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Esta mujer caminará casi 3000 millas para hacer un llamado de atención sobre el consumo de drogas opioides
Jessie Grieb, una ciudadana norteamericana residente en la costa este de Maine, partió en días pasados en lo que algunos consideran es una locura, pero otros consideran es una caminata por el amor y contra las drogas.
Grieb, quien ya una vez caminó desde Maine hasta la frontera con Canadá, para luego regresar y seguir caminando hacia el sur a través de New Hampshire, Massachusetts y Rhode Island, ha hecho saber a los medios que su viaje terminará “un día”, cuando llegue a Cayo Hueso, en la Florida, un lugar que se encuentra distante unas 2575 millas del lugar de partida. Su motivación no es otra que hacer un llamado de atención en relación con la epidemia de uso de opioides que azota a los Estados Unidos.
“Cada milla que camino, dos personas en este país habrán muerto de una sobredosis, ocho personas cada hora, más de 115 por día”, dijo el 17 de septiembre mientras caminaba a lo largo de la ruta 184.
Grieb, de 26 años de edad, actualmente se encuentra por Connecticut, dispuesta a terminar lo que un día empezó.
La epidemia, sobre la cual ella se encuentra alertando con su hermoso gesto mató, tan solo el año pasado, a unos 72 mil estadounidenses. A ella, específicamente, le arrancó un ser querido en el año 2015: su hermano Brian, a quien honra con una piedra, con su nombre, por cada estado que atraviesa.
Así que no le importa mucho – como ha dicho a los medios – las ampollas que le han salido, o los varios zapatos que ya ha roto en su travesía. Además, ella misma ha estado batallando – dijo – por librarse de la adicción a las drogas, las cuales consumía desde que tenía apenas 16 años de edad.
“Me he puesto en situaciones peligrosas y básicamente arriesgué mi vida todos los días usando las drogas que estaba usando“, escribió en Facebook.
“He intentado tratamiento, medicamentos, a medio camino … ahora estoy haciendo algo diferente. Pueden suceder muchas cosas, y esto es aterrador y un gran temor de estar solo a lo que me estoy enfrentando, pero con todo esto dicho, estoy viviendo. Estoy viviendo mi vida más ahora que nunca antes. Ya no entorpezco nada. Estoy tomando riesgos. También estoy disfrutando cada momento de mi vida, algo que no he podido hacer en mucho tiempo”.
Dice haberse inspirado en el personaje de la película “Forrest Gumb” y ha “embarcado” en esta travesía a un amigo, Mike Plante, quien también perdió un hermano el año pasado por el consumo de estas mortales drogas.
No han completado aún un tercio de la travesía (700 millas han caminado), pero armados de una tienda de campaña, un saco de dormir, ropa, extra, bloqueador solar y contra insectos, y mucha agua, han puesto rumbo hacia una meta que parece no tener fin, pero que ellos se han propuesto cumplir.
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