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Animales

Las contradicciones de Cuba: vender mascotas es legal, rescatarlas no tanto

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En el parque de Cristo, de La Habana, las mascotas están en jaulas mientras se ofrecen como mercancía. Los precios varían entre los 40 y los 100 CUC

La proliferación de animales callejeros es uno de nuestros dramas cotidianos. Aunque el fenómeno existe desde que tengo memoria, en los últimos años se ha agudizado. Para suerte de las mascotas abandonadas, cada vez son más las organizaciones que se encargan del rescate, cuidado y puesta en adopción de estas criaturas; mas existe un mal en contra: la venta.

El habanero parque de Cristo es uno de los lugares donde se venden animales. Cada día, varios individuos con licencia para comercializar animales llegan hasta la plaza con sus jaulas, en las cuales guardan varios cachorros de distintas razas, para vender a los transeúntes.

Javier es una de estas personas. Proveniente de Bauta y veterinario de profesión, tiene su puesto en el mencionado sitio. Allí comercializa razas como los cocker spaniel, pitbulls o huskies siberianos. Los precios son de 40, 80 y 100 CUC respectivamente.

“Mis animales se entregan con todas las vacunas y garantías, no puede ser de otra forma puesto que el precio es muy alto; además, me encargo de buscar mascotas legítimas, sin cruce en ninguna línea de descendencia, por la calidad. También ofrezco servicio de asesoramiento en el cuidado”, declara.

Con tan altos precios, resultaría raro que el negocio se sostuviera. Pues, según el dueño, va viento en popa: “Los días más malos dependen de qué raza vendas. Generalmente me compran entre más de tres cachorros diarios; con eso, los accesorios y medicamentos, me va muy bien económicamente”.

Los clientes potenciales son cubanos: “Los yumas pasan, miran y a veces hasta intentan acariciarlos, pero son los de aquí quienes casi siempre sueltan el dinero. Para quien tiene posibilidades, es mejor comprar un perro original a buscarse un sato”, finaliza.

Sin embargo Beatriz, activista del grupo Cubanos en Defensa de los Animales (CEDA) advierte que, aunque menores, las posibilidades de abandono a uno de estos animales también existen: “Hemos recogido perros de todas las razas, de los más caros. No tiene nada que ver la procedencia, solo que es más bonito un perro nacido para dar dinero que uno de la calle, con sus traumas e historias de abuso. Los primeros están acostumbrados a una buena vida, los segundos requieren más paciencia y amor de sus dueños”, concluye.

Tal vez es este el motivo por el cual los animalistas cubanos piden una ley capaz de prohibir la venta de animales. Los volúmenes de mascotas en la calle son alarmantes. Los activistas hacen lo posible por prestar ayuda a todos, pero les falta espacio y recursos.

“Cuando uno hace un rescate, no piensa en las posibilidades reales de adopción del animal, por lo cual puede encontrar una familia para él al día siguiente, o no hallar un hogar permanente. De ese modo, se nos acumulan en los refugios, ocupando el espacio que pudiera ser para otros en igual situación. Se vuelve un bucle”, precisa Sergio.

Así, las Ferias de las Adopciones realizadas por varios grupos rescatistas, algunas en la Plaza de Cristo, ayudan a crear conciencia ciudadana. “El espacio es el mismo para crear un contraste: no podemos negarle a quien se dedica a eso el vender sus animales, pero sí podemos darle a las personas la posibilidad de llevarse a casa un cachorro bello, sano y gratis, solo por amor”, declara Gabriela, miembro de Protección a los Animales Cuba PAC.

Una Ley de Protección Animal cambiaría mucho las cosas en este sentido. Al ser parte de un negocio de compra- venta, estos animales están siendo abusados, pues proporcionan dinero a una persona que no siempre les garantiza unas condiciones mínimas de vida ni hace un comercio responsable. “Los pitbulls, por ejemplo, se sabe algunos son comprados para pelear, pero esto al proveedor no le importa, solo quiere el costo del animal, de este modo lo ponen en peligro”, afirma la activista.

Cada vez son más las personas que se suman a la iniciativa animalista en la isla. Un sólido equipo de veterinarios, escritores, voluntarios y amantes de los animales, materializan una excelente labor de protección, a la espera de una ley retrasada cada vez con argumentos menos válidos por parte de las autoridades cubanas.

Texto y fotos: María Carla Prieto

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