“Pasamos”, dice cubana que cruzó por Matamoros

Una cubana, junto a su esposo e hijos, logran cruzar por Matamoros. El punto fronterizo se ha vuelto clave para las aspiraciones de miles de emigrantes.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de los EE.UU. emitió una declaración sobre el procesamiento de los residentes actuales del campamento de Matamoros a los Estados Unidos, en el cual se expresa que “a partir de esta semana, con el apoyo del Gobierno de México y organizaciones humanitarias internacionales, los Estados Unidos comenzará a procesar a los actuales residentes del campamento de Matamoros en México”.

“Trabajaremos conjuntamente con el Gobierno de México y los socios en el lugar para facilitar el procesamiento seguro de los residentes actuales del campamento que califiquen para este programa,” explica el comunicado que más adelante señala que “los recién llegados al campamento de Matamoros no podrán ingresar a los Estados Unidos a través de este proceso limitado”.

Horas antes, una cubana comentaba vía chat a este redactor que ya se encontraba en territorio de los EE.UU., en una iglesia de Arizona donde se atiende a los migrantes.

“Todo bien. Nos vemos en Miami”, dijo.

M.V señala que por diversas fuentes se guiaron y tanto ella como su esposo decidieron cruzar la frontera.

La situación para esta cubana y su familia se había tornado un poco complicada con recientes cambios en el ámbito laboral de su esposo, única fuente de ingreso en el núcleo.

Agobiados por la incertidumbre decidieron viajar a la frontera, alentados por alguien que les dijo que por Matamoros todo sería más fácil.

“Teníamos un 50% de probabilidades de cruzar y cruzamos”, explica.

“Ya pasamos el proceso del miedo creíble, pero fue duro”, rememora.

“Ahora a esperar el proceso de cortes y esas cosas en la casa de un familiar de mi esposo. Pero nos sentimos afortunados porque vimos deportar mucha gente. Como éramos cubanos supongo que el trato que nos dieron fue distinto, pero yo vi cómo deportaron otras familias. Vi muchas personas con grilletes. Otras que quedaron encerradas. Todo eso vi“, cuenta.

“Yo venía con un médico y él salió con la familia y otra familia más, pero atrás dejamos otras dos familias de cubanos. Vi otras familias como no aprobaron el proceso y fueron deportadas”, señala visiblemente conmovida.

Sus últimas palabras fueron: “Yo estoy bien, y muy agradecida de estar aquí”.

Ariel P.

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