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Provincias como Las Tunas, Granma e incluso el municipio especial Isla de la Juventud, tienen ahora mismo una “situación epidemiológica”  por el coronavirus.

Varias provincias de Cuba presentan altos indicadores de covid-19, la mayoría de ellos importados y asociados a la reapertura de los aeropuertos en la isla

Aunque luzca “feo” decirlo, por no todos los aeropuertos abiertos ha entrado la pandemia. Si hace 45 días atrás era noticia la llegada al aeropuerto de Cayo Coco de un grupo de turistas rusos enfermos de covid-19, la justa verdad es que ninguno de ellos parece haber contagiado al personal cubano de la terminal aérea ni de los hoteles, donde presuntamente se alojarían, pues fueron aislados antes.

Al parecer, informan los medios oficialistas desde la isla, no han sido precisamente los europeos o canadienses de siempre -grueso del turismo extranjero que ha llegado a disfrutar de la llamada temporada alta- los que han propagado el coronavirus en las provincias de Cuba, sino los mismos cubanos que retornaron al país, procedentes de países como Haití, República Dominicana, México, Panamá y sobre todo, los EE.UU.

Dicho así, se explica entonces el fenómeno como una especie de mezcla entre la idiosincrasia cultural cubana y latina, en general, esa que le dice a algunos que si no hay abrazos y besos el cariño no es verdadero; y una falta de percepción de riesgo de ampanga, la cual “adornaríamos”, si fuese un cóctel, con una guinda bien grande de irresponsabilidad; tanto de parte del que viaja como de quiénes lo reciben.

Es por ello que no solo La Habana parece comprometida en enseñarle a su gente que se puede querer sin abrazar o besar. Provincias como Las Tunas, Granma e incluso el municipio especial Isla de la Juventud, tienen ahora mismo una “situación epidemiológica”.

En Granma, con 150 casos, el panorama es complejo. En Las Tunas es “incipiente”; y en el municipio especial, apenas un par de casos.

La lógica indica que el Ministerio de Salud, con el programa desplegado, CDR y vecinos informantes apoyando, pudiera al menos tener “controlado” el movimiento de esos viajeros dentro de sus provincias; sin embargo, la realidad demuestra que algunos hasta viajan a otras provincias a “disfrutar” en familia de una posible “vacación covid”.

El enfrentamiento a la pandemia pasa por un detalle fundamental e insoslayable: el juicio humano. Ese que te dice que, si llegas, aíslate unos días, porque tu abuelita de 90 años no merece morir por culpa de un beso o un abrazo.

Ariel P.



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