“Aislamiento social”, culpable de desaparición del café en Cuba

Ahora resulta ser que el culpable de que no haya café en Cuba es el aislamiento social. Y claro, “el bloqueo”. Así opina el director de Cuba-Café.

El coronavirus ha sumado una nueva víctima a sus miles de muertos y ahora nos hemos enterado por boca de Antonio Alemán Blanco, director general de la Empresa Cuba-Café, que la desaparición del café en la isla tiene un culpable: el aislamiento social.

“Soy del criterio que el aislamiento social ha conllevado a que las personas tomen más café y esto ha disparado la demanda“, dijo este funcionario cubano en entrevista que le realizara desde Sancti Spíritus, Yosdany Morejón Ortega, Licenciado en Español-Literatura, pero periodista de Radio Vitral y colaborador del portal oficialista Cubadebate.

Al escucharle tales declaraciones a este “cuadro”, uno no sabe si aislarse menos socialmente o si por el contrario tiene que aguantarse las ganas… de tomar café.

Tal tontería puede equipararse a los 2000 kilómetros de tripas, o a las gallinas estresadas. O a la jutía y el avestruz que desarrolla en la isla Guillermo García Frías. Y de seguro es tan gracioso como que el Derrochador en Jefe de la República de Cuba, Ramiro Valdés Menéndez ande a cada rato pidiéndole a los cubanos que ahorren corriente cuando su casa en Santa Fe parece un estadio de béisbol por las noches.

Blanco se quedó Morejón al escucharle a Blanco decir tal cosa. El directivo luego, sin embargo, agregó que el plan se ha cumplido.

Lo que sucede, entonces, razona el funcionario, es que el café llega a las tiendas, o a algún punto de venta y se agota en minutos.

“No hemos tenido entonces la oportunidad de reaprovisionar el mercado para suplir una demanda que en condiciones normales, sí podíamos”.

Luego, porque claro, no podía faltar este otro culpable, Alemán Blanco le echó culpa también “al bloqueo norteamericano”.

“Nos ha impedido importar cierto nivel de materia prima de café que necesitamos para la preparación final del producto”, manifestó y es probable que se refiera al chícharo; aunque claro, obvia un detalle fundamental: el poco aprovechamiento de las tierras en Cuba.

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Basta darse un viaje por el oriente cubano y por el resto del país, para darse uno cuenta de la cantidad de hectáreas y caballerías de tierra que pudieran ser sembradas con café, por ejemplo, y no tener que estar importando nada del extranjero.

La entrevista cierra de modo magistral. Alemán Blanco reconoce sin recovecos que el país no está en condiciones de satisfacer la demanda actual a pesar de que la Empresa Cuba-Café no ha dejado de producir en ningún momento. Según el directivo la prioridad es la canasta familiar normada y esta está garantizada, incluso con un mes de antelación.

El funcionario reconoce haber hablado “con mucha claridad, y sin rodeos”, pero desesperanzado asume:

“Aun cuando realizamos un esfuerzo titánico, todavía no va a ser posible lograr el nivel de inventario que se necesita en las tiendas para que el pueblo pueda comprar el producto sin dificultad”, no sin antes pedirle “confianza” al pueblo.

“A todos les pido confianza. Muchos de los problemas económicos que actualmente atravesamos se van a solucionar, unos más rápidos que otros, pero la aspiración final es el encadenamiento productivo y el incremento de la oferta. Nosotros estamos muy conscientes de que el café para el cubano es primordial en su quehacer diario, forma parte de la rutina, así como de nuestra cultura e identidad; por eso, que no quepa duda, cada día nos esforzamos en mejorar la situación que hoy presentamos”, termina diciendo este hombre que, seguramente, tiene disponible cada mañana en su casa su coladita de café.

Y sin chícharos.

por Roberto A.

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