Cuba
Los camiones en Cuba, un medio de transporte no siempre seguro
En camiones los cubanos viajan por casi toda la isla. No siempre son seguros, y algunos choferes permiten más pasajeros de los permitidos
Aunque se intensificó con la reciente coyuntura, el dilema del transporte es una de las grandes cuentas en el extenso rosario de dificultades con las que lidian los cubanos. Aparte del déficit de combustible y la carestía de los pasajes, persiste la escasez de vehículos para cubrir las necesidades de la población.
En la gama de carros que se dedican a trasladar viajeros de distintos puntos de la isla, destacan los camiones. Lo que en otros lugares del mundo pudiera ser un medio para conducir cargas, en Cuba es uno de los estandarizados para transportar ciudadanos.
“Todo chofer que se dedique al boteo quisiera tener uno. Les cabe personal y, por ende, cobras bastante”, cuenta Alfredo Barroso, conductor.
Este tipo de automóvil se ha insertado como una opción en casi todas las provincias. Es posible verlos en el trasbordo de transeúntes de La Habana a Matanzas, de Matanzas a Varadero o a Cárdenas, de la misma capital a cualquiera de las comarcas orientales y viceversa. Incluso, realizan viajes intermunicipales. Diversas opiniones merecen, pero la incomodidad y la inseguridad son de las que con frecuencia se les atribuye.
“Imagínate para recorridos largos son un dolor de cabeza. Cuando cogen carretera y aumentan la velocidad, te da la impresión de que brincan. Y esa sensación te acompañará durante todo el camino”, asegura Zaida Montero. “No es extraño que algunos se detengan a vomitar. Yo no me quiero acordar de la última vez que fui de La Habana a Matanzas en uno. Para colmo, los asientos son banquetas extendidas dispuestas en forma de hilera. No tienes donde recostar la espalda o la cabeza”.
Para Nuvia Sotolongo, si bien no son lo ideal, resuelven el problema. “Si no fuera por ellos, yo no pudiera ir a mi casa semanalmente. Los paneles pequeños se llenan con facilidad y a estos les cabe mayor cantidad de gente. Incómodos son, pero en algo hay que moverse, aunque, a veces, uno se juega ahí la vida”.
Yasser Portuondo, inspector de tránsito afirma que los camiones que se dedican a estas funciones deben cumplir una serie de requisitos para poder estar legales. “Lo primero es que no representen un riesgo para quienes los abordan. Por eso exigimos el famoso Somatón, o inspección técnica, que da la constancia de que la carrocería está en las condiciones idóneas. Lo otro, es que establecemos un límite de pasajes, en dependencia, por supuesto, de la capacidad. Todos deben ir sentados. Si se detecta algún incumplimiento se multa al conductor”.
Yolanda Arencibia considera que eso que estipulan los funcionarios es teoría. “En la práctica los choferes hacen y deshacen. Yo los he visto irse abarrotados con personas de pie, porque están desesperadas y necesitan llegar a su destino. Luego escuchas de los accidentes”.
“¿Tú no te has fijado cuántas desgracias han ocurrido en las Ocho Vías con esta clase de transporte? Van a todo reventar, les ponen asientos y más asientos. Finalmente llevan un peso que los supera. Se poncha un neumático y se viran como nada”, añade Rigoberto, chofer.
En noviembre de este año, varios sitios de prensa informaron que según el coronel Roberto Rodríguez Fernández, jefe de la Dirección de Tránsito de la Policía Nacional Revolucionaria, desde enero hasta el cierre de octubre de 2019, ocurrieron 7 800 accidentes de tránsito en Cuba, que dejaron un saldo de 5 735 lesionados y 490 fallecidos.
“Basta escuchar las noticias para percatarse de que en muchos de estos eventos desagradables están involucrados camiones con gente adentro. Han chocado con ómnibus, rastras, máquinas. Han muerto adultos, jóvenes, ancianos y niños”, lamenta Antonio Menéndez.
Texto y foto: Lucía Jerez