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Miami Beach extiende toque de queda por tres semanas más

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Un controversial toque de queda para Miami Beach se ha extendido hasta abril.

La verdad es que este Spring Break no tiene nada que ver con las vacaciones de primaveras para universitarios; muchos no lo son, y solo han venido a vivir la vida loca.

Las autoridades de Miami Beach han decidido extender el toque de queda que fue decretado el pasado fin de semana, en una medida desesperada, quizás para obligar a los miles de norteamericanos que se llegaron hasta allí, durante el Spring Break y que están siendo señalados por provocar no pocos disturbios.

El sábado por la mañana vehículos del equipo táctico de la policía (SWAT team) viajaban por el 836 en sentido este para ir tomando “posiciones” en una ciudad que parece sitiada por vacacionistas. Horas después, el sábado por la noche, otro equipo táctico debió ser desplegado en el lugar, mientras una multitud agitada de spring breakers desafiaba el toque de queda que había sido decretado a partir de las 8 pm.

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Sin embargo, ni con el cierre a las 9 pm de los tres puentes principales que dan acceso a la playa, ni con el toque de queda a las 8:00 pm, la multitud se dispersó. Fue entonces cuando se desató el infierno.

Funcionarios de Miami Beach dijeron el domingo que, a partir de lo experimentado durante este fin de semana, la ciudad extendería el toque de queda y los cierres hasta el 12 de abril próximo.

Los comisionados de la ciudad votaron unánimemente la medida durante una reunión de emergencia ayer domingo.

El gerente interino de la ciudad, Raúl Aguila, dijo a The Miami Herald que la medida tiene como objetivo “contener a la abrumadora multitud de visitantes y el potencial de violencia, interrupción y daños a la propiedad”.

“Cuando cientos de personas corren por las calles aterrorizadas, te das cuenta de que eso no es algo que una fuerza policial pueda controlar”, dijo el alcalde de Miami Beach, Dan Gelber, durante la reunión del domingo.

Toque de queda; entre aprobación y censura

Varios residentes apoyan la medida y otros las rechazan, pero después de días de fiesta , entre los que no faltaron varios enfrentamientos entre la policía y grandes multitudes, arrestos, drogas y armas confiscadas, y hasta un joven muerto, a los funcionarios de Miami Beach no les quedó más remedio que ordenar un toque de queda de emergencia desde las 8 pm hasta las 6 am.

Ello implicó que restaurantes y bares cerraran por completo a esa hora; al menos durante el período de emergencia que fue decretado por tres días.

Si bien los lugares no parecían muy animados a cerrar voluntariamente, el sábado se desató un espectáculo bochornoso en un restaurante que dejó pérdidas por más de 20 mil dólares. Unos turistas comenzaron a lanzarse sillas, platos, cubiertos, botellas y hasta mesas. No pocos que estaban sentados aprovecharon para irse y no pagar la cuenta.

El hecho ocurrió en el icónico bar The Clevelander South Beach y fue catalogado como una estampida. Una estampida que tiene ahora mismo a los dueños de los negocios en South Beach entre “estar abiertos” o estar cerrados.

El bar restaurante anunció que suspendería temporalmente todas las operaciones de alimentos y bebidas hasta al menos el 24 de marzo después de que las multitudes abarrotaran Ocean Drive, y estallaran en peleas callejeras.

El toque de queda buscaba mantener a los turistas dentro de sus hoteles después de las 8 pm, pero a esa hora, Ocean Avenue, la franja principal de la ciudad, permanecía abarrotada de juerguistas, que actuaban mucho más allá del límite responsable.

Agentes de la policía de la ciudad de Miami Beach arrestaron a varios hombres en Ocean Drive y 10th Street. Para lograr el ansiado orden, la policía de Miami Beach debió disparar balas de pimienta contra las multitudes de fiesteros.

La policía de Miami Beach dijo el domingo por la tarde que ha hecho más de 50 arrestos y confiscado al menos ocho armas de fuego desde el viernes.

Las medidas tomadas

La policía de Miami Beach impuso el toque de queda y bloqueó Ocean Drive, Washington Avenue y Collins Avenue desde las calles 16, mientras que el tráfico hacia el este en las tres principales vías que dan acceso a la ciudad -el MacArthur, Julia Tuttle y el Venetian Causeway- fueron cerradas a las 10 pm hasta las 5 am a personas que no eran residentes. Huéspedes y personas que iban a trabajar, tenían que salir o entrar en ese margen de hora.

En total, desde el que entrara en vigor el Spring Break el pasado 20 de febrero, en Miami Beach se han efectuado más de mil arrestos.

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La zona, conocida por ser uno de los lugares de fiesta más importantes del país, ha vivido o sufrido la experiencia de “enfrentar” una especie de “multitud rebelde”, que durante las vacaciones de primavera se reúne por miles en las calles. Ha habido altercados, riñas; han destruido la propiedad en algún que otro restaurante y lo que es peor: la mayoría, procedentes de otros estados, se niegan a usar máscaras. Los funcionarios de Miami Beach advirtieron el domingo que el lugar se ha convertido en una seria amenaza para el público.

El Spring Break visto no es de “estudiantes universitarios,” sino adultos que buscan desatarse, living la vida loca en uno de los pocos estados completamente abiertos durante la pandemia.

Muchos vienen “para participar en la anarquía y una actitud de todo vale”, dijo el administrador de la ciudad, Raúl Águila, yagregó que las multitudes ni siquiera comían en restaurantes, sino que simplemente se congregaban por miles en la calle.

¿Por qué disparar balas de pimienta?

Los oficiales de policía de Miami Beach se vieron superados en número, y debieron llamar al Team Swat el sábado. El hecho, así como los disparos con balas de pimienta, causaron consternación pero el jefe de policía de Miami Beach, Richard Clements, tiene otra opinión al respecto.

Clements dice que el pasado lunes, la multitud parecía más de lo normal. Que luego, por la noche, un grupo de vehículos bloqueó una calle “y básicamente tuvo una fiesta callejera improvisada”; luego, ya para el jueves las multitudes aumentaban, las peleas se desataban, y sucedieron peligrosas estampidas de personas que huían en busca de seguridad.

El viernes por la noche, la policía aseguró que la fiesta estaba fuera de control. Un restaurante fue ‘puesto patas arriba’ en el tumulto, ‘las sillas se usaron como armas’ y vidrios rotos cubrieron el piso.

“No podíamos seguir más”, admitió Clements durante la reunión del domingo, mientras defendía la entrada en vigor de una extensión en el toque de queda de la ciudad.

“Creo que esta fue la decisión correcta”.

Ariel P.



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