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Humor

El serio Granma pide mejor y más variado humor en Cuba

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El diario Granma sigue haciendo de las suyas y hoy ha publicado un artículo titulado Humor de un solo sentido, en el cual arremete contra lo que considera son facilismos y humor “unilateral”.

Pareciera hasta un chiste que el Granma, el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, tan serio, tan amante -ambos- del humor en un solo sentido -el revolucionario-, donde el político no tiene cabida ni la tendrá (a no ser que se haga contra Marco Rubio o Donald Trump), venga de la mano de un escribidor con bis de humorista, pero no reconocido nacional ni internacionalmente, a dar clases de “humor”. Y a criticar el humor en un solo sentido.

Como es natural en estos casos, ya algunos medios no oficiales hicieron referencia al asunto de marras, porque los ejemplos expuestos por el articulista son más que nada traído por los pelos; por no decir que como resultado del desconocimiento.

Miguel Cruz Suárez -ese es el nombre del gestor de la nota- expresa que “convertir en comodín humorístico (a veces no tan humorístico) todo cuanto «huela» a institucionalidad” le parece a él “demasiado hiriente”; y también a “miles de personas que asumen con mucho sacrificio aquellas tareas que, por lo general, nunca quieren ser tomadas por los más críticos.”

Una lectura al texto arroja una idea clara: a Miguel -entiéndase también al Granma- no le gusta que se haga humor con “el personaje oficial, el cuadro político, el simple dirigente del barrio, el que alguna vez dirigió y ya no lo hace, e incluso los miembros de las instituciones del orden o la legalidad” y dice que estos “se han convertido en blanco predilecto a la hora de armar los personajes más ridículos o los que asumen roles negativos en no pocas producciones audiovisuales (humorísticas o no) de los últimos tiempos.”

Como es lógico, en un país donde la última de las publicaciones de verdadero humor político se censuró en el año 1968, hacer humor con los “políticos” o con personajes “políticos” trae a la mente de los miles de miles de cubanos que no tienen internet ni acceso a la prensa extranjera un nombre: el personaje de Facundo, del popular espacio de Vivir del Cuento.

Aunque Miguel Cruz se defendió posteriormente en su perfil personal de Facebook y explicó que al hablar “de eso” no pensó en Facundo propiamente, y aclaró que quiso ir más allá, la percepción que dejó su nota en no pocos internautas fue esa: que se refería a Facundo. O como mínimo, a Vivir del Cuento.

Es cierto que Cruz habla de “decenas de películas, puestas televisivas o teatrales de los años recientes”, defendiendo el derecho que tienen estos personajes políticos a no ser estereotipados en “personas torpes, incultas, desfasadas o tontas, que de inmediato ganan para sí los sentimientos de repulsa y burla en los espectadores”.

Cruz, pide, que se haga más burlas, chistes, memes, en fin: humor, en contra “del maceta, del que roba, del contrarrevolucionario, del que nos agrede y bloquea, del que hace de la sociedad un espacio carente de disciplina, del simulador, del vago y hasta de los seudoartistas o seudointelectuales”.

Y aunque no dijo quiénes son los seudoartistas y los seudointelectuales, lo cual nos hubiese traído un poco más de luz al asunto, criticó el modo en que a veces los humoristas, “emplean los métodos para enfrentar determinadas situaciones” y dijo que no eran los más correctos.

No concuerdo, dijo, con la superficialidad que se le otorga al tema y creo que la vida y la cotidianidad de estas personas da para mucho más en materia de estructura de los personajes; lo cual permitiría, sin detrimentos al humor inteligente, un equilibrio más constructivo.”

No me parece adecuado encasillar siempre en los llamados roles negativos a la figura de la autoridad oficial, porque el arte traslada y entroniza estereotipos y a la larga la gente terminará por asociar dichas autoridades, sin excepciones, con la chapucería e incluso con el fracaso, ” terminó diciendo en los párrafos finales de la nota.

La verdad es que la realidad cubana ha sido abundante en ejemplos que nos permiten sustentar una tésis: los absurdos que a diario se ven en las colas, en las oficinas, en las instituciones han sido durante años, caldo de cultivo para el humor en cualquier país de este planeta; pero si debiéramos sacar un top ten, Cuba – como nación, históricamente, clasificaría sin susto alguno en el tope del listado en cuanto a nación que más humor propicia a sus creadores (del género que sea) desde los errores y torpezas que sus instituciones han fomentado el más rico humor.

Lo más sensato, diría yo, no es intentar regular el humor que molesta a Cruz, porque de hecho y él lo reconoce al comienzo de su nota, forma parte de la nación cubana misma. Lo más correcto sería no dar motivos para hacer “tanto humor de ese tipo”.

Olvidémonos de Facundo. ¿Se acuerdan del personaje de Lindoro “Incapaz”? ¿Acaso alguien alguna vez intentó discutir que Cuba no está llena de “Lindoros Incapaces”? Sí algún personaje en aquel taller de Deja que yo te cuente podía hacerle sombra al Bacán, era Lindoro; con su sarta de estupideces y consignas que le recordaban a cada uno de los cubanos que aún estamos vivos, y a los que vivimos los 60´, los 70´, los 80´y los 90´, las zafras, los esfuerzos decisivos, los “ahora sí vamos por el camino correcto”, que nos producen más que nada risa porque, gran parte del buen humor cubano, el humor más completo, el más cubano, el cubanísimo, consiste en reírnos de nuestras propias miserias y desgracias. Así ha sido siempre. Y en ella, casi sin excepción, todos los políticos y gobernantes desde la época de la colonia, hasta este agosto del 2019, han dado las mejores armas a los humoristas criollos.

Para encontrar una mejoría a “esa situación”, para encontrar una sociedad mejor, el Granma y Cruz, deberían tener que leer a Martí cuando dijo aquello que “el humor y la sátira tenían que ir detrás de los hombres como un látigo con cascabeles en la punta”.

Por algo lo dijo el Maestro.

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