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Cuba: Trenes chinos acumulan sus primeras quejas

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Un equipo de trabajo del Telecentro SolVisión en Guantánamo se encontraba en el andén a la espera de declaraciones de los recién llegados; lejos de recibir comentarios positivos, las quejas por el mal servicio no se hicieron esperar.

Un reportaje de TvSolvisión de la provincia de Guantánamos, da cuenta de lo que sin dudas son las primeras quejas de la población en contra de los llamados “trenes chinos”, un servicio que recién comenzó con la inauguración de tres rutas Habana-Santiago, Habana-Manzanillo y Habana-Guantánamo y que al parecer ha tenido dificultades en el arranque.

El primero de ellos, el que salió el pasado sábado hacia Santiago de Cuba llegó con un buen retraso. Periodistas de medios nacionales que se encontraban esperando la llegada del tren por un momento se dieron cuenta de la demora y cuando indagaron por el retraso, y las causas no supieron decirles. Cuando preguntaron donde estaba les dijeron “no sabemos”. Para un tren moderno que se precia hasta de tener su propia app, resultó poco comprensible que el tren “se perdiera del mapa” antes de llegar a Santiago y que llegara tarde, además.

Con respecto al que llegó ayer a Manzanillo, provincia de Granma, no trascendió problema alguno.

Sin embargo, al parecer, todo el “mal de ojo” lo agarró el que presta servicio a Guantánamo.

En la estación de trenes se encontraba un equipo de trabajo del Telecentro SolVisión a la espera de declaraciones de los recién llegados; lejos de recibir comentarios positivos, las críticas por el mal servicio no se hicieron esperar.

Dunia Portuondo, una de las entrevistadas, señaló que no se permitió ingresar comida a los vagones y durante las 18 horas de viaje no se vendió comida a pesar de que se había dicho que existiría este servicio en todos los trenes.

Alicia Grimón, no solo se quejó de la comida prometida.

“Nos dieron una merienda por la noche, no nos permiten bajar a comprar nada, los baños se desbordaron de orines, no podíamos entrar” comentó.

Ibis Wilson también se quejó de los baños; mientras que a  María Laudelina le vendieron gato por liebre. La mujer tuvo que pagar un trayecto completo aunque solo pensaba viajar un tramo.

Las quejas no se quedaron ahí; Genaro González se molestó y mucho, por el retraso del tren. Al pobre hombre le hicieron estar tres horas antes en la estación, como si fuera un viaje internacional por avión, y una vez allí debió esperar 4 horas por encima de la hora programada de salida.

Genaro, además, se quejó de la ausencia de venta de comida en el tren.

Fueron 18 horas de viaje, no tan placenteras como cientos de pasajeros confiaron que serían. Esperemos que sean las últimas quejas.

Con Información de TVSolVisión

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