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Cubana reporta que en tienda Palco no cesan las maravillas

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Una cubana vuelve a entrar a la tienda Palco y afirma que allí “nada se acaba”. Esta vez compró pollo, aceite, embutidos, leche y queso.

Una cubana que en días pasados logró “penetrar” en la tienda Palco, volvió a hacerlo esta mañana y confirma que allí “no cesan las maravillas”.

La joven, habituada a que en otras tiendas de la ciudad la mercancía que se agota hoy no la reponen hasta dentro de una semana, afirma que en Palco no parece suceder así.

“Lo mismo que había, que es bastante, más bien, de todo, lo encontré hoy”, explicó vía telefónica.

Esta vez se levantó más temprano y pudo ser de las primeras veinte.

“Mejor ni te digo a qué hora me levanté, pero es rico ser de los primeros”, sonrió a través del hilo telefónico.

El miedo a que las cosas se acaben

Tal vez es un síndrome, pero si antes esperaba tener 100 dólares en la tarjeta para ir a la tienda, la joven dice que desde hace una semana aproximadamente tiene en su mente la idea fija de que las cosas se van a acabar en la isla.

Para sustentar su hipótesis afirma estar convencida que sin el turismo que tradicionalmente por estas fechas inunda desde la playa de María la Gorda hasta Baracoa en Guantánamo, ella no sabe cómo el país puede sostenerse económicamente.

“Lo cuatro o cinco rusos que están entrando a Cayo Coco, no sé cuánto puedan aportar; pero mi primo, que trabaja en Cayo Guillermo dice que no hay canadienses, que son los que mantienen los hoteles abiertos”, señala.

Su teoría, además, tiene un problema.

“No veo cuándo Biden vaya a restablecer las relaciones. Realmente se está pasando hambre. Y yo soy de las privilegiadas que me cae un dinerito”, agrega.

Con un dinerito que le mandaron -por un trabajo realizado- compró aceite, pollo y picadillo; además de galletas de sal y perros calientes.

“Queso, leche, no fue mucho pero esto si lo estiro bien me da para marzo”, expresa convencida de que vivir de mes en mes no le hace bien a nadie.

Hace unos días se enteró que un amigo consiguió una chiva en Boyeros y dice que si no fuera porque ella vive en un apartamento, ella se ponía a criar una chiva.

“Eso solo come hierba, y da leche; y carne, si la mato y me la como”, afirmó.

Ariel P.

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