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Cultura

Eliminan de una biblioteca a La Caperucita Roja, por ser un cuento “sexista”

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Una escuela en Barcelona, España, decidió retirar más de 200 ejemplares infantiles de su biblioteca que consideró “tóxicos”, y entre ellos cayó el cuento infantil “La Caperucita Roja”, al cual consideraron “sexista”, un hecho que sin dudas generará mucha polémica a partir de hoy, luego que esta historia viera la luz en el popular diario El País, de la nación europea.

A algunos el hecho les recordará la famosa escena de El Quijote en la cual el Barbero, el Cura y la Ama de Llaves del Ingenioso Hidalgo Alonso Quijano, echaron mano a la biblioteca del “enfermo”, y terminaron en la hoguera cientos de libros valiosísimos dentro de la Literatura Española y Universal. Y aunque en esta ocasión, en la escuela Tàber de Barcelona, no se llegaron a quemar los libros, tan solo el mero hecho de retirar cientos de ellos de sus estantes encierra un mensaje absurdo para muchos. ¿Estaremos yendo demasiado lejos en esta lucha contra el sexismo? Se pregunta El País, entre líneas. Y pide cordura.

La escuela decidió someter a revisión el catálogo, y tras el análisis realizado, el 30% de los libros fue sacado de la Biblioteca.

Según los encargados del proceso – madres de algunos alumnos, entre otros -, los 200 títulos retirados “reproducen patrones sexistas” y  son “tóxicos” para los infantes. Lo más alarmante de la nota que publica El País es que apenas un 10% del 70% restante que se salvó de la censura, está escrito desde una perspectiva de género adecuada, porque el otro 60% tiene algún que otro problema, lo que “menos grave”.

Pero si usted cree que “La Caperucita Roja” es el único cuento famoso que sufrió “cruel mazmorra”, se equivoca. La Bella Durmiente parece ser que también “se retiró” a dormir la siesta eterna, según los expertos literarios de la Tàber.

El problema del “sexismo” en los libros infantiles – de acuerdo con el criterio de los que decidieron sacar los 200 ejemplares “tóxicos” de las manos de los niños – es que en la mayoría de estos cuentos el héroe es una figura masculina. Al menos así lo hizo saber Ana Tutzó, una de las madres que participó en esta especie de “comisión evaluadora de Literatura”. Según esta “experta”, ello contribuye a que los infantes asocien la masculinidad a valores como la valentía y la competitividad.

También en las situaciones de violencia, aunque sean pequeñas gamberradas, es el niño el que la realiza contra la niña. Con ello se da un mensaje de quien puede ejercer la violencia y contra quién”, añade.

Igual proceso de revisión tendrá lugar en el colegio Montseny de Barcelona; y en la escuela Fort Pienc. En ambos lugares una comisión comenzará a mirar con ojos más estrictos los libros infantiles.

Muchas madres están contentas, y de hecho es importante que desde las etapas tempranas, donde los pequeños son especialmente inquietos para conocer el mundo, niños y niñas tengan conocimiento pleno del rol de su género. O como diría Estel Crusellas, presidenta del AMPA de la escuela Fort Pienc:

“Con cinco años los niños ya han consolidado los roles de género, saben qué es ser niño o niña y qué implica. Así que es esencial trabajar con perspectiva de género en la etapa infantil”.

Sin embargo, y en honor a la verdad, aunque compartimos que “esta concienciación sobre los contenidos de los libros debe ser compartida tanto por las familias como por los profesores, que deben interiorizarlo y transmitirlo en el aula”, a veces los adultos velando el mejor interés de los niños, ponemos una vara demasiado alta: en ocasiones incluso demasiado alta para otros adultos. Considerar que tocar el piano es de afeminados, o que leer mucho también lo es; o pintar, o bailar ballet clásico… el estigma por saber o intentar esbozar una teoría sobre qué actividad o no pertenece o un sexo u al otro, cuando en realidad las actividades no responden a un sexo determinado, ha terminado perjudicando a más de uno.

El sexismo es complejo, pero la batalla quizás no se gane eliminando un libro como “Los Tres Mosqueteros“, donde los héroes son hombres, y donde la única mujer protagonista dentro de la historia, se nos presenta como adúltera y cruel. Que “Milady” sea así, no significa que las mujeres lo sean; ni creo que un niño, tras leer la excelente aventura, juzgue a todas las niñas de su escuela, sus maestras, y las mujeres de su familia como si todas fueran “Milady”.

¿O eliminaremos también a Blancanieves, por sexista? No hay otro libro en la literatura infantil donde se aprecie más el maltrato a la mujer.

¿O el Camarón Encantado, en La Edad de Oro? ¡Qué mala es Masicas! ¿O la muñeca Negra?

Si algo bueno tienen los cuentos infantiles en su inmensa mayoría, para no pecar de absolutos es que como diría José Martí, en Meñique, los buenos triunfan a la larga.

Y esto es algo que deberían enseñar en las escuelas.

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