Woow, otro espacio que está cambiando la experiencia gastronómica en Cuba

Texto y fotos: Flavia Viamontes

Ante el deterioro de todos los servicios estatales en Cuba, y en especial los gastronómicos, nuevos emprendedores llegaron para ocupar ese espacio casi nulo y se produjo una renovación que camina hacia un mercado cada vez más competitivo.

Más de veinte años de experiencia gastronómica avalan a Alain Rodríguez para conformar y llevar adelante un negocio que hoy destaca como uno de los restaurantes privados más notables del panorama culinario en el mítico Vedado capitalino.

Woow nace en agosto de 2012 como un negocio familiar diseñado en un local tipo terraza y ubicado en la céntrica esquina de L y 25. “Queríamos, como primera intención, que quien se siente a beber o a cenar, disfrute al propio tiempo de una vista bien cubana: lo mismo un muchacho que va o viene de la universidad, un turista, al señor que vende maní o el trámite diario a bordo de las guaguas”.

Han sido casi siete años enfocados en una carta y una gastronomía sencilla y rápida, pero con sabor, afirma Alain. Desde el inicio diseñó un menú con lo que puede encontrarse en el mercado nacional, sin llegar a ideas fantasiosas que acá son muy complicadas o casi imposibles.

Proponen un menú de auténtica cocina italiana, española y peruana. “Lo llamo comida mediterránea-internacional-cubana”, dice. Platos nacionales se ofrecen, pero no son mayoría. De estos los más populares son la ropa vieja y las masas de cerdo fritas, “pero ambos preparados al estilo del chef Joel González”.

Igualmente los postres son auténticos. El quesillo de coco, un dulce de la época de la colonia, muy bueno y que en La Habana se ofrece en solo dos o tres lugares.

Conflictos a la hora de encontrar ciertos productos, no faltan. “Pero cuando algo se pierde, pues automáticamente lo sacamos del menú. Opté entonces por hacer una pizarra en la cual el chef crea los platos del día basado en lo que conseguimos en la jornada. Yo doy ideas y él le pone la magia del sabor”.

Otro punto que distingue a Woow es la comida vegetariana: tacos, risotto, pastas, ceviche de mango. “Se pueden hacer muchas cosas, pero hoy los vegetales y las frutas están casi al precio de la carne. Por suerte trabajamos con organopónicos particulares que se dedican a cultivar todo tipo de verduras”.

Y es que, según explica, encontrar los ingredientes necesarios para mantener un estándar internacional es complicado: “No es fácil”, exclama con una sonrisa irónica.

De Waoo a Woow

Frente al legendario hotel Habana Libre y rodeado de varios restaurantes y bares, Woow, sin dudas, marca la diferencia.

“Nosotros nunca cambiamos sino es para mejorar, mantenemos una carta, un estilo. Joel, el chef, sale al salón para interactuar con los clientes cada vez que terminan de comer y eso es extraordinariamente satisfactorio. No importa si se le preparó el plato más costoso o una simple croqueta”.

Buscando ser más atrevido dentro de la gastronomía nacional e internacional, Alain se centra hoy en un cambio de la imagen que identifica a su restaurante. En 2013 registró su negocio en  la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial (OCPI) como Waoo y ahora lo reinscribe como Woow,  pero siempre manteniendo el estilo que les caracteriza.

“El cambio tiene que ver con mi propia historia, que hoy es diferente a cuando creé el proyecto. Los clientes lo van entendiendo”, asegura Alain.

¿Ser emprendedor en Cuba? Una tarea bien difícil, llena de constante estrés. “Yo le llamo estrés gastronómico”.

Enfrentarte a las tiendas comunes de Cuba para hacer compras mayoristas es una tarea titánica. Y los avatares no son solo para el tema de la comida, sino para todo lo demás: equipos, instrumentos para trabajar, mobiliario…

Es enfático Alain cuando asevera que “ninguno de esos que crean leyes absurdas se da cuenta de que el turista que nos visite se llevará la misma opinión de Cuba si se sienta en nuestro restaurante o si va a un hotel”.

Woow es ya un lugar representativo de Cuba, donde se respeta y no se engaña al cliente. “No me preocupa el tener competencia. Es perfecto que exista y que triunfe el mejor”, reafirma Alain.