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Cuba

Cienfuegueras sin almohadillas sanitarias Mathisa

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Las mujeres cienfuegueras no ven almohadillas sanitarias Mathisa desde octubre del 2020. Las compran en el mercado negro a 250 pesos.

Eso, o picar un mosquitero y meterle algodón dentro.

¿Las almohadillas sanitarias se fueron a bolina? Esa es la pregunta que se hace esta mañana Zulariam Pérez Martí, periodista del diario oficialista 5 de Septiembre, de Cienfuegos, cuando a nombre de todas las mujeres cienfuegueras nos dice que desde octubre de 2020 no se reciben almohadillas sanitarias en los almacenes de Emcomed de Cienfuegos. Y si no están en los almacenes…

Nos dice Zulariam que las cienfuegueras enfrentan ahora mismo un gran dilema. No hay almohadillas sanitarias Mathisa -las de producción nacional, las más baratas- y por tanto tienen que morir ellas en el mercado subterráneo. Allí, las conocidas “íntimas” cuestan cuatro veces el valor de su precio original.



250 pesos cuesta un paquete de íntimas Mathisa y como esos 250 pesos son más necesarios para comprar ajo, cebollas y tomates -o cuatro libras de carne de cerdo sin limpiar, pues en Cienfuegos está a 60 pesos- pues a no pocas cienfuegueras les ha tocado bailar con la más fea. Esto es: picar gasa y meterle algodón dentro.

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Según cifras, más de tres millones de mujeres necesitan cada mes este producto en la isla y como no hay, ¡lloran los monederos!, porque tienen que comprarlas bien caro.

Apunta Zulariam que la Empresa de Materiales Higiénicos Sanitarios (Mathisa) cuenta con nueve líneas de producción y que Cienfuegos, para cubrir su demanda mínima, necesita como mínimo un millón 695 mil 40 paquetes en un año.

En el año 2020, el 33, 8 por ciento de las necesidades de la población femenina en edad fértil, quedaron en el camino. La industria solo pudo proveerles a las cienfuegueras el 66,2 por ciento de lo demandado.

26 farmacias en la cabecera provincial no llegaron a recibir ni ocho veces la cantidad mensual necesaria. En municipios como Lajas y Cruces, sí recibieron el 100%.

Una de las cienfuegueras entrevistadas en la calle dijo que en su casa se las vieron “negras” cuando llegó “la roja” y no tenían íntimas para satisfacer sus necesidades, que son bastantes pues son tres en su casa y, como norma, las mujeres en período menstrual necesitan cambiarse las almohadillas cada cuatro horas como máximo. Es obvio que ante la escasez, esta “ley ginecológica” se viole, y las cienfuegueras y cubanas en general apliquen el Plan B: revisan y si no tienen mancha, sigue. Y si tiene poca, se evalúa si aguanta más o no.

Que sean Mathisa, o una de mejor calidad, no importa tanto como que haya. Recientemente en el país se aprobó una empresa en el Mariel, vietnamita, que se supone pueda contribuir a solucionar gran parte de este “problema”, provocado dicen por culpa de la curiosidad de Adán y Eva por comerse la manzana prohibida.

Mitologías o religión aparte, lo que urge en Cienfuegos es que aparezcan las Mathisa, a fin de que las cienfuegueras no tengan que picar un mosquitero.

Ya de paso, si aparece Mathisa, que aparezca Matilda.

Ariel P.

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