Transportistas se pronuncian contra ley de modificación vehicular

Por María Carla Prieto

La nueva ley de modificación vehicular, que dicta el modo, las piezas y plazos en que pueden ejecutarse los cambios en carros y motos particulares, no ha sido muy bien acogida

El próximo mes de noviembre entrará en vigor un nuevo reglamento para regular los cambios y conversiones que cada propietario podrá realizar en su vehículo particular.

La nueva disposición dicta el modo, las piezas y plazos en que pueden ejecutarse las modificaciones en carros y motos particulares para, según las autoridades del Ministerio del Transporte, garantizar la seguridad de los mismos en la vía.

Reflejada en el número 75 de la Gaceta Oficial de la República, la normativa establece que los propietarios deberán solicitar un permiso de reforma a su respectiva Dirección Provincial de Transporte, y tendrán un plazo final de un año y seis meses para ejecutarlas. También es necesario un proyecto técnico, con la consiguiente aprobación de las autoridades y la posterior revisión del resultado por la inspección técnica, conocida como somatón.

Dentro de las disposiciones se prohíbe aumentar las dimensiones o la capacidad de los vehículos de carga, los cambios en la potencia del motor, la conversión de motos eléctricas a combustión interna, o las soldaduras realizadas directamente sobre la estructura de los mismos. Pero, ¿qué significan todas estas prohibiciones para los transportistas?

“Te mandan para el somatón como si ellos no supieran que cada vez que uno pasa por ahí tiene que aflojar un menudo. Para sacar este carro fue Dios y ayuda, fui mil veces y al final pagué porque llevaba tremendo tiempo parado, sin hacer un peso, y mi familia nunca dejó de necesitar”, explica José Ramón Valdivia, taxista particular.

Los choferes se quejan porque la burocracia y la corrupción, males que hacen mella en la sociedad cubana actual, son fomentados con las nuevas disposiciones.

“Me gustaría saber el precio de los dictámenes técnicos. Eso va a ser como la vivienda: vas con dinero y te resuelven. Y lo otro, ahora se demoran más para darte los papeles y te pasas tremendo tiempo con el carro en el garaje”.

“Como si no fuera suficiente la estupidez de sacar licencia para una moto eléctrica, te hacen esto. Uno la compra con trabajo, la entra o le paga a alguien por hacerlo, y encima tienes que recibir clases teóricas y hacer un examen práctico para manejar un vehículo usado en todo el mundo por niños de 16 años. A mí la licencia me costó 100 CUC en el Parque Trillo; allí hay muchos trapicheos”.

Leo tiene un Chevrolet 57, verde, y está preocupado por no poder cambiarle el motor. “Esto es una joya sobre ruedas, y uno lo arregla como puede. Si tienes para ponerle un motor de Lada, se lo colocas y ya, no puedes darte el lujo de estar sin trabajar esperando autorizaciones, porque en ningún momento comunican que vas a dejar de pagar la ONAT mientras arreglas el carro”.

Mientras tanto Osmel pierde la paciencia. “Nada de lo que hacen es para el bien de uno. Si hay accidentes es porque ellos mismos trapichean las licencias y los oficiales de Tránsito se hacen los de la vista gorda ante una infracción si les metes un billete en el bolsillo. Deberían estar resolviendo esto y no inventando tanto”.