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Cuba

El ministro cubano Saborido sí tiene quien le escriba

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Por Lucía Jerez

Tras su intervención en la Mesa Redonda, el ministro cubano de Educación Superior, José Ramón Saborido Loidi, ha sido el destinatario de una carta en la que se le recrimina “intentar hacer pasar por opositores a todos los que han sido separados de las aulas, cuando en realidad no es así”

Si se atiende a los últimos acontecimientos, cualquiera podría decir, que para ser ministro en Cuba no es necesario saber pensar. En poco tiempo, sucesos lamentables han dejado en muy mal sitio al Ministerio de Educación de la isla.

Hace aproximadamente un mes, que a raíz de la protesta protagonizada por intelectuales y profesores universitarios cubanos ante la injusta separación de la enseñanza de la profesora Omara Ruiz Urquiola, la viceministra primera Martha Mesa Valenciano publicó el texto “Ser profesor universitario”, tan inverosímil como discriminatorio. Entre otras razones, exponía que “el que no se sienta activista de la política revolucionaria , de nuestro Partido, un defensor de nuestra ideología , de nuestra moral, de nuestras convicciones políticas, debe renunciar a ser profesor universitario”.

Esta declaración, posteriormente retirada del sitio web del Ministerio de Educación Superior, en la que se publicó en un inicio, pareciera no tener cabida en una sociedad que respete el papel de la universidad, no solo el de ahora, sino el que ha cumplido históricamente. Fue tanto el repudio a las palabras de la funcionaria que docentes, estudiantes, artistas y ciudadanos en general denunciaron la  discriminación política mediante una carta abierta al gobierno de la República que reunió más de 3000 firmas.

Posterior a ello, y apenas a unos días de iniciar el curso escolar, la máxima autoridad del Sistema de Educación en la Cuba, Ena Elsa Velázquez dejó boquiabierto a más de uno cuando, como respuesta a determinadas quejas, comentó, a través de su cuenta en la red social Twitter, que quien no viviera aquí no tenía derecho a criticar y solo se aceptaban los juicios de quienes estuviesen dispuestos a compartir carencias y buscar soluciones, expresión que también encontró repudio en cubanos de dentro y fuera del país.

Para dar un último toque de gracia, aún no hace 48 horas que el Ministro de Educación Superior, José Ramón Saborido Loidi durante su intervención en la Mesa Redonda Informativa tildara de “mercenarios” y “cubanólogos” a aquellos cubanos que atacaron a Mesa Valenciano en defensa de la profesora Urquiola, a la que, además, llamó “marcadamente enemiga”. Y añadió que “el carácter incluso de la agresión trata por todos los medios de separar en este país al Partido del pueblo, al Partido de las universidades”.

Esta, como las conductas anteriores de los otros funcionarios también obtuvo una respuesta  de quienes todavía saben pensar en este pedazo de tierra insular. Desde La Joven Cuba llega una carta de Harold Cárdenas Lema, dirigida a Saborido en la cual cuestiona su comportamiento en el espacio informativo, “donde intentó hacer pasar por opositores a todos los que han sido separados de las aulas, cuando en realidad no es así”.

“Que un funcionario público califique a una persona de mercenaria sin que exista proceso judicial alguno y se salga con la suya, es ejemplo de fragilidad de las instituciones y de un estado de derecho que se aplica discrecionalmente”, añadió Cárdenas Lema, quien terminó haciendo explícito su rechazo a cualquier forma de discriminación laboral o educacional sobre la base de preferencias políticas.

Una investigación realizada por un egresado de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana durante el curso 2017 ̶ 2018, titulada La ruta de las golondrinas, y en la que fueron encuestados 697 estudiantes de cuarto año de todas las carreras de la Casa de Altos Estudios, arrojó como uno de sus resultados opiniones acerca de lo que para ellos sería una Cuba ideal. El 22% se refirió a mejores salarios.  El resto, a un país esperanzado, libre, donde se puedan cumplir los sueños  (17.9%), con desarrollo económico (12.4%), mejor sistema político (10.5%), mejor calidad de vida  (9.36%), más educación, valores y cultura ciudadana  (8.8%), igualdad de derechos y respeto a la diversidad  (5.28%), mejor tecnología y conectada con el mundo  (4.07%), sin bloqueo (3.05%), mejores opciones y condiciones de trabajo para los graduados  (2.5%) y sin corrupción  (1.85%) .

Escuchar más a los que están en las aulas, respetar a quienes los forman, atender a los anhelos, necesidades y fabricar menos discursos excluyentes y autoritarios desde la silla de un despacho, pudiera ayudar a que deje de ondear a media asta la bandera de la educación en Cuba.

 


 

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