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Cuba

Las almohadillas sanitarias: otro producto en falta

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Por Vladia Rosa García

Las mujeres cubanas enfrentan el desabastecimiento de almohadillas sanitarias

El problema de las almohadillas sanitarias es histórico en la sociedad cubana. La mala calidad y lo habitual de su escasez en los puntos de venta caracterizan el devenir de tan imprescindible complemento en la vida de la mujer.

En edad fértil, en la isla desde los 10 años hasta los 55, el gobierno garantiza un paquete a cada fémina por un costo de 1.20 CUP en las farmacias, y a través de la libreta de abastecimiento. Lo que sucede es que no siempre cada 28 días se disfruta de este “privilegio”.

“Están perdidas. La solución ahora es dártelas cuando lleguen. Se pasan seis meses en falta y luego recoges los seis paquetes juntos. Así no se resuelve nada porque el ciclo menstrual no espera”, comenta Clara a sus 38 años.

Ante el déficit, el gobierno ha tomado como alternativa sustituirlas por el algodón, y da un sobre por núcleo familiar. “No es lo mismo, para nosotras es más incómodo. Hay muchas personas que no les gusta por las molestias que causan como la irritación en los órganos genitales y por tanto tienen que recurrir a las tiendas en divisa”, afirma María Carla, estudiante universitaria.

En las TRD, los precios para las denominadas íntimas oscilan desde los 2.90 hasta los 8 CUC, en dependencia de la marca y el lugar de origen. “A veces uno puede hacer este gasto, pero para una trabajadora normal es imposible recurrir cada vez que te haga falta. En mi domicilio somos tres mujeres. Imagínese la cantidad de dinero que supone la frase este mes no van a entrar”, relata Keyla.

cartas desparramadas por accidente

Durante marzo del 2018 la producción de almohadillas sanitarias se detuvo en espera de materias primas. De los diez elementos indispensables en su confección, ocho se importan de países como Italia, España y China, según la prensa oficialista. Para el año en curso se esperaba la inauguración de una nueva fábrica de inversión vietnamita en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, que garantizaría el abastecimiento.

Mientras tanto, los locales especializados en la venta de íntimas no tienen explicación para tan reiterada ausencia. En las calles aparecen a 15 o 20 CUP y “siempre, aunque la industria pare, puedes encontrarlas”, explica Raquel, trabajadora por cuenta propia.

Las quejas de la población también se dirigen a la calidad. “La mayoría son súper finas y las que tenemos abundante sangramiento utilizamos hasta cuatro diarias”, aclara Rita, una joven de 24 años. Además un único paquete no alcanza y “al final hay que buscarlas por la izquierda de cualquier manera”.

Al inconveniente se le suman que el pegamento utilizado no asegura la consistencia del material de relleno. “Tienes que estar pendiente porque lo mismo te manchas o se corren, y puede resultar muy vergonzoso”, expone una señora.

Esta es otra de las tantas dificultades a las que se enfrenta el pueblo y, sobre todo las mujeres en su cotidianidad. Algunas, como Lucía, quien ya sufrió los contratiempos de este tipo, y ahora vive la etapa de la menopausia, recuerda las artimañas a las cuales recurrió durante los años 90. “Estamos como el cangrejo, solo caminamos para atrás, en el momento menos pensado hay que ponerse trapitos en las partes íntimas para poder salir a la calle como cuando el Período Especial”.

 


 

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