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Cuba

Precios de las peluquerías privadas disgustan a las cubanas

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En una peluquería privada, cortarse el cabello y teñirse te puede salir por 12 CUC: unos 300 pesos cubanos

Cuando la mayoría de las mujeres en Cuba deciden ir a una peluquería no se preguntan primero qué se harán para lucir mejor, sino de cuánto dinero disponen. Este servicio, como muchos otros, se ha insertado en las nuevas modalidades de trabajo por cuenta propia, emergentes en la isla y, generalmente suele ser bastante caro.

A Sofía le recomendaron varias, finalmente decidió optar por una en la zona de El Vedado, cercana a su casa. Es profesora en un preuniversitario y desde hacía unos meses quería cortarse unos centímetros la melena y teñirse las canas que se empecinaban en sumarle años. “El lugar estaba muy acogedor, la verdad: aire acondicionado, espejos por doquier, lava cabezas modernos de esos que te inclinas para atrás y quisieras quedarte así por un buen tiempo, etc. Sin embargo, lo único que hice fue pelarme y teñirme. La cifra final fue de 12 CUC, equivalente a 300 pesos cubanos, supera ¼ de mi salario”, cuenta alarmada.

Cuando Sofía fue al salón de belleza, en buena parte del país había una situación crítica con los tintes para el cabello. “Prácticamente no entraban, ni aquí ni a ningún lugar. Los que llegaban eran colores poco comunes y rara vez alguien los compraba, pero los tonos rubios, castaños y cenizos se perdieron por largo rato”, le dijo una vendedora de las tiendas de la Cadena Caracol del hotel Habana Libre.

Esa circunstancia fue aprovechada por los particulares, quienes importaban el producto y le aumentaban el precio. No obstante, las tarifas de las peluquerías privadas, sobre todo en la capital, no necesitan de una época de escaseces para ser despampanantes.

Mirelis considera que algo muy costoso es la decoloración. “Llevan polvo, peróxido, y, finalmente, el tinte. Todo depende de la extensión del pelo, pero encantada de la vida te gastas en eso 20 CUC o cuidado. Uno va, pero debe pasarse mucho tiempo ahorrando. Es triste ver como el monedero adelgaza en tan solo unas horas”.

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Dueñas de peluquerías privadas se defienden

Para Nereida, dueña de uno de estos espacios, “la gente piensa que esos negocios son para enriquecerse, no saben lo que uno tiene que esforzarse para tener medianamente surtida el área de trabajo. La mayoría de los productos yo los traigo del extranjero, pero eso no es gratis. A mí no me regalan nada. Debo sacar mis inversiones de tintes, champú, peróxidos, equipos eléctricos como secadoras, planchas, lámparas y todo lo imprescindible”.

“Creo que en lo que más invierto es en electricidad. Los aires acondicionados consumen demasiado, y nosotros los tenemos encendidos mientras haya clientes. Igualmente uno tiene que pagarles a los trabajadores, y ni hablar de los impuestos”, opina Indira, administradora de un salón en Alta Habana.

Casi todos los establecimientos estatales de este tipo han sido arrendados por los mismos estilistas. “Nadie le va a trabajar al gobierno sabiendo que por cuenta propia puede ganar mucho más. Asimismo, el Estado sigue llenando sus arcas, ya sea por el arrendamiento de los locales que le pertenecen o por los impuestos a los otros”, explica Alexis Díaz, barbero.

“Todavía se atreven a decir por ahí que las mujeres cubanas nos destruimos rápido. Lucir aquí no depende solo de la voluntad de una o lo presumida que seas. Es preciso tener con qué arreglarse y antes de llevar un cabello bonito, o las cejas depiladas, o el cutis presentable, priorizamos la comida de nuestros hijos, y todo el arsenal de necesidades básicas que terminan por devorarnos todo, hasta la belleza”, expresó Zaida Fleites.

Texto y foto: Lucía Jerez


 

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