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Cuba

Pese a los temores, abrió nuevamente el Castillo de Jagua

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Quienes han vuelto al Castillo de Jagua, se muestran satisfechos. Hablan bien de la oferta de comida criolla y del servicio de bar

Hace un año cerró sus puertas. Quienes un día lo frecuentaron, temían que no volviera a abrirlas nunca más. Antes de ser cerrado, a nadie le gustaba mirar durante mucho rato hacia El Castillo de Jagua. El ambiente marginal en sus alrededores laceraba la imagen de lo que un día fue.

“A mí me daba tristeza pasar y ver el entorno. Lo que se reunía allí era lo peor. La acera era llena de borrachos. Recordaba muy bien sus buenos tiempos, cuando mi esposo y yo solíamos cenar cada domingo”, cuenta Mirtha, vecina de las calles G y 27.

El Castillo de Jagua, situado en Avenida 23 esquina a G, en el Vedado capitalino, fue reinaugurado hace menos de una semana. Era otra de las obras del gobierno de la ciudad, en el afán de presumir de lo nuevo que emergía por el medio milenio de la capital.

Según uno de los bartender, el proceso de restauración tardó unos tres meses y en él se incluyó la reparación de baños, cocinas, cafetería, bar y fachada. “Se hicieron también labores de marquetería y se climatizó el área. De ese modo los clientes tienen una estancia disfrutable. Todas estas labores estuvieron a cargo de una cooperativa de construcción”.

El equipo actual del Castillo de Jagua está formado por 30 empleados, los cuales quedaron divididos en aproximadamente 15 por cada turno. “El inmueble pertenece a la cadena de Restaurantes de La Habana y es una suerte que se haya tomado en serio, porque por su ubicación puede ser un punto de ingresos importantes. Hasta ahora el público se ha sentido complacido, por la calidad de las elaboraciones y por el precio”.

Ofrecen un menú con platos típicos de la comida criolla, rasgo que años atrás lo distinguiría. El horario es de 10 de la mañana a 10:45 de la noche y comprende servicio de Bar.

“Es muy bueno que hayan rescatado el bar. Era un antro de alcohólicos. El sábado fui y pude comprobar que está bastante aceptable. La tarifa no es demasiado barata pero ya uno está acostumbrado y sabe que si sale a comer tiene que gastar. Es así. Solo hace falta que no empiecen a robar y a destruir todo lo que han hecho, cosa que es muy común en este país”, añadió Thaimi García.

Texto y foto: Lucía Jerez

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