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Cuba

Dice Díaz-Canel que “sin la Revolución, la cultura cubana no sería”

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El gobernante Díaz-Canel pretende -seis décadas después- convencer de que en aquellas Palabras a los intelectuales de Fidel Castro no se buscaba excluir

El 30 de junio de 1961 Fidel Castro pronunciaba sus reprobables Palabras a los intelectuales, que ayer Miguel Díaz-Canel trató de interpretar y homenajear muy a su manera.

Como si los cubanos -de adentro y de afuera- no conociéramos la personalidad de Castro y su eterna arrogancia, el gobernante Miguel exclamaba este lunes: “Quien dice aquellas Palabras… es un hombre que aún no ha cumplido los 35 años y ya es aclamado como un héroe en Cuba y en gran parte del mundo. Pero no viene a imponer el peso de su heroísmo, ni siquiera el encanto de su fascinante personalidad. Todavía hoy impresiona su humildad para reconocer que ‘nosotros estamos aprendiendo (…) nosotros hemos venido aquí a aprender’. Esa parte de su discurso es una lección de ética y de solidez cultural, de respeto al otro; es una prueba de cómo funciona el diálogo verdadero, con el oído atento a las voces inconformes o disonantes y la palabra dispuesta a responder, pero no para vencer, sino para aprender, aceptar, convencer: sin prepotencia y sin soberbias estériles”.

En esta relectura de Díaz-Canel hay un fin: convencer no sé a quién de que aquellas Palabras a los intelectuales no eran excluyentes ni pensadas para relegar a nadie.

De acuerdo con esta interpretación del actual gobernante, “nadie puede negar que la Revolución Cubana es el hecho cultural multidimensional total, el que despertará a una nación entera al conocimiento y reconocimiento de sí misma; el que abrirá las compuertas de la poderosa creatividad del ser nacional dondequiera que habite, el que nos dará nuevo rostro y alma nueva para hablar de tú a tú y sin minusvalías con el resto del mundo, ya no solo desde las voces y las obras de la vanguardia artística e intelectual que siempre existió, pero en minoría, sino desde la masa pujante y generosa que aparecería, hasta debajo de las piedras de las lomas, a partir de ese otro hecho cultural indispensable que se deriva de la Revolución y solo de ella, que es la Alfabetización… Sin la Revolución, la deslumbrante cultura cubana de nuestra época no sería. Ni siquiera existiría esa parte de la cultura cubana cuyos creadores un día rompieron con la Revolución por disímiles causas, pero han aportado al patrimonio de la nación obras inseparables del curso revolucionario de nuestra historia”.

Como era previsible, en este discurso de Díaz-Canel no faltaron las menciones al bloqueo y a los que amparados por el imperio quieren desestabilizar el curso de eso que ellos siguen llamando Revolución. “Ustedes y yo sabemos que a los adversarios más frontales de la Revolución Cubana y a sus asalariados que se victimizan mientras atacan todo cuanto intentamos hacer, a ninguno de ellos le importa la salud del pueblo ni la alimentación del pueblo, como no les importa el diálogo con nadie ni entre nadie”.

Lo de siempre. Un reciente artículo del medio independiente El Estornudo, Desinformación y censura: política cultural de la Revolución, describe así cómo proceden quienes gobiernan Cuba:

“Hasta hoy, décadas después, se registran cientos de expulsiones de la UNEAC por motivos políticos, separación laboral de los artistas de sus anteriores editoriales, negativas a la publicación de sus obras, e incluso la absurda eliminación de sus nombres de los registros de premiación. La categoría de «mercenarios» pagados por el imperialismo para la desestabilización del orden y el socialismo aún se mantiene, y es el típico argumento que en 2003 envió al poeta Raúl Rivero a la cárcel o que en 2014 intentó desprestigiar a la artista Tania Bruguera luego de su intento de performance político en la Plaza de la Revolución”.

Neus Francino



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