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Cuba

Raúl Guillermo Rodríguez Castro: Un hombre extraño en un puesto extraño

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Por muy extraño que le parezca a Usted la presencia de Raúl Guillermo Rodríguez Castro en la Asamblea Nacional, esta anécdota hará que lo reconsidere.

A no pocas personas en las redes sociales les causó “preocupación” o cuando más, estupor,  ver a Raúl Guillermo Rodríguez Castro, el nieto y flamante jefe de Seguridad Personal del ex gobernante cubano Raúl Castro, sentado detrás de su abuelo durante el cuarto periodo ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), en su IX Legislatura.

Y es que para muchos, la presencia de Raúl Guillermo se justificaría si la integridad de Raúl Castro estuviese en peligro.

¿Acaso dentro de las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular Raúl estaba en peligro? No lo creo. Más bien pudiera justificarse la presencia de Raúl Guillermo, a quien recientemente acusaron desde Miami con ser el jefe de la agencia de paquetería Palco, para evitar cualquier incidente con su abuelo, similar al sufrido por su hermano Fidel, en la ciudad de Santa Clara, el 20 de Octubre del año 2004.

Raúl Guillermo tiene una larga data de eventos en los que ha sido “el hombre extraño” en un lugar extraño. Muchos recordarán cuando en febrero del 2016 Raúl Castro visitó a su homólogo francés Francois Hollande. Allí, en Francia, Raúl Guillermo se saltó el protocolo y el propio Hollande le tuvo que poner “un freno” a su aproximación más allá de las normas, cuando su abuelo y Hollande se dirigían hacia el interior del Palacio Eliseo.


Sin embargo, por mucho que este hecho y otros similares que se dieron por esos días en París, – descontando el hecho de verlo “dando cintura” mientras escuchaba a Gente de Zona en La Habana – insistan en la intromisión de Raúl Guillermo, no menos asombroso resultó lo sucedido en febrero de 2009 en el estadio Latinoamericano.

Por esos días, el equipo Cuba se preparaba en el Coloso del Cerro para participar en el II Clásico Mundial, con la intención, al menos, de repetir lo conseguido en la primera edición, celebrada tres años antes.

Unos 50 jugadores trabajaban en dobles sesiones de entrenamiento para intentar incluirse en el róster definitivo.

Había mucha tensión. Los 50 querían, por lo menos, hacer “el equipo” que iría a cumplimentar la otra parte del entrenamiento: unos topes en México, contra los Pericos de Puebla.

Eran muchos lanzadores y entre los que estaban, y nada bien por cierto, estaba el derecho granmense Ciro Silvino Licea.

Licea, a pesar de saberse en desventaja con respecto a otros pitchers que sí estaban hecho un cuchillo en el montículo, le ponía ganas como pocos a esa “última esperanza”; pero el “Cangrejo” (Raúl Guillermo) por poco se la echa a perder.


El hecho es que “El Cangrejo” venía siempre acompañado por un escolta e increíblemente se colaba en el entrenamiento. Lo hacía todos los días como si fuera un pelotero más, pero no sabía correr, no tenía dinámica de juego, ni nociones de béisbol, y menos a ese nivel, por lo que sacaba de paso a todos. Esto, sin dudas, debe ser un caso único a nivel mundial.

Si los jugadores hacían cuadro –coger rollings y tirar- él se ponía en segunda y aquello era como un desafinado en una orquesta. Si corríamos las bases, pasaba lo mismo. Pero lo peor era cuando había tanda de bateo. Se colaba entre cualquiera y asumía un turno y había que lanzarle.

Ya uno se puede imaginar el resto; una línea de Raúl Guillermo era un peldaño menos en la escalerilla del avión.

Los pitchers sabían que “un hit” del nieto de Raúl Castro te desacreditabas delante de todos.

Uno de esos días, llegó, se plantó en el home y le pidió a Lazo que le lanzara. El gigantón pinareño le tiró tres al medio que “el Cangrejo” ni las vio. Luego vino Yulieski González y le hizo lo mismo.

El turno le tocó a Ciro Silvino, quien se puso muy nervioso. Al hecho de no permitir “una línea” de Raúl Guillermo estaba el hecho de darle un pelotazo. El granmense se subió nervioso al box y las primeras dos rectas fueron adentro y pegadas, sobre lo bajito.

Temeroso que Raúl Guillermo le adivinase la próxima recta, Ciro Silvino optó por una slider afuera tras la cual se fue descolgado Raúl Guillermo. Ni con tres le alcanzaba, pero le tiró. Y se ponchó.

Ciro Silvino respiró aliviado. Dio la espalda y sonrió. Lo peor estaría por llegar.

Un escolta de Raúl Guillermo advirtió la risa maliciosa y burlona de Ciro Silvino, y al terminar el entrenamiento lo llamó y le dijo que eso no se hacía, que no era “ético”. El derecho granmense pensó que todo el esfuerzo se había venido abajo tras el ponche y la risa.

Lo cierto es que si algo poco ético o nada ético había ocurrido en todo aquello era la presencia de Raúl Guillermo dentro de los entrenamientos del team Cuba. Nadie nunca le dijo nada. De hecho, Higinio, le permitía todos sus caprichos.

Fueron días complicados para todos. Ninguno sabía a ciencias ciertas si haría el viaje a México, primero, y luego el equipo al II Clásico.

Finalmente Ciro Silvino hizo equipo. En el equipo aquel estuvieron varios peloteros que pasaron después por las Grandes Ligas, como Chapman, Céspedes, Leonys, Olivera, Yulieski, Leslie Anderson, y otros célebres como Lazo, Vera, Pestano y Michel Enríquez.

Pero de aquellos entrenamientos se recuerda la presencia del Cangrejo, como el “agente extranjero” que los sacó de paso a todos.

¿Que estaba en la Asamblea Nacional, cuidándole la espalda y los pasos a su abuelo? ¡Qué poca cosa!

por Roberto A.


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