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Cuba

La pérdida de valores de la educación en Cuba parece no tener fin

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Por Vladia Rosa García

Para garantizar buenas calificaciones, muchos optan por pagar. La educación en Cuba ya no es lo que era

“El costo dependía de las notas que aspirabas a alcanzar. Yo era de los menos inteligentes. Con 60 puntos me bastaba. El profe nos repasaba en su casa y ese día dábamos el dinero. Lo que pidiera”. Esto sucedió cuando Kike cursaba el preuniversitario, ahora tiene 22 años, trabaja, y admite que de no ser así, nunca hubiese terminado el bachiller.

Fraude académico –entre otras acepciones- es el acto de comprar, vender, hurtar, falsificar cualquier tipo de información escolar (generalmente a cambio de efectivo).  En esta ocasión no nos referimos al papelito que se pasan los estudiantes durante el examen, o al “chivo” que se esconden dentro de los muslos, en los bolsillos, en la cartera de los lápices, sino a los acuerdos entre educadores y alumnos para sacar el aprobado o magníficas calificaciones.

El modo de hacerlo comprende las más ingeniosas vías: vigilar la puerta para que ningún directivo sorprenda mientras los escolares se copian entre ellos, realizar “casas de estudio” con el fin de identificar las preguntas que saldrán, pasar copias digitales de los exámenes originales, arreglar las respuestas mientras revisan o dictar las soluciones frente al aula. En cada una de ellas, luego, el maestro recoge su parte.

Por años el sistema educativo cubano ha ostentado un alto prestigio internacional. Según un informe del Banco Mundial publicado en 2014, en toda América Latina no existía ningún cuerpo docente que pudiera compararse con los parámetros internacionales excepto el de la isla. “El país antillano dispone de un eficiente sistema y de instructores de altísima calidad. Además es la nación que dedica mayor por ciento del presupuesto nacional a esta esfera, el 13%”.

No obstante, la realidad de los centros escolares dista mucho de estos logros. En el propio año 2014 una alumna de la Facultad de Periodismo de la UH realizó encuestas dentro del ámbito universitario para constatar los niveles de fraude académico. El 94.4 del estudiantado lo ha utilizado como método para sacar buenas calificaciones, así lo aseveraba el artículo.

Varias son las historias. “El precio fue de un CUC por persona. En el aula éramos más de 30 ese día. Yo no quería pagar, había estudiado bastante pero lo tuve que hacer ante la presión de los demás”, afirma Patricia. Cuenta que el instructor de Física de su secundaria, mientras cuidaba la prueba velaba en la puerta para que los muchachos pudieran decirse las cosas. “Lo hizo más de una vez hasta que alguien se lo comentó a la directora y lo botaron. El compañero volvió al curso siguiente porque había déficit de personal. Siguió en lo mismo”, expone la joven de 18 años.

La educación en Cuba y los Profesores Generales Integrales

En el 2000, la formación docente en el país vivía una época funesta porque la incorporación de jóvenes a las carreras pedagógicas era cada vez menor y el descontento se apoderaba de los salones. Esto propició el éxodo masivo de los que impartían las asignaturas. Como parte del programa Batalla de Ideas, creado por Fidel Castro, ocurrieron graduaciones masivas de los denominados como Profesores Generales Integrales (PGI). No obstante, muchos de los que ingresaban no tenían vocación ni aptitudes sino que estaban motivados por los beneficios que recibirían.

En primera instancia el Estado garantizaba el empleo, la facilidad de cursos, diplomados y la superación para ser capaz de enfrentarse en las diferentes enseñanzas. Aunque el salario promedio, aproximadamente, era de apenas 500 CUP.

El faltante para 2018 era de tres mil auxiliares pedagógicos, principalmente en las provincias de La Habana, Matanzas y Cienfuegos. “Los profes se viven quejando por lo que cobran. Eso no alcanza para vivir. Solo escapan los 22 de diciembre, Día de los Educadores, que se van llenos de regalos”, declara Amanda quien cursa el noveno grado. En parte, en opinión de antiguos miembros del sector, esta fue una de las razones por las que se hizo tan común la venta de exámenes.

“A veces uno sabe que está mal, pero peor es cuando a fin de mes no te llega para comer, vestirte, mantener la casa, los niños, la mujer. Siempre va a existir alguien que necesita ayuda para pasar de grado, pero el favor cuesta”. Así habla un exmaestro de Historia de Cuba. Ahora trabaja como dependiente en una paladar de la Habana Vieja. Al día gana 5 CUC. El doble de lo de antes.

Para aprobar también depende del tipo de persona que esté frente al aula. “Con todo el mundo no es igual, los más viejos casi nunca entran en eso”, explica Yailín. Ella confirma que nunca ha usado estos métodos, pero conoce varios amigos que lo han hecho más de una vez. “Depende de la asignatura y los contenidos, los de Ciencias ganan más porque son las difíciles”.

“A mis padres yo les mentía. Decía que quería salir o comprarme algo para que me dieran la plata pero nunca les contaba. No me veían estudiar pero mis notas siempre fueron buenas y por eso no se preocupaban. Había quienes cobraban 10, 15 o 20 CUC, en dependencia de la materia”, relata Liz Maray, ahora estudiante de técnico medio en elaboración de alimentos.

Aunque algunos progenitores fomentan estas actitudes, hay otros que mantienen algo de decoro. “Mi hijo tiene que estudiar. Ese es su deber. No le doy un peso para eso. Si desde pequeño le aceptas estas vías facilistas, a los 18 años has gastado una millonada, no entran a la universidad y lo que hiciste fue formar un cerebro hueco”, manifiesta Sonia, madre de dos niños adolescentes.

Filtración de pruebas de ingreso a la Educación Superior

Para corregir dichos inconvenientes las autoridades de Cuba han transitado por distintas etapas. Primero se trataron de eliminar los supuestos “objetivos de estudios” impartidos días antes de la realización del test. “Para eso no hace falta ser inteligente, si dicen esta es la guía, ese es el examen”, añade una estudiante de 11no grado.

Como la medida no arrojaba ningún resultado se comenzaron a confeccionar las preguntas desde las sedes municipales de educación para evitar el acceso a ellas. Ahora el fraude se hacía a niveles mayores.

Durante el curso 2013-2014 en La Habana se filtraron las pruebas de ingreso a la enseñanza superior. Guille expone su experiencia de cuando cursaba el duodécimo grado en el preuniversitario Saúl Delgado. “Supuestamente algo así era imposible. Recuerdo la seguridad del sobre. Para mí era ilógico que lo que hacía semanas andaba circulando de mano en mano fuera la prueba. Sin margen de error. Al final la repitieron”.

La noticia fue un bombazo. El periódico oficialista Juventud Rebelde tuvo que informar en nota oficial: “Ante este hecho, se tomó la decisión de sustituir los temarios de los exámenes de las asignaturas de Español e Historia que se iban a aplicar en La Habana”. Además se determinó que se sustrajeron las pruebas a pesar de las medidas adoptadas y que estuvieron en manos de un grupo de estudiantes, quienes las obtuvieron por distintas formas, incluyendo acciones lucrativas. “Hasta el momento hay tres profesores de la Enseñanza Preuniversitaria involucrados”.

La pérdida de valores en este sector no parece tener fin. Sucesos similares continúan, aun cuando el salario básico aumentó a mil CUP después de las medidas económicas tomadas recientemente; y aunque la ministra Ena Elsa Velázquez reitere que los cinco mil educadores que se reincorporaron, por ser personas comprometidas, permitirán “despojar nuestras aulas de todos los vestigios de indisciplinas y de actitudes que puedan denigrar el trabajo que hemos cultivado”.

La noticia más reciente se publicó en el periódico el Escambray, de Sancti Spíritus, cuando en el Instituto Preuniversitario Nieves Morejón varios jóvenes tenían el cuestionario de evaluación en sus teléfonos y afirmaban haber pagado 15 CUC por él. Por otra parte, en la Universidad de Ciencias Médicas del mismo territorio ocurrió un hecho semejante, por el cual se sancionó al pedagogo principal con dos años de privación de libertad.

Pareciera que otra de las vanagloriadas conquistas de la Revolución se desmorona.

 


 

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