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EEUU

Tiroteos masivos actúan como detonantes en imitadores

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Los asesinatos en masa, y los tiroteos en las escuelas tienden a generar una amplia cobertura, y es ahí cuando aparecen los “imitadores”, “los que quieren fama”, “los que necesitan verse poderosos”

En apenas una semana, tres ciudades estadounidenses sufrieron tiroteos masivos: Gilroy, California; El Paso, Texas; y Dayton, Ohio.

El hecho causó gran asombro entre los residentes del país y del mundo entero que, con argumentos de un tipo o del otro intentaron explicarse cada uno de los eventos sucedidos a la manera que más les pareció conveniente o lógica.

Sin embargo, lo que nadie parece estar valorando -a excepción quizás de un artículo aparecido en Wired– es que estos eventos ocurrieron en una sucesión rápida, y que esta no es la primera vez que se produce una ola de tiroteos masivos, uno seguido tras otro.

Esto ha llevado a pensar a algunos investigadores que hay algo contagioso en ellos.

Sherry Towers, matemática del estado de Arizona, quien en la Universidad de este estado estudia la propagación de enfermedades, así como el comportamiento o el sentimiento, dice que “lo que se nota en un modelo de contagio es que los eventos se agruparán, inusualmente en el tiempo, más de lo que cabría esperar de un modelo que simplemente asume que suceden de forma aleatoria”.

El estudio, realizado junto a otros colegas es muy interesante, y lo resume de la manera siguiente: son contagiosos.

Es decir: una disparador en potencia escucha hablar de un tiroteo y se siente motivado a superar a este que, en su mente él cree que “le habría robado la iniciativa”. Luego, otro escucha hablar de este segundo disparador y se dispone a hacer lo mismo.

Tomando datos de eventos ocuridos de 1998 a 2013, Towers y sus colaboradores se basaron en bases de datos de grupos privados, específicamente USA Today y Brady Campaign. Dividieron estos en tres conjuntos: asesinatos en masa – tiroteos masivos – en los que murieron cuatro o más personas (176 de 232 incidentes involucraron armas de fuego), tiroteos en escuelas y tiroteos en masa en los que se dispararon tres o más personas pero murieron menos de cuatro personas (para evitar Superponerse con el primer conjunto). Luego, los investigadores compararon estos datos con un modelo matemático de contagio.

Para los tiroteos escolares y los asesinatos en masa, el modelo de contagio explicó los datos mejor que simplemente suponer que los eventos fueron aleatorios. El tercer conjunto de datos, eventos en los que murieron menos de cuatro personas, no mostró evidencia significativa de ser contagioso. Sin embargo, hubo evidencia de contagio entre los tiroteos escolares, independientemente del recuento de muertes,” expresan en el informe.

Un aspecto interesante del estudio es que indiscutiblemente en estos asesinatos en masa, y los tiroteos en las escuelas tienden a generar una amplia cobertura, mientras que las tragedias a menor escala no siempre reciben tanta atención.

La falta de contagio entre los eventos de disparos que solo se informaron en los medios locales, la llevó a una conclusión.

“Eso es lo que nos llevó a plantear la hipótesis de que los medios pueden estar jugando un papel”.

Michael Jetter, economista de la Universidad de Australia Occidental, estudió la relación entre terroristas y la cobertura noticiosa del terrorismo, y descubrió que la correlación era similar.

“Muchas de estas personas quieren fama. En los manifiestos de algunos de estos tiradores, dicen: “Quiero ser famoso y quiero ser reconocido, quiero ser temido”. Encontramos una forma de probarlo empíricamente, y los resultados parecen confirmar que si les das ese espacio en los medios, entonces solo animas a otros”.


 

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