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Cuba

El gas licuado: otro dolor de cabeza  para los cubanos  

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Texto y fotos: Liliana Suárez

Pese a la escasez y el consabido racionamiento, en buena parte de los comercios de La Habana se consiguen ilegalmente los balones de gas licuado a 10 CUC

La pequeña cocina eléctrica de dos hornillas, aún de poco uso, yace a estas alturas del año sobre la hasta ahora utilizada habitualmente de gas licuado. “Cualquiera diría que es un artefacto anacrónico”, ha pensado para sus adentros en más de una ocasión Estela, a quien del susto que le ocasionó el mensajero al comunicarle que le alargaron el tiempo de entrega racionada, la colocó de inmediato. Una medida de ahorro del combustible tradicional para alternar la cocción de sus alimentos.

“¿Pero, mujer, por fin con qué tú cocinas?” le dijo Abelardo, su vecino, el plomero que la saca de apuros ante cualquier rotura  y en las tardes acostumbra pasar para degustar una taza de café. Ella le responde sin remilgos que se preparaba “para lo que viene”.

Estela, diseñadora gráfica jubilada aunque ejerce todavía su profesión desde el hogar, ya conoce de los avatares de 60 años de Revolución y mantiene fresco en su memoria el Período Especial de la pasada década de los 90, el cual se le está pareciendo a esta “etapa coyuntural” como la ha calificado el gobernante Miguel Díaz-Canel.

Ella como otros muchos ciudadanos observan con sospecha el desenvolvimiento de los acontecimientos que en una reciente comparecencia televisiva el mandatario cubano consideró solo situación energética que se debe tomar “sin sustos, sin miedos”, y consecuencia de una escalada imperial de Estados Unidos para provocar un estallido social en la isla.

En la Mesa Redonda, Díaz-Canel explicó que la generación de las termoeléctricas nacionales se cubre con el 48 por ciento del crudo que se produce en el territorio. Según analistas, La Habana ha sostenido conversaciones relacionadas con la crisis energética con Rusia, Bélgica, Argelia y se mantienen con Venezuela.

En lo referente al gas de balita (licuado), como le llama la población de manera genérica, el ministro de Energía y Minas, Raúl García Barreiro, precisó que “como parte del reconocimiento del bloqueo de Estados Unidos en los últimos días de agosto y primeros de septiembre tuvimos dificultades” por lo que fue necesario hacer un alargamiento en el espacio de entregas tanto en el servicio normado como en el liberado.

El titular señaló además que la nación cuenta con un millón 700 mil consumidores por lo que “alargamos el ciclo para no tener un vacío en el suministro a la población a finales de agosto y principios de septiembre” y confirmó que el surtido está garantizado. Por la misma vía se supo que el fin de semana último estarían estabilizadas las provisiones en las provincias orientales, este martes en las centrales y el jueves próximo en la zona occidental.

“Yo realmente le digo que no puedo confiar en eso porque veo que las cosas en este país están empeorando por día y no sería la primera vez que los dirigentes que hemos tenido tratan de envolver a la gente con palabrerías” manifestó a Cubacomenta un electricista del municipio Centro Habana.

“Bueno, lo más que deseo es que todo mejore porque cuando escucho los relatos de mis padres acerca del Período Especial me comienzo a preocupar”, confesó a esta reportera en el Vedado una joven estudiante de la Facultad de Artes y Letras. “Mire cómo está el transporte, las paradas con multitud de personas que no creen en solidaridad alguna y hasta para abordar un almendrón se golpean”.

La “balita” nuestra de cada día: el dolor de cabeza

A comienzos del 2019 Roberto Suárez, director adjunto de la Unión Cuba Petróleo del Ministerio de Energía y Minas, aseveró ante medios de prensa que la venta liberada de gas licuado “marchaba por buen camino. Al cierre de febrero el número de contratos asciende a 56 mil 132, mientras se han vendido 130 mil unidades de diez kilogramos”.

Pues bien, luego sucedió que desde el 1 de agosto de este año los clientes  solo podían adquirir un cilindro cada dos meses y no hacían nuevos contratos por un “aumento de la capacidad”. La Empresa Estatal de Gas Licuado entonces publicó una serie de medidas para regular la venta para todas las formas de expendio, de acuerdo con CUPET por “dificultades presentadas con el arribo de gas licuado al país”.

Más tarde se suspendió por tiempo indeterminado el proceso de contratación y arrendamiento de balitas de 10 kg para la compra de Gas Licuado de Petróleo (GLP) liberado aunque los ya convenidos no serían afectados.

Una familia de cuatro personas ahora deberá esperar 32 días para tener derecho a comprar, en tanto a los domicilios con ocho le demoraría 18 días y los clientes normados no podrán comprar gas liberado, indica el propio documento.

Los cubanos no creen en lágrimas

“Como tantos años de escaseces han curtido al pueblo tenemos que escapar como se pueda y no nos queda más remedio que conseguir por fuera la balita al precio que nos pidan”, declaró un comprador cuyo poder adquisitivo se lo permite en un punto de ventas de gas en el municipio Marianao.

“A mí me la han propuesto y por necesidad la he comprado. Tengo que mantener la comida en mi casa”, señaló con el mayor desenfado.

Lo cierto es que actualmente en buena parte de estos comercios en La Habana con discreción se consiguen ilegalmente los balones de gas licuado a 10 CUC. Así lo supo esta reportera al indagar con un expendedor. “Imagínese, así está la cosa ahora y es lo que toca, yo también tengo que defender mi bolsillo y si la gente paga yo cobro”.

Cada quien en la Cuba de hoy trata de sortear los obstáculos, a los que se suma desde hace algunos meses la preocupación por el combustible que usarán para cocinar.

 


 

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