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Cuba

Policlínico de Nuevo Vedado:  entre epidemias, basura y escombros

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Texto y fotos: Vladia Rosa García

El policlínico universitario Plaza de la Revolución es citado como referente del sistema cubano de salud. Pero a este centro de Nuevo Vedado se le acumulan las quejas

A inicios de este año el periódico Tribuna de la Habana se hacía eco de los galardones alcanzados por el policlínico universitario Plaza de la Revolución. Resulta toda una paradoja que este centro “de referencia nacional”, sobre todo en la atención materna, se encuentre en una localidad que presenta problemas epidemiológicos como el caracol africano, los basureros y el dengue.

Una loma de escombros y materiales de la construcción descansan en las afueras del policlínico. ¿Cómo es posible que una entidad de salud presente este entorno?

Marielena, madre de una pequeña de siete años, explica que su niña es asmática y la trae a cada rato para darle aerosol. “La entrada del cuerpo de guardia queda cerca de la arena y el cemento. Eso se cuela por las puertas y los pacientes recogen todo el polvo. Es imperdonable”, declara.

La sala de espera, donde aguardan enfermos y familiares, también se encuentra en la zona por la que trasladan los materiales. “En lo que estamos en la cola para ver al médico tosemos, se nos ensucia la ropa y ni hablar de lo que se mete para los pulmones”, señala un anciano.

El personal de salud reconoce las molestias causadas, pero alegan que no hay otro sitio para depositar los medios necesarios para la obra. “Dicen que no tienen áreas para meter todo eso y que la reparación debe terminar. Ahora sólo importa arreglar las cosas para el 500 aniversario, la población no es prioridad”, vocifera una señora a la salida.

Los desechos por los alrededores son otro problema. En la propia esquina se amontonan basura, latas de refresco, papeles, bolsas de nailon y demás residuos. “Cuando vienen a realizar las inspecciones por las casas le hablamos de lo imprescindible de un saneamiento. A lo mejor si lo pide la institución se lo concedan, pero nada. Por eso existen tantas enfermedades”, añade Diego, vecino de la calle Ermita.

En la actualidad el área está afectada por la plaga del caracol africano, aunque nada aparece en la prensa oficialista. “Bichos de esos hay por doquier, incluso en el círculo infantil de la calle San Pedro. Estuvo cerrado unos días para chapear después que los padres se quejaron. En el CDR dijeron que se harían todas las semanas trabajos voluntarios, y solo fue al principio. Ahora seguimos en las mismas”, apunta Celia, que vive en los alrededores.

“En la esquina está el policlínico y es como si nada. Deberían hacer campañas de recogida o planificar las limpiezas con comunales, eso le toca a salud pública. Para después indicar que tengamos cuidado por las consecuencias y hacerse los preocupados. La tarea gorda no la realizan como se debe”. Estas son las consideraciones de un joven trabajador por cuenta propia del mercado del vecindario.

El reciente brote de dengue que afectó a toda La Habana, sin que todavía se manejen cifras oficiales, también incidió en la localidad del policlínico universitario Plaza de la Revolución, que cuenta con diecisiete mil habitantes y tres consejos populares. “El mes pasado ingresaron a varias personas. Todavía fumigan a diario. Al principio con la mosquitera que había ni visitaban las casas, y los veías conversando en los bajos del centro. Hasta que les llamaron la atención y se pusieron a trabajar”, concluye Nidia, ama de casa.

 


 

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