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Cuba

¡Pin, pon, fuera, ayúdanos, gusanera!

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Por María Carla Prieto

Para muchos en Cuba es incomprensible que quienes fueron llamados gusanos, ahora sean los salvadores. La reflexión de una colaboradora desde la isla

Ya no nos escondemos. La idílica sociedad equitativa, prometida hace más de sesenta años, es solo un proyecto reflejado en algunos libros de historia. Tenemos problemas con la vivienda, el salario no alcanza y las diferencias sociales a erradicar, por las cuales a muchos cubanos les fueron expropiados sus bienes, se hacen más visibles.

La mañana de ayer lunes estuvo matizada por grandes hordas de cubanos que usaron sus ahorros para comprar los equipos electrodomésticos del enemigo, vetados durante años.

“Ya era hora de poner al alcance del pueblo electrodomésticos de primera calidad”, me dice una señora en la guagua. Mas ¿podrán los ciudadanos de a pie tener un aire acondicionado, un freezer o una freídora?

Las colas se componían en un mayor por ciento de personas con familiares en el extranjero. Eso somos ahora, meros instrumentos de extorsión, válidos para sacarle el dinero a nuestros parientes del más allá.

cartas desparramadas por accidente

Cuando era pequeña, me cuestionaba los zapatos de marcas caras y los videojuegos con que mis compañeros compraban la simpatía de los profesores. De grande, comencé a cuestionarme la utilidad de los uniformes. ¿Dónde radica la igualdad si solo el uniforme se parece? Los  padres obreros nos proporcionan la infancia que pueden: sin mochilas de princesas, ni libretas de la tienda, masticaremos el pan de siempre, mientras anhelamos cada simpleza de los niños ricos.

Entonces, ¿no ha venido la recaudación de dólares a ahondar la brecha de diferencias sociales en Cuba? El ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, dejó bien clara la poca masividad de la iniciativa: “Obviamente esta no es una medida de alcance nacional, no son productos subsidiados ni les estamos poniendo un precio accesible para todos los segmentos de la población”.

Con esta declaración, Gil Fernández mostró el poco interés por lograr en nuestro país la igualdad a la cual el comunismo, como supuesta doctrina guía de nuestro proceso, hace referencia.

“Cuando aún se hablaba de equidad, quienes tuviesen alguna relación con residentes del norte, recibían el repudio popular. Mi hijo estuvo preso por tener dólares consigo, aún recuerdo el desprecio de los vecinos porque mi muchacho decidió irse. Ahora debo agradecérselo”, nos comenta Lourdes, entre sollozos.

Los años de maestra no le sirvieron para nada, “su Alain” le ha dado todo lo necesario. En las nuevas circunstancias, es rica.

La otrora escoria salida de sus entrañas nos salvará. Es este su nuevo valor en Cuba, pues el lema ha cambiado. ¡Pin, pon, fuera, ayúdanos, gusanera!

 


 

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