EEUU
Una ciudad donde todo el mundo vive en el mismo edificio
Una ciudad en EE.UU. es conocida como “la ciudad del mismo techo”. Allí, el 95 % de la población reside en un mismo edificio.
En total son 334 personas.
No hay dudas que Begich Towers es “una ciudad singular”. Allí, en esa ciudad de Alaska, EE. UU., todos sus residentes viven en el mismo lugar: un edificio.
La ciudad -entiéndase “edificio”- alberga el 95 por ciento de los residentes del lugar. Tienen además una escuela y una oficina de correos. Una iglesia, una escuela de kayak, una clínica, naves, un supermercado… ah, y una estación de policía, ¡claro! Esto no puede faltar. Al parecer no hay un cuartel de bomberos, pero tienen un lago enfrente, así que con una manguera puede que resuelvan en caso de incendio.
No por gusto el nombre de la ciudad, que verdaderamente es este, Whittier, ha sido “renombrada” como “la ciudad bajo un mismo techo”. Y ese “mismo techo” es el de “el edificio”, que se llama así: Begich Towers.
La ciudad de Whittier vista desde el espacio. Allí viven solo 334 personas.
Recientemente, es verdad, se inauguró otro edificio, pequeño, donde reside el 5 por ciento de la población restante. Pero sí, hasta hace poco ¡había un solo edificio en la ciudad! Y todos vivían ahí.
¿Cuántos viven en ese edificio? 318 personas. En el otro, 16.
A la ciudad solo se puede acceder en bote o a través de un túnel de 4 kilómetros de largo, que se cierra entre las 10:00 pm y las 5:00 am, lo que significa que nadie puede entrar o salir de la ciudad que está situada está a solo una hora de la ciudad más grande de Alaska, Anchorage, la capital.
Begich Towers se había utilizado para viviendas militares durante la Guerra Fría, y el lugar es “especial”. Allí no dejan que nadie compre propiedades o terrenos para construir una casa. Si quiere comprar, tiene que comprar un apartamento. O en el edificio donde vive todo el mundo, o en el otro, donde solo viven 16 personas.
Lo mejor es que ¡hay empleos para todos! Según cuenta una residente, todo el que quiera trabajo lo tiene, ya sea en el ferrocarril, en la escuela, la clínica… aunque algunos prefieren viajar todos los días, dos horas, una de ida y otra de vuelta, y vivir en Anchorage, donde hay más opciones.
Lo más difícil que yo veo, dentro de toda esa soledad, es que como bien reza el refrán, “pueblo chiquito, infierno grande”. Allí “en el CDR”, todo el mundo debe saberse la vida de cada cual, como si fuese la vida propia.
Roberto A.
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