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Cuba

Flores para Camilo, pero en una cazuela

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Confieso que ver estás imágenes, de niños echándole flores a Camilo en un caldero, en lugar de hacerlo en el mar o en un río puede resultar hiriente para muchos.

Algo tiene que estar sucediendo en Cuba, en la mente de ciertas personas adultas, maestras, directoras de escuelas y funcionarios del Ministerio de Educación cuando, desde hace ya un tiempo a la fecha se ha estado llevando a cabo cierta “práctica” para homenajear los 28 de Octubre al Héroe de Yaguajay, Camilo Cienfuegos, de esta manera: echándole flores en un caldero o un cubo. 

Al parecer el Ministro Saborido, y su tropa de rectores andan demasiados ocupados expulsando injustamente a profesores universitarios. 

Para quien nació y creció caminando 20 cuadras bien temprano en las mañanas de los 28 de Octubre para irle a echarle flores a Camilo en el mar; para quien como yo en aquel entonces vivía aquellos días de sentido valor patriótico por quien es, quizás, el único héroe de la llamada Revolución Cubana a quien ni los más extremistas le han podido colocar una mancha en su memoria, estas imágenes duelen.

Ya dolían, sin verlas, de oídas, cuando hace dos meses atrás un conocido actor cubano me refería que, en la escuela de su hija, se hace así todos los años. Él, que se enteró del desastre en el 2018, fue a recriminarle a la maestra de la niña por aquello que sin dudas es un absurdo total; pero su queja no llegó ni al pasillo que lleva a la dirección.

¿En que punto de la mente humana se perdió el raciocinio cuando, alguien decide echarle flores a Camilo en una cazuela y no en un río o en un manantial, por ejemplo, si vives en una ciudad sin costas? ¿En el de la falta de combustible o de materia gris? Recuerdo que en Santa Clara, se echaba en un río que pasa por la ciudad. ¿Y aquí? ¿Dónde es esto, en La Habana, que ni el Almendares ni el Quibú están cerca?

Ni siquiera podemos achacarle esta soberana falta de respeto a Camilo Cienfuegos a la situación coyuntural. El asunto parece que tiene años, a juzgar por la declaración hecha ayer por un compañero de trabajo, veinteañero él, quien sin esta cuota de asombro refirió que tanto él como sus compañeritos de aula, durante sus años en una escuela primaria de La Habana, los llevaban al patio de la escuela y allí, delante de todos los maestros depositaban una flor para Camilo en un caldero.

No sé si esta práctica sea “exclusiva” de aquellos que viven lejos de la costa. Ni así se justifica.

A quien escribe le queda el recuerdo de la bahía de su ciudad, repleta de miles de flores, que flotaban sobre el agua aquellos 28 de octubre. Todas las escuelas, las que quedaban más lejos y más cerca, todas, sin excepción iban al Malecón a echarle una flor a Camilo. Yo recuerdo los llantos de muchos.

Ahora quien llora es quien escribe, al ver como, a Camilo se le echan flores… ¡en una cazuela!

por Roberto A.

 

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