Constancia: un central dormido y un poblado fantasma

Texto y fotos: María Carla Prieto

Hace más de 20 años el central Constancia no muele caña. ¿Bajo qué criterios se desmanteló?

La localidad de Constancia, en Cienfuegos, siempre fue alegre. Estaba en los alrededores del central azucarero del mismo nombre, propiedad antes del triunfo revolucionario de Fulgencio Batista y la familia De la Riva. Este ingenio era uno de los más productivos de Cuba. Sin embargo, permanece inactivo desde hace más de 20 años. ¿Bajo qué criterios se desmanteló? ¿Qué cambios ha traído?

Según Irán, vecino del lugar, las autoridades se justificaron diciendo que no tenían una plantación de caña suficiente para abastecerlo, mas no parecía este el motivo real: “El terreno correspondiente al sembrado está ocupado hoy por la Ciudad Electronuclear, proyecto acometido por el país en colaboración con la antigua Unión Soviética, cuyo funcionamiento, ¡gracias a Dios!, no vimos. Construyeron en ese espacio y el central se paró”.

De acuerdo con el testimonio de los pobladores de Constancia, las piezas, aun en óptimo estado, fueron destinadas a sustituir las de otras fábricas. “Fue algo súbito. De repente comenzaron a entrar unos camiones desconocidos, los cuales salían con cargas solapadas. Después de eso no se molió”.

El cambio no se hizo esperar. Casi inmediatamente, las dependencias municipales se trasladaron a Abreus, lo cual obligó a los moradores del consejo popular a tramitar 8 kilómetros más lejos sus diligencias, pero esta vez con una clara desventaja desde el punto de vista del transporte.

“Al detenerse la producción de azúcar, desaparecieron todos los carros que llevaban el producto a los diferentes destinos. De ese modo, se dificultaron los viajes en general, pues no entraban vehículos al pueblo”, nos cuenta Zoila, extrabajadora de la dependencia de Vivienda municipal.

La vida cultural de Constancia

Igualmente, la vida cultural entró en decadencia. “En aquellos años había muchas fiestas. Hacíamos la celebración por el fin de la zafra, teníamos dos piscinas en constante actividad, además de cafeterías y salones de baile”.

En la actualidad, quienes allí residen deben conformarse con la Fiesta del Carbón, en el mes de mayo, y una discoteca abierta solo los sábados. El poco tráfico de personas llevó al cierre de varios centros recreativos. Fuera de estas fechas, el poblado está muerto.

Otra afección indiscutible está relacionada con el funcionamiento de la fábrica de papel. Con el central en actividad, el bagazo iba a parar allí casi de manera inmediata, pues ambas dependencias están separadas por escasos metros.

“Ahora producimos si nos mandan algún camión de cartón desde otra provincia. No procesamos casi nada, por ende, los salarios son bajísimos” explica Eduardo, custodio de la entidad.

De manera general, Constancia se convirtió en un pueblo fantasma apenas dejó de contar con el central. En la actualidad, el país trabaja en la recuperación de la industria azucarera, dada la imposibilidad de cumplir con la demanda nacional. Datos de la prensa oficialista refieren que la provincia de Ciego de Ávila incumplió su producción en un 19% en la pasada temporada, y Guantánamo lleva 8 años sin poder llegar a los planes.

 

 

Sin embargo, ya es tarde. Nada devolverá el Guillermón Moncada –nombre actual del centro productor- el esplendor de antaño. “Ahora es una armazón negruzca de óxido, con yerbas por todas partes. El almacén es la única parte que aún se aprovecha”, nos cuenta Magali, la panadera del pueblo.

Al caer la tarde no pasa nada más. Un pueblo de campo común, donde la gente duerme temprano. Ranas y grillos son los sonidos para escuchar, luego del pito de la papelera, a las 11 de la noche; y todo esto mientras el Guillermón duerme.