Cuba
Materiales reciclados cobran vida y forma en Fihav 2019
Una Cooperativa cubana no agropecuaria mostró en Fihav 2019 cómo, de materiales reciclados, se pueden elaborar muebles y artículos útiles y bellos.
Una cooperativa cubana mostró el valor de uso de materiales reciclados como fuente de ingresos, un hecho que a este redactor le recuerda los inicios de la ya multimillonaria IKEA.
Porque sí, IKEA comenzó así, y si los chicos de la Cooperativa No Agropecuaria cubana La Esperanza tienen como referente a IKEA, no hay dudas de que podrían llegar lejos.
La Cooperativa cubana no agropecuaria mostró en el marco de Fihav 2019 el valor del reciclaje; y cómo, de productos desechados y recortes de plástico – entre otros materiales reciclados – se pueden elaborar muebles y artículos.
En fin, que en desuso no hay nada, y La Esperanza es prueba de ello.
Prensa Latina informa que esta empresa apenas tiene 5 años de fundada; cuenta con diez socios fundadores y está enclavada en el municipio de Fomento.
La Esperanza, dice Prensa Latina “se trazó el objetivo de dar utilidad a materiales plásticos en desuso a través del reciclaje, potenciando así la creación de productos y fomentando la cultura ecológica.”
Su presidente, Ernesto Suárez Cano, dijo al medio que “con máquinas y equipos fabricados por los propios trabajadores, asumieron inicialmente la elaboración de tuberías hidráulicas y sanitarias; luego expandieron las líneas productivas y hoy confeccionan muebles tejidos artesanalmente para el hogar, oficinas y diversos espacios.”
Para ello se valen de productos desechados “provenientes de las industrias, del turismo y de la población”
Cuentan además que ellos notaron como a estos, se les daba un limitado uso, pero que debido a su difícil degradación, (…) decidieron convertirlos en artículos para varios usos”.
Y es que esta idea “novedosa” se ha hecho muy común en el mundo de hoy. Las personas construyen casas usando botellas de vidrio; platos, jabas, absorventes y otros, usando cáscaras de la caña o de la hoja del plátano. ¡Con pomos plásticos se construyen una especie de “aires acondicionadores” en la India. ¿Cómo entonces no poder hacer “un mueble”?
Pero, al valor utilitario de la pieza, estos emprendores le han dado un excelente valor estético.
Los chicos de La Esperanza piensan incluso más allá, y hasta reciben apoyo, principalmente de Materias Primas.
Ahora están inmersos “en un proyecto dirigido a crear estructuras plásticas para la agricultura, como tuberías para los invernaderos, cunas para carneros, y jaulas para conejos y codornices,” pero si fijan en su mente estas cuatro letras I-K-E-A, si asumen ser como el gigante sueco y que pueden lograr a partir de “recorterías” un inmenso emporio comercial, lo lograrán sin dudas.
Ganas e ingenio no les faltan; porque son personas que, al parecer, parafraseando al poeta “con amor, convierten en milagro el barro”.
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