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Cuba

Los dilemas del agua potable en La Habana

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Por Silvia Alemán Fundora

Los residentes en La Habana se enfrentan cada día a una lucha para conseguir agua potable. Recorremos varios barrios de la capital de la isla para conocer la situación de los vecinos.

La entrada del agua se está volviendo una cuestión nocturna. En el barrio habanero de La Victoria, de donde parten las pipas hacia su destino –Nueva del Pilar y Clavel específicamente- se representa una de las paradojas más raras de nuestra administración.

“Hace un año aquí no faltaba el agua, ahora la tenemos a partir de las 6 o 7 de la noche hasta las cinco de la mañana”, nos comenta la joven Liliana, vecina de la calle Lindero.

Hace tres semanas, los vecinos de esta localidad permanecieron sin agua cerca de 48 horas “Cuando llamé a la empresa me dijeron que era un problema en la conductora, que no había bombeado suficiente agua durante el día, no nos explicaron más nada y el agua no llegó hasta las 8 de la noche del otro día”.

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Un año atrás, la empresa Aguas de La Habana acometió el reemplazo de las tuberías en la ciudad. En buena parte de los municipios de la capital, el cambio fue para peor.

En el pasado mes de marzo, los vecinos de la calle Oquendo 207 empezaron a tener dificultades con la entrada de agua. Para solucionarlo, obreros de la entidad antes mencionada cambiaron las tuberías que abastecen los apartamentos del solar. De este modo, los vecinos debían cargar con el agua desde la entrada hasta sus respectivos apartamentos.

Raquel nos apunta que después de esto “el agua dejó de entrar o lo hacía con menos fuerza. Establecimos turnos para que cada uno pudiera tener un poco. Muchas veces solo cogía agua un apartamento, y el resto a esperar hasta el próximo día de agua”.

Preocupados por esta situación, enviaron una misiva a la dirección provincial de Aguas…, para solucionar el problema. En esta solicitaban la regularización de la entrada del agua, pues las circunstancias “entorpecían el correcto descanso de las familias”.

Raquel fue la persona designada por los vecinos para realizar las gestiones pertinentes. En la Dirección Municipal de Vivienda consiguió que les asignaran una pipa, que debería abastecer el edificio en lo que se solucionaba el problema definitivamente.

“La primera pipa que vino me costó 15 CUCs y solo llenó el depósito comunitario, de las que nos debían mandar llegaron 2: una a las tres de la tarde y otra a la una de la mañana”.

El esposo de Raquel tenía un motor en su casa y se le ocurrió que tal vez podían poner un ladrón, que tirara del agua hasta la entrada principal y abasteciera a todos los vecinos. “Así eliminamos los turnos al menos, pero como el agua llega casi a las 9 de la noche y dura solo 6 horas, siempre hay alguien que se acuesta bien tarde en la madrugada”.

Sobre la carta “Pufff, quién sabe qué pasó con ella. Pa ná sirvió. Al final los vecinos con nuestros materiales, le pagamos 30 CUCs a unos muchachos para que nos instalaran el motor de manera permanente y nos arreglaran el pasillo, pues la empresa nunca volvió a sellarlo.”

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Vicky vive frente a la surcursal de Aguas de La Habana que hay en 35 y Pasaje de San Antonio, en La Timba. “La entrada de agua de mi casa está unida a la de mi vecina, por lo que yo tengo que esperar a que su casa y el apartamento que se segregó de esta cierren todas sus llaves, para yo tener agua. Cuando me mudé, hace dos años, ya existía un pedido para independizar la acometida, que había hecho la anterior dueña y que no había procedido”.

A su llegada al barrio, Vicky volvió a la oficina de Aguas… para realizar la reclamación, “y la respuesta que obtuve es que ya había un proceso en  curso correspondiente a la anterior dueña, entonces yo temía que esperar para abrir uno nuevo”.

Hace once meses atrás los técnicos de la entidad realizaron la primera visita al número 13 del Pasaje de San Antonio para dar respuesta a su solicitud. “Los técnicos nos dijeron que el problema era un ladrón que tenían los vecinos de al lado, que luego nos enteramos que habían montado ellos mismos.”

Esa primera visita no tuvo resultado alguno. Ante la insistencia de los afectados, los inspectores realizaron una segunda y última visita, en la que dictaminaron que para asignar una entrada de agua independiente para la casa, los propietarios debían fabricar una cisterna “Si no, esto les va a costar unos 150 faos –manifestó el inspector, como si los faos crecieran en los árboles. Oye, yo no estoy en desacuerdo con que la gente viva, pero no aprietes con lo que no es tuyo”.

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Siguiendo la línea de las paradojas, el 15 de junio pasado la empresa Aguas de La Habana recibió la condición de “Proeza Laboral”, conferida por la Central de Trabajadores de Cuba.

Un video publicado en el sitio digital Diario de Cuba recoge las protestas de vecinos que llevaban dos meses sin agua.

 


 

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