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Animales

Periodista cubana y defensora de los animales se marcha de la revista El Arca y la llama “mediocre”

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Considero que una Revista sobre animales cubanos sin temas sociales, no educa y no refleja la realidad de mi país. No se puede defender una sociedad civilizada y ética cuando no se contempla el respeto a todas las criaturas.

Con estas palabras, dichas por la joven animalista y activista social Beatriz Batista, se puede redondear una teoría en relación al modo de definir cómo debe ser un activista social o un defensor del derecho de los animales; pero sobre todo, este es un ejemplo ideal para resumir cómo deben entenderse las cosas en una sociedad dónde, a menudo las personas intentan explicarse el porqué de “esto” o “lo otro” – casos muy puntuales -, sin entrar a analizar que muy probablemente el problema tenga debajo una causa mayor que lo genere.

Indiscutiblemente, sirve también para demostrarnos que, dentro del periodismo cubano, existen muy buenos profesionales; muy jóvenes incluso, que tienen un alto sentido de la ética y el deber como seres sociales, lo cual va marcha por delante de su profesión. Primero se es hombre o mujer, luego se es albañil o maestro. ¿No?

Beatriz, la joven comunicadora cubana cuyo rostro se diera a conocer como una de las gestoras de la primera y por ahora única marcha que se ha celebrado en el país a favor de los animales, dio a conocer su salida de la revista El Arca – una revista digital dedicada al tema de los animales – y no lo hizo de la mejor manera posible, aunque con la mejor y mayor de las razones.

Beatriz definió a la revista como “de copia-pega” y “mediocre” cuando la conoció; y dijo que ahora, al parecer, volverá a ser de “copia-pega” y “mediocre” tras su partida. ¿Por qué? Ya lo explicamos.

¿Cómo, si no es con historias reales y con acciones concretas, con testimonios tomados de quienes sufren a diario el maltrato de los animales, puede llevarse a buen puerto un “arca”, o mejor dicho: El Arca? O… ¿cualquier “arca”?

Esa es la pregunta que parecen no entender muchos, pero que a Beatriz le ha quedado clara. Decenas de directores de revistas y medios en la isla intentan hacer sus páginas más cercanas a la realidad día a día. Casi todos quieren que sus lectores les sigan; quieren crecer en número de lectores y en prestigio, pero muy pocos lo logran y la causa muchos la conocen, aunque no se atrevan a decirla o reconocerla.

Esto fue lo que trajo Beatriz a El Arca; pero ahora, “desde arriba”, ordenaron al parecer cierto control y mesura en la Revista.

para mí” no hay más #ElArca, por un tiempo…hasta que “se limpie” todo su contenido y retorne a lo que era en un inicio: mediocre y copia-pega de internet, algo así, como un medio estatal,” expresa más adelante Beatriz mientras define finalmente su idea, y alude al hecho de que le fue informado que “la Revista #ElArca se detiene” pues “no pueden salir contenidos sociales“, ya que “por “culpa” de la marcha se tiene una mala imagen de la revista“.

La propia Beatriz lo aclara de inmediato y expresa: “gracias a la marcha se conoció a niveles internacionales – la revista – y solo obtuvo felicitaciones“.

No se trata de una situación personal, como seguramente querrán ver algunos. Si El Arca creció en lectores; si llegó a ser conocida “internacionalmente” no es precisamente por “Beatriz”. Puso ser “Belkys” o “Mayra”. Los verdaderos protagonistas de estas historias no son quienes la reflejan mediante sus letras, sino los protagonistas de las historias mismas. Los textos, el contenido son apenas la forma de mostrarlo a los lectores. Una mala historia, un “copia-pega” nunca llegará a ser motivos de admiración y respeto para nadie.

La protesta de Beatriz debería entenderse entonces no solo  como la protesta de una periodista que se marcha de un medio por “discrepancias” con la línea editorial, o por la manera en que el medio gestiona el contenido de sus publicaciones, sino además como la reacción natural a quien entiende el contenido de su trabajo vinculado estrechamente a la labor que como defensores de los animales realizan; y sobre todo, el modo en que entiende de manera correcta que no puede haber sociedad civilizada y ética dentro de una sociedad, sino se respeta el derecho de todas las criaturas vivientes a vivir en paz.

Si estos derechos no se defienden desde todos los ángulos, no hay modo en que esta “arca” o cualquier otra, pueda atracar feliz algún día en algún puerto.

Roberto A.

 

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