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Cuba

Reformas en Cuba agravan situación de jubilados

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Los jubilados temen que las nuevas medidas económicas que entrarán en vigor en enero próximo los sitúe en una situación cada vez más precaria

El paquete de medidas del reordenamiento monetario tiene como colofón la desaparición del CUC el próximo primero de enero. Los cambios que vienen han provocado desconcierto en varios sectores de la población, especialmente los jubilados, cuya pensión máxima estará fijada en 2100 pesos y las más baja en 1528.

Si nos atenemos a la subida de los precios, muchos temen que podrán cubrir solamente la compra de medicamentos o de los productos de la canasta básica.

El costo de los servicios y productos en Cuba se calcula subirá unas 5 veces su valor actual lo que deja prácticamente sin posibilidades a jubilados y pensionados en la isla que no reciban remesas o ayuda de otros familiares.

Cubacomenta conversó con varios cubanos jubilados en distintos municipios de La Habana. La mayoría mostró bastante preocupación por las nuevas medidas que los colocan aun más en un grupo altamente vulnerable. Ya era común ver en las calles de La Habana y de otras provincias a personas mayores o ancianos vendiendo cualquier producto para sobrevivir e incrementar en algo su escasa pensión.

“Si antes de la subida de los precios la jubilación no daba para nada, ahora menos. Cuando uno trabaja toda la vida debe tener al menos una pensión digna sobre todo en un sistema que se dice socialista como el cubano. Pero muchos no hemos salido del desconcierto ante estas reformas económicas que si bien eran inevitables creo que había que pensar en una mayor protección para las personas que entregaron toda su vida a este sistema y hoy son los más vulnerables. El gobierno dice que nadie quedará desamparado pero yo no puede ver esa afirmación entre un alza de precios astronómicos en todo el sistema económico del país”.

El propio Marino Murillo, jefe de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos, manifestaba en la televisión nacional que “los jubilados deben tener dinero al menos para comprar la canasta básica”.

Sus declaraciones incrementaron el malestar entre la población y especialmente en este sector de la sociedad cubana. “No sé cómo un dirigente puede hablar de esa forma sin tener en cuenta que fuimos trabajadores que mantuvimos la revolución y hoy apenas tenemos ingresos para vivir, y con la reforma que viene la situación se tensará aún más. Creo que algunos piensan que la mayoría tenemos familiares en Cuba o en el exterior que nos ayudan, pero no es así”, explicó Francisco, un trabajador jubilado de educación.

Francisco nos recibe en su apartamento en un edificio del municipio Cerro. Estuvo 5 años en una microbrigada para conseguirlo. Allí mantiene un pequeño negocio -sin licencia legal- de venta de productos de aseo y café. Se lo trae un vecino desde Miami. “Gracias a esto he podido vivir los últimos 5 años porque le pensión de unos 250 pesos se me va en tres días comprando vegetales o cualquier otro producto en el mercado. Ahora con la nueva subida no llegaré a los 2000 pesos y creo que tendré aún más el agua al cuello”, añade.

Los dirigentes cubanos encargados de poner en práctica este paquete de medidas han comparecido en varias ocasiones en los espacios estelares de la televisión para tratar de aplacar las molestias y las dudas expresadas por los cubanos en redes sociales o en la calle. Las personas han centrado su preocupación sobre todo en las tarifas de electricidad.

“Yo vivo de mi pensión solamente y ya no podré poner ni mi aire acondicionado si no encuentro otra forma de ingresos. Y en Cuba el Split no es un lujo sino una necesidad aunque parece que nuestros dirigentes piensan lo contrario”, dice un vecino de Francisco que se suma a la conversación.

Él, de 70 años, es un maestro de Matemáticas jubilado que regresó a impartir clases hace varios años cuando el gobierno decidió subir el salario a los profesores, pero tuvo que dejar de enseñar por las dificultades que afrontaba para trasladarse desde su casa en el Cerro hasta el municipio 10 de octubre.

A Elson no le afectará tanto la situación porque recibe mensualmente unos 300 USD de su hija en Miami, pero no deja de atormentarle el clima social y económico que podría vivir Cuba a partir del próximo año.

“Mi hija me dice que en su casa de Estados Unidos tiene un split central puesto todo el día. En Cuba me dijo que tendría que pagar el doble de acuerdo con las nuevas cifras que se impondrán en enero. No sé quién estipuló esos números pero para mí fue un enorme error que puede tener graves consecuencias porque además a eso se suma el resto de los pagos que habrá que sufragar”, explica.

Las reformas se aplicarán en medio de un grave contexto económico acrecentado por los efectos de la pandemia que ha dejado a muchas personas sin trabajo. Ese es el caso de Miriam, de 69 años, quien trabajaba en los servicios de limpieza de un restaurante que cerró cuando comenzó la propagación del coronavirus. Ella no sabe cuándo el restaurante abrirá pero ya está buscando trabajo en “lo que sea” para poder lidiar con el elevado costo de la vida en Cuba.

“Por suerte no padezco de nada y todavía estoy fuerte. Tengo un hijo en Cuba pero él apenas puede ocuparse de su casa porque recibe muy poco dinero como custodio. Yo sí no voy a morirme de necesidad, inventaré para seguir viviendo porque mientras hay vida hay esperanza”, admite.

Miriam opina que estas reformas económicas incrementarán la emigración de los jóvenes en una isla que ya está envejecida. “Por la misma cantidad de trabajo que tendrán que hacer aquí ganarán mucho más en cualquier otro país. Es lógico que quieran marcharse de Cuba para ayudar a sus familias y a sus padres que ya entran en la edad de jubilación”.

Los cubanos se enfrentan ahora a una situación desconocida con la aplicación de estas reformas, que si bien han sido reconocidas como necesarias por economistas de distinto signo político, podrán incrementar las necesidades de varios sectores poblacionales, entre los que se encuentran el grupo de los jubilados, esas personas que sostuvieron durante mucho tiempo el país y hoy tendrán que romperse la cabeza para sobrevivir.

Ariel Peñate



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