionó, contra muchas fuerzas que se le oponían. Ojalá implique un replanteo de luchas y debates, hacia dentro y fuera de dicha comunidad, y nos lleve a puntos más sólidos de visibilidad y responsabilidades concretas. De algún modo ha sido un exorcismo, una metáfora que asegura la ganancia de una voz. El reto, ahora, es usarla con las palabras más agudas para seguir la lucha”.

Otro de los criterios más visibles fue el del cantautor Vicente Feliú, compartido por Silvio Rodríguez en su blog Segunda Cita: “La represión absurda, vergonzante, peligrosamente evocativa, de la marcha gay de esta tarde es definitivamente indefendible. Y para mí está claro que subsisten tendencias muy negativas y retrógradas dentro de algunos decisores con mucho poder, que restan cada vez más y enquistan al país, y a este pueblo que tiene cuerda para mil años, pero está cansado de las chapuzas, de las mentalidades que tienen que acabar de ser cambiadas o nos van a hundir en el mar de la desidia…”.

Por parte de la institucionalidad cubana, Mariela Castro, directora del CENESEX, calificó el acontecimiento como “show convocado desde Miami y Matanzas”, y la primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Susely Morfa, se refirió a él como: “una provocación orquestada por los Estados Unidos para desestabilizar el gobierno”.

Sin embargo, testimonios de artistas, activistas y cubanos de a pie aseguran que la marcha fue protagonizada por sectores de la sociedad civil, que cada vez precisan menos de “convocatorias oficiales” para luchar por lo que creen justo, necesario y urgente.