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Coronavirus Cuba

Cuba comenzará a probar vacunas en pacientes pediátricos

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Pacientes pediátricos a partir de 5 años comenzarían a recibir los candidatos vacunales Soberana 01 y Soberana 02

Vicente Vérez Bencomo, director general del Instituto Finlay de Vacunas, ha confirmado en encuentro virtual con directivos de la Organización Panamericana de la Salud, que a fines de febrero se iniciarán “ensayos con los candidatos vacunales Soberana 01 y Soberana 02 en pacientes pediátricos”.

Según la nota de la Agencia Cubana de Noticias, los dos candidatos vacunales se probarían de principio en pacientes de entre cinco y 19 años.

No obstante, Vérez Bencomo se refirió a que se valoraría en un futuro la aplicación de Soberana 01 y Soberana 02 en menores de cinco años, pues -aclaró-  “la edad de cero a cinco años resulta la más vacunada durante toda la vida y constituye una intensidad de vacunación muy alta”.

La pandemia sigue amenazando con descontrolarse en la mayor de Las Antillas, que al cierre de este pasado sábado registró unos 1012 casos de coronavirus, la primera vez que esto ocurre desde marzo pasado, cuando se dio a conocer sobre el primer positivo.

Precisamente Amilcar Perez Riverol, el biólogo cubano que durante la pandemia ha realizado los análisis más esclarecedores sobre contagios y cifras de coronavirus en la isla, alertaba hace pocas horas de lo esencial de no saltar las etapas fijadas para cada candidato vacunal, aunque los casos crezcan.

Decía Perez Riverol: “este récord de 1012 confirmados en un día, asustan, la solución no está en exigir como sociedad que se violenten las etapas de evaluación de los candidatos vacunales, y mucho menos su aplicación prematura”.

El biólogo argumentaba entonces en cinco puntos por qué no se debe aplicar de forma prematura ningún candidato vacunal:

1. Exponernos a reacciones adversas graves y por tanto arriesgar la salud de las millones de personas sanas a las que fuese aplicada.
2. En caso de baja eficacia, su aplicación masiva causaría un efecto contrario al deseado–potenciaría los contagios– pues crearía una falsa sensación de protección.
3. Echaría por tierra todo el trabajo de meses. Cada una de las etapas de evaluación son necesarias para corregir fallos y optimizar diferentes variables: formulación, dosis, esquema de inmunización, población diana.
4.Una vacuna de eficacia sub-óptima contribuiría a seleccionar variantes con mayor capacidad de evasión del sistema inmune que podrían causar rebrotes mayores y más casos de reinfección.
5. Impactaría negativamente la confianza no solo en esta, sino en las vacunas en general, disminuyendo potencialmente la adhesión a la vacunación en la sociedad.

Perez Riverol es tajante al respecto y concluye: “La solución definitiva, es aplicar una vacuna, propia o comprada, EVALUADA Y APROBADA para su uso”.

Andreu Romero

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