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Cuba

La lección que nos deja Susana Pérez

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Susana Pérez apoya a Donald Trump y recibe críticas, pero la verdad más cierta es que ese no debería ser un problema para nadie: se llama libertad.

Todavía numerosos cubanos andan insultados con Susana Pérez porque la actriz “prestó” su voz para un spot publicitario de la campaña de Donald Trump en la Florida.

Acostumbró Susana, durante años, a deleitar a millones de cubanos no solo con su belleza y rostro cándido, sino más que nada con su talento de actriz. Lo demostró, por ejemplo, en la telenovela “Sol de Batey” y más que nada en “El Balcón de los Helechos”; y no por gusto la siguen miles de cubanos que escuchan todo lo que dice, como el día en que se quejó en el programa de Sevcec, “A Fondo”, en el Canal 41, sobre las pocas oportunidades para los actores cubanos en Miami; y cuando se quejó por un par de maletas perdidas en el aeropuerto de La Habana.

Si alguien sabe lidiar con los problemas es Susana, a quien ahora, al parecer, quieren convertir en victimaria por simplemente hacer un trabajo.

La mayoría de sus críticos puede que alguna vez en sus vidas hayan sucumbido a una propuesta que, en su momento, los hizo dudar si cumplirla o no.

Un amigo, residente en Miami, me dice que el problema está dado porque la ciudad ha estado siempre muy polarizada; entre comunistas y no comunistas; entre exiliados “verdaderos” y exiliados del pan con bistec; entre “croqueteros” del Versalles – así se llaman unos a otros cuando quieren rebajarse el nivel del diálogo -; entre Trumpistas y no Trumpistas; y en general, entre demócratas y republicanos.

No tenga dudas usted, se lo aseguro yo, que el hecho de que Susana -porque le dio la gana y porque eso es lo que hace una persona decente en este país, trabajar, no poner skimmers en las gasolineras ni incurrir en fraudes al seguro- haya puesto su voz a un spot comercial de la campaña demócrata, es el menor de los problemas.

Por las redes andan algunos quejándose del producto en sí, y encuentran en Susana el chivo expiatorio ideal para escarbar en sus penas. Ojo, es su derecho hacerlo; tanto como lo es para Susana poner su voz a la campaña de Trump en la Florida, o a la sirenita Ariel (si se lo propusiesen).

El colega Alexis Boentes, del canal Telemundo51 en la ciudad de Miami, lleva varios días intentando desenredar la madeja del absoluto desastre burocrático y gubernamental que tiene ahora mismo a miles de residentes en el estado de la Florida, quienes no han cobrado el famoso cheque de ayuda del gobierno; otros que no han podido cobrar aún el primer cheque del desempleo; y otros que están a punto de perder las ayudas; sin contar con el hecho de que Alexis, también, ha estado reportando el caso de no pocos propietarios que han amenazado a inquilinos con botarlos a las calles si no pagan sus rentas en el debido tiempo.

Ese debería ser un problema mayor a analizar entre nosotros, cubanos residentes de la Florida, y no si Susana “buscó” meterse en la campaña; si cobró o no cobró por el trabajo y cuánto.

Lo cierto es que algunos parecen no evolucionar nunca, y si lo hacen, viven según sus creencias. Que nadie se me ofenda, pero miles de cubanos exiliados viven aún con el CDR y el PCC metido en el cuerpo, y quieren controlarle todavía la vida a sus semejantes.

No han aprendido, muchos, que la política en EE.UU. puede no serles de su agrado – a mí en lo personal no me agradan ciertas cosas, o que ciertos políticos se estén metiendo en temas a veces menores, de otros países, a escasos días de una balacera en Orlando que dejó casi 60 muertos – pero que Susana Pérez haya prestado su voz a una campaña, no es ni por mucho un problema.

Problema puede ser que los candidatos, lejos de aportar soluciones a los problemas, se despedacen sacándose trapos sucios frente a millones de televidentes, a quienes pretenden convencer de ser ellos mejor que el otro, no sobre la base de sus conocimientos sociopolíticos y propuestas, sino sobre la base del caudal de chisme que guardan en una gaveta para reventárselo en la cara a su enemigo.

Susana Pérez pudiera habernos dejado, desde su orgullo – ayer manifiesto – de no haber hecho nada ilegal, y que según ella, la llena de regocijo.

A usted pudiera no haberle gustado; puede haberle encontrado cientos de defectos, pero deberá seguir adelante y no hurgar en el pasado; de que si “era mimada” en la TV Cubana, o si fue repetidas veces a Cuba, o si le puso la voz a un poema del Che Guevara.

por Roberto A.

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