Cuba
Hospedarse en el Kempinski o el Packard cuesta “el ojo de una cara”
Cuba parece decidida a apostar por un turismo High End en La Habana. Al menos eso parecen decirnos tanto el Hotel Manzana Kempinski como el recién inaugurado Packard. Al extremo que un amigo – un pintor reconocido dentro de la isla – me ha expresado que él ha ido, pero solo a pasar el día.
“Hospedarse ahí cuesta el ojo de una cara,” y la realidad no lo desmiente. Los precios de las habitaciones en ambos hoteles parecen dirigidos a un segmento con alto poder adquisitivo, en un país donde el salario promedio apenas rebasa los $20 dólares mensuales y en una ciudad – La Habana – donde a finales de la primera década del Siglo XXI, hasta los propios recepcionistas del hostal Santa Isabel se alarmaban con el precio de una habitación – una noche – en sus instalaciones.
$225 dólares cada noche pagaron algunos de los famosos que visitaron el Santa Isabel por esos años, y el precio se mantiene y se mantuvo entre lo más top de la capital hasta que se terminó el Saratoga que ahora vende su Deluxe Patio – la más barata – por $404 dólares la noche; su Junior Suite por $484, la Suite Prado por $714, la Suite Capitolio – esto es esquina a Prado con vista frontal al capitolio – por $857, y la Suite Habana por $1156. Interesante para un edificio que a finales de los años 90´parecía irse abajo en cualquier momento mientras pedía a gritos una reparación.
Ahora, por si fuera poco al Saratoga le han salido otros dos competidores: el Packard y el Kempinski, ambos “con precio de Dubai”.
El Packard ofrece, por ejemplo, una habitación standard – una noche – por $364. Del 31 de marzo al 1ro de abril.
Punto y aparte merece el Kempinski.
El Gran Hotel Manzana, es el primer establecimiento de cinco estrellas en La Habana.
Abrió sus puertas en 2017 en un edificio histórico: La Manzana de Gómez, lo que antaño fuese el primer centro comercial de la isla.
Con impresionantes vistas de La Habana, el hotel cuenta entre sus “excentricidades” con el único spa en el país con mil metros cuadrados. Todas sus habitaciones poseen al menos 40 metros cuadrados, con precios que van desde los US $ 370 para una habitación doble en temporada baja hasta los US $ 5,000 para la suite presidencial.
De acuerdo con declaraciones dada a la agencia AFP por el gerente general del hotel, Xavier Destribats, el Kempinski busca captar ese cliente que “no viajaba a La Habana o Cuba, porque no existía el estándar de un hotel de lujo de cinco estrellas como en ciudades como París o Londres”.
Un experto en la industria, como José Luis Perello explica que “la apertura de un hotel de lujo significa que Cuba ha doblado una esquina,” pues la isla “desde que se abrió al turismo internacional hace más de 20 años, Cuba ha centrado todos sus planes y estrategias’ en el ‘turismo de sol y playa’ para las masas”; mientras que el ministro de Turismo, Manuel Marrero Cruz, asegura que abrir hoteles de lujo es “una nueva etapa” y una “necesidad”.
Lo cierto es que el Kempinski no se parece en nada al resto de los demás hoteles del país, mucho menos para aquellos que están en “primera línea de mar”, ya sea en la cayería al Norte de Villa Clara; los que están al Norte de Morón, en Ciego de Ávila; Guardalavaca, en Holguín; Varadero en Matanzas o en Cayo Largo, que según AFP son “el 73 por ciento de las 70,000 habitaciones de hotel que se ofrecen en Cuba.”
Los precios del Kempinski
Habrá que esperar entonces a Septiembre, cuando el gigante hotelero francés Accor abra su hotel de lujo en el Malecón.
¿Superará los precios del Kempinski? ¿Igualará los precios del Saratoga? ¿Será “tan barato” como el Packard?
En cualquiera de los casos algo está claro: estos precios no son para cubanos, y hospedarse ahí cuesta “el ojo de una cara.” Y yo diría que los dos.