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Trump planea poner fin a los llamados “bebés anclas”

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“Estamos mirando eso muy en serio, la ciudadanía por derecho de nacimiento, donde tienes un bebé en nuestra tierra, caminas por la frontera, tienes un bebé, felicidades, el bebé ahora es ciudadano estadounidense…. Es francamente ridículo”, expresó el mandatario a periodistas reunidos fuera de la Casa Blanca.

La administración estadounidense planea seguir endureciendo su política con relación al tema migratorio, y hace apenas unas horas el mandatario norteamericano Donald Trump advirtió que estaría valorando la posibilidad de finalizar con el derecho a ciudadanía por nacimiento, en el caso de los hijos de inmigrantes. El presidente afirmó que lo haría con una orden ejecutiva. Al parecer, el negocio de los llamados “bebés anclas”, tiene los días contados.

Trump dijo que su administración estaba considerando seriamente poner fin al derecho de ciudadanía para los hijos de no ciudadanos nacidos en los Estados Unidos y de las personas que inmigraron como indocumentados al país.

“Estamos mirando eso muy en serio, la ciudadanía por derecho de nacimiento, donde tienes un bebé en nuestra tierra, caminas por la frontera, tienes un bebé, felicidades, el bebé ahora es ciudadano estadounidense…. Es francamente ridículo”, expresó el mandatario a periodistas reunidos fuera de la Casa Blanca.

No es la primera vez que Trump habla del asunto. Ya lo hizo en octubre de 2018. En ese entonces, Trump expresó que terminaría con la “ciudadanía por derecho de nacimiento” mediante una orden ejecutiva, luego de que expertos le dijeran que tal medida entraría en conflicto con la Constitución de los Estados Unidos. La ciudadanía por nacimiento se encuentra en la Enmienda 14 de la Constitución.

“Siempre me dijeron que se necesitaba una enmienda constitucional. Y ¿sabes qué? No se necesita“, aseguró el presidente. “Puedes hacerlo con una ley del Congreso. Pero ahora dicen que simplemente puedo hacerlo con una orden ejecutiva”.

¿Qué son los llamados “bebés anclas”? ¿Qué hay detrás de eso?

El término bebés anclas -anchor baby, en inglés- ha sido utilizado reiteradamente para referirse a aquellas mujeres que amparadas en la ya citada Enmienda 14, la cual expresa que “todas las personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos y sujetas a la jurisdicción del mismo son ciudadanos de Estados Unidos y del estado en el que residen”, deciden venir a dar a luz a los Estados Unidos, para asegurar la ciudadanía de sus hijos.

La ventaja que representa el dar a luz a un bebé es, para muchos inmigrantes ilegales, la posibilidad de obtener la Residencia Permanente, pues estos menores, una vez cumplida la edad de 21 años, al ser ciudadanos norteamericanos pueden patrocinar a sus padres para la que estos obtengan la llamada – y deseada – Green Card.

Anualmente suman cientos las personas que, procedentes de diversos países, llegan a EE.UU. a tener sus hijos. En la Florida, existe toda una industria médica relacionada con los “bebés anclas”, debido a la calidad del servicio médico y los bajos costes hospitalarios.

Al “fenómeno” le han llamado “turismo de parto”.

Son miles los casos de “turismo de parto” que tienen lugar anualmente en los Estados Unidos

Padres que quieren darle un mejor futuro a sus hijos; padres que quieren “asegurar y quedarse en Estados Unidos”, padres inseguros de los servicios médicos en su país…

TenermibebeenMiami, es una de esas “empresas” que surgió como iniciativa organizada desde hace ya 17 años por el doctor brasileño Wladimir Lorentz. Este médico brasileño conoce – y muy bien – todos los entramados legales que rodean el “turismo de parto”. Si por un lado, adquirir automáticamente la ciudadanía norteamericana sin importar el estatus legal y migratorio de sus padres es un incentivo extraordinario,  Lorentz, asegura, ser uno de esos médicos que tiene – además – otra idea del asunto: brindar el mejor parto posible, y un servicio de obstetricia de excelencia.

Para nadie es un secreto que existen miles de madres latinoamericanas interesadas en dar a luz en los Estados Unidos. Aquellas que ostentan nivel económico más alto viajan a los dos lugares preferidos dentro de los Estados Unidos para hacer su “turismo de parto”.

Una de esas ciudades es Miami u otras de Texas, lugares donde la barrera idiomática les pueda ayudar a una mejor comunicación con el equipo médico y adaptación a la vida sociocultural.

Según datos recogidos en el año 2014, los países que más utilizaron esta modalidad fueron: China, Rusia, Turquía, Nigeria, México, Venezuela, Colombia y Brasil.

La medida, ¿es necesaria?

Al menos la administración Trump lo entiende así. Y entra, por ejemplo, en conjunción con medidas tomadas recientemente relacionadas con el tema migratorio. La última de ellas, la posibilidad de discreción que ejercerá el USCIS, para otorgar permiso de trabajo a inmigrantes ilegales que están bajo Parole en los Estados Unidos.

Según cifras estadísticas tomadas del Centro de Estudios sobre la Inmigración en los EE.UU., “en el 2014, uno de cada cinco nacimientos (791,000) en los Estados Unidos fue de una madre inmigrante (legal o ilegal).”

El Centro, en su análisis – los datos pueden ser consultados y descargados como PDF aquí – expresa que “los inmigrantes legales representaron el 12.4 por ciento (494,000) de todos los nacimientos, y los inmigrantes ilegales representaron el 7.5 por ciento (297,000).”

Dos años después, Paw Research Center recogió datos que señalan que las cifras disminuyeron hasta 250 mil nacimientos por año.

Estimándose en unos 5 millones, los niños nacidos en los Estados Unidos de padres “inmigrantes ilegales”.

¿Será una medida popular?

Al menos en el 2017 no lo era. Una encuesta hecha por NBC en conjunto con el Wall Street Journal encontró reticencias a poner fin a este derecho constitucional.

La encuesta, realizada en septiembre de 2017, encontró que alrededor de dos tercios de los estadounidenses (65%) dijeron que la ciudadanía por derecho de nacimiento debería continuar, en comparación con el 30% que dijo que debería terminar.

Dos años antes, en una encuesta efectuada por el ya citado Centro de Investigación Pew, y realizada antes de la campaña presidencial de Trump, seis de cada diez estadounidenses se opusieron a la idea de cambiar la Constitución de los Estados Unidos para prohibir que los niños de aquellos que no son residentes legales se conviertan en ciudadanos, mientras que el 37% apoyó Idea.

Ese año – 2015 – los demócratas se opusieron por un margen de tres a uno (75% frente a 23%), pero los republicanos estaban más divididos: aproximadamente la mitad (53%) se mostró a favor de enmendar la Constitución para poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento, mientras que el 44% se opuso.

 

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