Cuba
Pintar sus casas: un martirio para los cubanos
Texto y foto: Lucía Jerez
Los cubanos, como pueden, intentan mantener sus casas arregladas. El precio de las pinturas resulta escandaloso
La familia de Elisa López tenía como tradición pintar cada año la casa, antes que terminara diciembre. Pero hace mucho tiempo que enero los sorprende con el mismo tono en las paredes.
“Imagínate, tratamos de cuidar y no ensuciar pero aquí viven niños. Se apoyan, pasan las manos. En fin, que es preciso siempre dar un retoque. Pero se ha hecho imposible, al menos para quienes vivimos de un salario. Los precios de la pintura son escandalosos”.
La situación en Cuba a la hora de adquirir los materiales es cada vez peor. Los puntos de venta en moneda nacional ya no comercializan estos productos, y, de hacerlo, nunca llegan al público. Una cadena de intermediarios intercepta el proceso.
Virginia recuerda cuando en las llamadas ferreterías de barrio o de pueblo vendían la pintura a valores asequibles y casi todos podían mantener sus viviendas. “Mi esposo y yo estamos jubilados. No alcanzábamos la de los mercados en divisa. Íbamos a esas tiendas y había unos depósitos medianitos que nos daba para algo. Pero ya eso no existe. Hemos perdido hasta la ilusión de tener lindo nuestro espacio”.
Los locales recaudadores de moneda convertible son surtidos irregularmente con estos insumos. Sin embargo, el costo establecido complace a una parte muy pequeña de la población. “Las latas medianas de cuatro litros vienen saliendo en 16 CUC, equivalente a 400 pesos cubanos. Las tanquetas grandes pueden rozar, aproximadamente, los 30 CUC. Hablamos de la cuantía estándar. Porque si es mejor y la marca más reconocida, suelen ser un poquito más caras. Ahora mismo no hay, pero hace unas semanas hubo de todos los colores”, cuenta Jasmani Fernández, dependiente de Trasval, en el espacio del antiguo Ten Cent de Galiano.
“Pero eso no es una garantía de que haya siempre, porque enseguida los cuentapropistas y revendedores se las llevan por cantidades. Entonces proponen después a 20 CUC el cubo mediano, y los otros ni te digo. Obviamente ese es el negocio de ellos”, ratifica Samuel Otero, residente en la calle San Lázaro, entre Espada y Hospital.
“No obstante, los particulares tampoco determinan calidad. Las últimas que compré estaban aparentemente selladas. Pero, cuando la dimos y se secó, quedó demasiado dispareja. Nos percatamos de que se había ligado con agua”, asegura Alba Pérez, otra de las entrevistadas por Cubacomenta.
Lo cierto es que no existe en la isla un lugar que ofrezca esmaltes óptimos por un monto económico adecuado. Hubo un hasta tiempo en que el estado debió asignar a las residencias de las avenidas, o calles principales, lo necesario para que dieran mantenimiento a las fachadas, debido a una exigencias de las propias instancias gubernamentales.