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Unas lechonas comenzaron a mamar de la ubre de las vacas en una finca de Sancti Spíritus. La mala lección ahora es imitada por los cerditos.

Unas vacas en Sancti Spíritus amamantan a unos cerditos en una finca; un insólito hecho, que al parecer, ha sido producto de una mala enseñanza de una lechona.

Así lo cuenta el productor Ruperto Rodríguez Gallo, integrante de la cooperativa José Regino Sosa Cañizares, desde su finca ganadera en el camino Hornos de Cal, cerca de Sancti Spíritus.

Dice el hombre que él no se había dado cuenta del hecho, pero comenzó a notar un bajón en el rendimiento de las vacas lecheras tras cada ordeño.

“Hace como 10 días vi que empezaron a bajar un poco en la leche, independientemente de la seca, hasta que me puse a observar. Y una tarde, cuando voy a apartar el ganado, veo una lechona mamando de la vaca”, cuenta el hombre. Y si la lechona mama… pues los puerquitos aprenden.

“Ya no es a esa sola vaca, según se echan a rumiar se pasan de una a otra. Ahora me parió otra puerca y esa lechona como que ha enseñado a los otros y ahora todos se enviciaron”, contó el campesino al diario oficialista Escambray.

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El hombre asegura que lleva más de 25 años en la finca, trabajando con el ganado y criando puercos, pero que es primera vez que le ocurre algo así.

“Había oído hablar de eso, pero no lo había visto; incluso, se lo comenté a los vecinos de por aquí y no lo creían”, explica.

La incredulidad de los demás, y de los otros ganaderos, pasó a ser motivo para criticar su trabajo.

“Se lo dije a otros campesinos de la cooperativa y me decían: ‘Estás buscando justificación para entregar menos leche’”.

Y no, el hombre no mentía.

En la finca, allí donde se crían juntos vacas, cerdos y cerditos, los puercos tal parece que son terneros. Todos, absolutamente todos, se prenden de la ubre de las vacas recién paridas para tomar leche.

Maman de las vacas y también de las lechonas

Cuenta el campesino que los cerditos son unos glotones, porque además de mamar leche de las vacas, al primer chance se prenden de las tetas de las lechonas.

“Te puedo decir que las vacas se dejan mamar; de hecho, hay una que no tiene ya ternero y la poquita leche se la baja a los lechones, que no han dejado de mamar a las puercas”, asegura.

Pero bueno, lo mejor de todo es que no están desnutridos. Y con el valor que ha adquirido la carne de cerdo en Cuba, parece buena inversión esta. ¿O no?

Sin embargo, el campesino piensa lo contrario, pues afirma que el vicio de los lechones puede dejar su huella en el ordeño. Como refiere Escambray: “no se trata siquiera de tres cerditos, son casi una manada”.

“No me ha quedado más remedio que por las noches trancar los cerdos, pero por ser una crianza rústica por el día tengo que soltarlos para que aprovechen todo el alimento natural, incluido el palmiche; sobre todo, esa lechona se ha vuelto un ternero más para las vacas, cuantas veces les pasa por el lado las mama”.

Lo que dice un experto en ganadería de esta rareza

Ramón Balmaceda, un experto en ganadería, fue consultado con relación a este extraño hecho.

“Es más frecuente, por ejemplo, ver gatos y lechones mamando en perras paridas, pero este caso también pasa; es que el cerdo tiene un gran olfato y la leche vacuna tiene un olor muy peculiar. Cuando un lechón mama de la vaca es porque está echada; él llega, la hociquea por el sabor que tiene la ubre y por la piel suave. Además, si el esfínter de la ubre es blandito mama con más facilidad”, explica.

“Por instinto, el cerdo busca la leche, y si logra probar la de la vaca, figúrate, es un alimento extraordinario. Lo que puede estar sucediendo es que los lechones no se satisfagan con la madre y tengan un déficit de alimento. Entonces, la necesidad de su sustento los lleva a acercarse a otra especie que tiene comida para ellos.

“Lo aconsejable en esta situación es tratar de separar los lechones de las vacas, porque si no siguen haciendo eso, después se acostumbran y hasta de grandes pueden seguir buscando la proteína, que en ese caso la encuentran fácil cuando están juntos en los potreros”, recomendó el especialista.

Tal vez la solución sea que separe los puercos y cerditos de las vacas, porque visto así, tal y como lo narra el campesino, parece que no hay remedio.

Ariel P



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