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Kilo a kilo terminó recogiendo una fortuna

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¿Que el kilo no tiene vuelto? ¡Falso! La historia de Otha Anders dice otra cosa.

Bien que lo dice el refrán: “grano a grano la gallina llena el buche”, y la historia de este hombre que ahorró kilo tras kilo, durante casi medio siglo, lo confirma.

Otha Anders ahorró monedas de un centavo durante 45 años, hasta que un día de octubre del 2015 “se cansó de recoger” y guardar los centavos y se fue en una camioneta para el Rustin Origin Bank de Rustin (Luisiana).

Allí llegó, con varios pomos de agua llenos hasta el tope de monedas de un centavo. Sí, con miles de kilos.

Dicen que el kilo no tiene vuelto, pero eso debe ser mentira si nos guiamos por lo sucedido con Otha. El hombre entregó miles de ellos y de vuelto recibió toda una fortuna.

Eran tantos los centavos que Otha acumuló durante 45 años que necesitó una camioneta para llevarlos al banco. Fueron en total 15 grandes botellas de agua, cada una con una capacidad de cinco galones, las que este hombre llenó de kilos.

De hecho, Anders dejó de gastar centavos por completo, en lugar de ahorrarlos para añadirlos a su siempre creciente colección.

Es más, cuando en los años 70 hubo una crisis con los kilos, y el Departamento del Tesoro del Gobierno de los Estados Unidos ofreció una prima de 25 dólares por cada 100 centavos entregados, Otha no entregó ni uno solo de centavos.

Ya con 70 años, luego de estar 45 años ahorrando kilo tras kilo, Ud. puede tener más o menos una idea de lo que recogió Otha.

Dijo este hombre a The News-Star en 2015, que el primer centavo que ahorró, era uno que había encontrado tirado en el suelo.

“Me convencí de que ver un centavo perdido o caído era un incentivo adicional dado por Dios que me recordaba que siempre debía estar agradecido”.

“Ha habido días en los que no he rezado, y la mayoría de las veces, un centavo perdido o caído se presentaba para recordármelo”, continuó diciendo Anders.

Su obsesión con los kilos fue tal que dijo un día: “Nunca gastaría un centavo. Rompería un dólar antes de dar un centavo”.

Llevando una fortuna al banco.

Reveló en su momento ABC News, que Otha primero llamó al banco para avisarle de lo que pasaría.

Debió procurarse además de una carretilla de manos, porque cada botellas de esa pesaba un mundo. La carga en total era de 2.800 libras, que es más o menos lo mismo que pesa un bisonte americano promedio. Si no sabe que es un bisonte, imagínese un buey cubano, pero bien alimentado.

Pero, ¿qué fue lo que le hizo, de pronto, un día, llevar toda esa fortuna al banco? ¿Estaba mal de salud? ¿Necesitaba el dinero?

Nada de eso. Ocurrió que un día, ese año, 2015, se enteró que el valor de su fortuna en kilos no estaban cubiertos por el seguro de su casa. Eso fue lo que lo decidió a ir para el banco y llevar los 15 pomos de agua repletos de centavos.



Con las 15 botellas de agua llenas de monedas se fue al banco. Se procuró una especie de palangana y rompió el plástico de las botellas. Luego fue a la máquina contadora y allí comenzó a echarlas.

Contar todos los centavos le tomó a la máquina cinco horas de conteo continuo.

¿Cuál era el valor final de los centavos que Anders había pasado 45 años de su vida recolectando? Pues fueron 5.136,14 dólares. ¡Más de medio millón de kilos había ahorrado este hombre en 45 años!

Las matemáticas nos hablan de que los ahorró en 45 años, o sea, 16.425 días. Esto significa que en un día promedio, este hombre recogía 31 centavos.

Y aunque Ud. piense que esto es un récord mundial, sepa que no. Ese mismo año, tras conocerse “la hazaña” del Sr. Anders, la BBC informó sobre un hombre en China, identificado como “El Sr. Gan” que pagó un coche nuevo en Shenyang, una ciudad en el noreste de China, con kilos.

Tenga en cuenta que un coche nuevo por muy barato que sea vale mucho más que 5,136 dólares.

¿Cuántos kilos entregó el Sr. Gan? Dicen que lo hizo con 660.000 monedas y 20.000 billetes, cada uno con el valor de un yuan – unos 16 centavos, y que su carga de kilos pesaba alrededor de 8.800 libras.

Así pagó su carro el Sr. Gan, en China.

Esto es más o menos el peso de tres bisontes americanos. O digamos que tres bueyes cubanos, bien alimentados.

por Roberto A.

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