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Cuba

Assel y Landy: los médicos cubanos olvidados

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Se sucedieron los festejos y ni una sola mención del gobierno a los médicos cubanos secuestrados en Kenia desde abril pasado

Tocó el turno a quienes salvan vidas y en Cuba lo celebramos en grande. Todos los medios de comunicación saludaron la fecha. Documentales y reportajes sobre la encomiable labor de nuestros galenos se sucedieron durante la jornada.

El pueblo lo festejó igual. Cada uno de nosotros aprovechó el Día Internacional de la Medicina Latinoamericana para recordarle a nuestra persona especial, que por demás es trabajador de la Salud, cuánto le debemos.

Sin embargo, la felicidad en esta fecha hizo que muchos pasaran por alto a dos familias en específico. Dos miembros de nuestro personal sanitario no pudieron ser abrazados este 3 de diciembre.

Mientras cumplían misión internacionalista en Kenya, Landy Rodríguez y Assel Herrera fueron secuestrados y trasladados a paradero desconocido. Ocho meses después de la tragedia, el gobierno no menciona el caso incluso en esta fecha.

Una felicitación mediante su cuenta de Twittter por parte del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, la carta abierta llena de triunfalismos del ministro de Salud Pública José Ángel Portal Miranda y un almuerzo ofrecido en la Unidad Central de Colaboración Médica en el cual, a decir de una de las trabajadoras, “el arroz congrís estaba bueno, pero la carne de puerco dura”, fueron suficientes para que ni siquiera los compañeros de profesión reclamaran su ausencia.

Pero ¿por qué la jornada de ayer no se convirtió en un grito de protesta por su pronto regreso? Si marchamos por causas menos justas, más ajenas, ¿cuál es el motivo de que se silenciara el hecho?

Tal vez nuestras autoridades buscan mantenerlos con vida, cosa que quien escribe duda por la poca cobertura que se ha dado al suceso. Ni siquiera sabemos si están vivos, pues las últimas noticias sobre ellos datan de varios meses atrás. Me inclino a pensar que juegan con nuestra memoria: si olvidamos pronto el suceso, podrán seguir enviando cooperantes a países como Zimbabwe.

Mientras los gobernantes cubanos no hablan al respecto, dos familias viven con el miedo de recibir, en cualquier momento, la noticia fatal. Madres y esposas se levantan en la noche, angustiadas, con la sensación de no saber.

María Carla Prieto

 


 

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