Ulises Toirac recuerda el sacrificio de las madres cubanas

El humorista Ulises Toirac recordó las duras pruebas que han enfrentado por décadas las madres cubanas, incluidas aquellas que han perdido a sus hijos en el mar o en la guerra.

El segundo domingo de mayo, en el especial Día de las Madres, el humorista Ulises Toirac envió un hermoso mensaje de felicitación a las madres cubanas que han enfrentado duras pruebas por décadas, al sufrir la separación de sus hijos o los problemas diarios de la vida en el país.

“La madre cubana no deja de pasar pruebas duras. Recuerdo a la mía, por los setenta, cogiendo un aire después de la jornada de trabajo y mirando los estantes tratando de adivinar alguna señal divina”, escribió el conocido Chivichana en su cuenta de Facebook.

Además de contar su historia personal, el post de Toirac serviría, perfectamente, para hacer un recorrido por la historia de la Mayor de las Antillas, ya que toca sucesos como la migración ilegal por mar o los duros instantes del período especial durante la década de los 90 en la isla.

“Tengo en mi memoria madres que no dejaron espacio al desamor en medio de los apagones y se las arreglaron para animar sombras con las manos en la pared a la luz de una vela; madres que sacaban un short infantil de una saya que aún podía usarse; madres que dieron chancletas cuando salían de una reunión de padres en la que su hijo mostraba cinco estrellas de travesuras, para luego abrazarlo y casi pedirle perdón por la paliza; madres que cargaron un tinajón de agua en una movilización sin dejar de pensar en su casa; madres que no dejaron de llevarnos al zoológico aunque los monos casi saludaban con nombres y apellidos; madres que perdieron a sus hijos en las guerras de otros sitios y las que los perdieron en el mar; madres que prefirieron alejarse de todo para tejerle un futuro a sus hijos”, escribió el actor.

Las madres cubanas no dejan de “pasar pruebas duras. Y creo que no hay paz para ellas en los tiempos que vienen, porque muchos de nosotros seguimos olvidando que ellas están ahí para no detenernos, pero sí para sufrir por ello. Así que las tengo que amar y pensar en ellas. Y mandarles un abrazo y un gran beso”, concluye.

Julio Linares