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Cuba

Y las disculpas por estos 62 años, ¿pa cuándo?

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Las disculpas de Sandro Castro solo han servido para que muchos hoy se pregunten si alguna vez llegarán las de toda su estirpe por la situación en que se encuentra la isla

Hay excusas tan pero tan mal hilvanadas, que cuesta que alguien se las trague. Si naciste en Cuba, y es Sandro Castro quien entona un mea culpa, el panorama se complica. Quizás es ese el trasfondo de cómo han sido acogidas las disculpas ofrecidas en su perfil de Instagram por el nieto de Fidel Castro.

 

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Pese a que el nieto controla quién opina en su perfil, el video ha sido replicado en otras redes sociales y la mayor parte de los comentarios reflejan incredulidad e indignación. Sandro dice ahora que quienes de verdad lo conocen saben de su sencillez y que el Mercedes Benz en el que circulaba a 140 km/h no era suyo, y agrega: “Ese video yo no lo publiqué, solo lo puse en mi estado de WhatsApp para mis contactos cercanos, de confianza y allegados, pero por razones en contra de mi voluntad trascendió a otros medios”.

Algunas de las reacciones a las disculpas de Sandro Castro son: “Ni él mismo se cree lo que está diciendo, basta mirar el lenguaje corporal”; “Salió al abuelo falso, mentiroso… Dios, hasta cuándo vas a permitir estas cosas con la miseria qué pasa el pueblo por estos”; o “No creo en nada de lo que dices, muchas personas están dolidas no solo por el video del carro sino por el cinismo de tu abuelo y muchos miembros de tu familia que lo único que han hecho es maltratar al pueblo de Cuba. Viven como reyes, muchos cubanos sabemos de los lujos que todos ustedes ostentan a costilla del pueblo cubano. Solamente hay que preguntarse por qué hay más de 3 millones de cubanos fuera de Cuba. Tu abuelo cogió una isla con mucho desarrollo y la convirtió en un campo de basura, así que tus disculpas primero no las creo, segundo no me interesan y tercero por qué no se van de Cuba y dejan a los cubanos reconstruir lo que ustedes en 62 años han destruido”.

Es inevitable que muchos ahora saquen a colación los caros gustos de Fidel Castro. Por mucho tiempo el hombre que prometió una sociedad igualitaria, sin privilegios, logró que su entrega a ciertos placeres y su predisposición hedonista permanecieran ocultos. Algunos muy cercanos, que desertaron en la década del 80, comenzaron a “desvestir” su cinismo.

Lo que acontecía en el paraíso que se armó en Cayo Piedra, a la entrada de la Bahía de Cochinos, o en el complejo de Punto Cero, para nada era una vida mesurada.

En La vida oculta de Fidel Castro, de Juan Reinaldo Sánchez -escolta de 1977 a 1994-, libro que fue publicado en 2014, se describe:

Contrariamente a lo que siempre se ha dicho, Fidel no ha renunciado en modo alguno al confort capitalista ni ha optado por vivir en la austeridad. Al revés, su modo de vida se asemeja al de un capitalista sin limitaciones de ninguna clase. Jamás ha considerado que sus discursos sobre el modo de vida austero propio de todo buen revolucionario fueran vinculantes a su persona. Ni él ni Raúl se han aplicado nunca los preceptos que enuncian para sus compatriotas.

Neus Francino

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