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“Esto no tiene nombre”, sí lo tiene: DIFERENTE

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Ser distinto tiene sus pro y sus contras. Ser diferente provoca escozor. Transgredir “leyes” y rigores en la dramaturgia también. Esto no tiene nombre apostó a la diferencia, y al parecer le está dando muy buenos resultados.

Esto no tiene nombre, el show producido y difundido a través de las plataformas de streaming de Facebook y Youtube por la productora SomosMiamiTV confirma la tendencia entre los artistas, entretenedores, locutores y presentadores cubanos, por hacer algo fuera de las tradicionales cámaras de la televisión en Miami. El fenómeno no es exclusivo de esta ciudad, lo sabemos, pero tiene poco tiempo.

Lo que sí parecía – o parece una norma – es que todos quieran parecerse a lo mismo (o al mismo). Si usted revisa la caterva de programas de Facebook Live que hay ahora mismo pululando en horarios diferentes del día, el resultado parece confirmar el facilismo: todos quieren entrevistar a alguien.

Parece, en teoría, lo más fácil. Y sí, si se considera “el género” como la presencia de dos personas donde uno pregunta y otro responde, sí, todos son entrevistadores. Ya cuando se analizan las “entrevistas” es cuando se descubre que “fulano” obvió intencionalmente preguntarle a “mengano” sobre tal tema; “esperancejo” condicionó a “sutanejo” para que no le tocara tal tema.

Por si fuera poco, “Juan Pirindingo” demostró una incultura total y falta de preparación a la hora de “entrevistar” a “Pepito Pérez”, y Maricusa, por su parte, “calentó mucho” antes de que empezara el programa, pero ni siquiera hirvió. Salvo contadísimas excepciones, las entrevistas pasan por el aburrimiento, la modorra, la ligereza y por qué no, hasta por el miedo y la poca cultura general integral.

En ese sentido, Esto no tiene nombre se aleja de los talk-shows tradicionales. En el programa “la entrevista” pasa a un segundo plano, o al menos esa es la intención. Es un programa para divertirse entre amigos, informal, inquieto, DIFERENTE.

Y es este, sin dudas, su punto más fuerte. La diferencia con el resto.


La apuesta parece fácil, pero no lo es. Ya el hecho de congeniar una armonía entre tantos talentos es un riesgo; más en una ciudad como Miami donde la mayoría de los artistas tienen un currículo impresionante de trabajo traído desde Cuba, y donde todos intentan abrirse un espacio de protagonismo.

No nos engañemos. Nadie quiere ser actor de reparto, y todos quieren un rol protagónico en los escenarios. En los programas de la TV sucede igual.

En Esto no tiene nombre esto no sucede. Si bien “La Maka” y Lieter Ledesma son los hilos que guían los temas, cada cual aporta lo suyo y de manera espontánea. El embarazo de la primera es apenas un leit motiv para reunirse. Y debatir temas, mientras se divierten y entretienen.

La “locura” le ha traído resultados, y los dos últimos programas lo confirman; al menos en popularidad y “minutos vistos”.

Lo más interesante es la gráfica de la retención del show. La escasez de altibajos, entre gente que sale y gente que entra, gracias a los “compartidos”.

Esto no tiene nombre, si decidió no tenerlo, al menos tiene definido como llegar lejos: siendo distinto.

Y es que ser distinto tiene sus pro y sus contras. Ser diferente provoca escozor. Transgredir “leyes” y rigores en la dramaturgia también.


Pongo como ejemplo el “network” de UnivistaTV. Si bien los tres programas se conducen de manera distinta, el concepto es el mismo; y muy pocas veces existe dinamia detrás de un buró. Las herramientas para tener gancho detrás de un buró en la TV tradicional frente a 4 cámaras de $4000 dólares y doce miembros del staff de producción, no son las mismas que para tener gancho sentado en una silla frente a una GoPro.

Somos MiamiTV ni es una ni la otra. Le funciona, y mucho, que de la sala se pase a la cocina; de la cocina al patio. Esa rigidez, el corsé que ralentiza y frena a otros, aquí no existe.

Tal vez por eso sus miembros se sienten cómodos; trabajando sobre un guión base. Con algún chiste esporádico. Un vendedor de croquetas o de comida china que irrumpe en medio del show. Un talento que “llega tarde” y tiene que tocar a la puerta.

“Esto no tiene nombre” apostó por no parecerse a nadie. Y va dando pasos firmes cada día.

por Roberto A.

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