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Cuba

El joven periodista cubano Yoe Suárez presenta en Madrid su primera novela

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Yoe Suárez (La Habana, 1990) es colaborador habitual de los medios independientes Diario de Cuba y El Estornudo. Este viernes el joven periodista presentará en Madrid su primera novela en el Centro de Arte Moderno (Calle de Galileo 52), a las 8 de la noche.

No se juega con la noche es la primera obra narrativa del cubano, quien en su perfil de Facebook confiesa: “como Cummings no estoy muy interesado en cuestiones importantes”. El libro ha sido editado por Hypermedia, y ya está disponible en Amazon. El autor ya había recibido el Primer Premio de Reportajes de la Editorial Hypermedia el pasado año con “UMAP: nada, nadie, nunca (50 aniversario del cierre)“.

La nota que se ha difundido antes de la presentación en la capital española de No se juega con la noche precisa: “El libro encadena sutilmente historias ocurridas en diferentes épocas, contextos y latitudes para dejar claro que Cuba es una sola, con sus coincidencias y disidencias. Escrita básicamente durante los años universitarios del autor, recuerda a veces un cuaderno de cuentos y en otras, una novela fragmentada”.

Yoe Suárez cuenta ya con otros títulos publicados, como La otra isla (que fue finalista en 2016 de la Beca Michael Jacobs), Charles en el mosaico (Mención Premio Casa de las Américas en 2018), El soplo del demonio, y Violencia y pandillerismo en La Habana (2018).

En sus redes sociales el joven periodista cubano ha adelantado a los lectores fragmentos de su novela No se juega con la noche. Les dejamos por acá esta parte, para quienes quieran decidir si comprarlo:

DOS

si le cuento al negro Mario que Rebeca me gusta mucho y que no me acerco por Mariana me dice que los blancos siempre andamos con la misma mariconá que si por él fuera ya se hubiera templado a la rubia seguro me cuenta de nuevo la historia de cuando se echó al pico a aquella vecina suya na más que el marido salió para Girón pero me cago en diez yo no soy como el negro Mario ni Rebeca como esa mujer pobre pero decente me dijo mi padre desde que empecé a trabajar en la casa de don Luis arreglándole el carro el jardín lo que hiciera falta pobre pero decente yo no puedo traicionar a Mariana pero cojoyo tampoco me puedo sacar a Rebeca del cocote no quiero que diga qué guajirito más engreído que piense que no la miro porque me creo cosas la otra tarde le devolví el librito de poemas que me había ofrecido después que saqué la araña de su taquilla contra qué suerte yo era el único hombre en el campamento ese día y ella probablemente la única muchachita que le teme a las arañas qué suerte chico qué suerte y después riéndose y los ojitos chinitos se le ponían más chinos y parecía una china si no fuera por el pelo que se le riza precioso y es dorado como el sol vaya si es que parezco un poeta y todo yo también le hice poemas a Mariana cuando nos enamoramos y le decía mi muñequita mi rayito de luna mi cielo embriagado de estrellas yo sentí por ella algo igual a lo que hoy me martilla el sueño cuando pienso en Rebeca partía el corazón ver a Mariana llorando cuando se fue don Luis cuando le dijo idiota porque quería quedarse yo sé que el viejo lo hizo por bien y no por mal porque pensaba que a Cuba la iban a volar en pedazos los barcos americanos y no quería que María muriera igual que su padre por estar del lado equivocado como decía entonces yo y ella fuimos para mi cuartico en Marianao y las viejas santurronas de la cuadra empezaron a hablar mal de Mariana que vivíamos juntos sin estar casados que cuándo se había visto que una muchacha usara pantalones como los hombres que esto que lo otro que lo nuestro no iba a durar entonces cada vez que salíamos de la casa lo hacíamos con las manos bien apretadas la mejor sonrisa en la cara y haciéndonos mimos como las palomas pasábamos así por frente a las casas de las viejas sin armar escándalos decentemente con la mayor educación para que las viejas putas aquellas se metieran la lengua por el culo cómo nos reíamos cuando llegábamos a la esquina vestidos de milicianos nos dábamos un beso como los de las películas mexicanas y no se nos quedaba la sonrisa hasta llegar a nuestros trabajos imaginábamos las caras arrugadas de las chismosas siguiéndonos tras las puertas y persianas entreabiertas y cuando llegaba tarde hecho polvo del trabajo de mecánico que conseguí por el Biltmore y los estudios de noche ella ya estaba dormida porque viraba temprano de dar clases en una primaria cercana y se ponía a planchar a limpiar a inventar qué cocinar y yo la miraba acostadita pobrecita qué vida de mierda la de ella con tanto hijo de puta que hay por ahí gozando con tantos matones cabrones que se fueron pa Miami y están viviendo la buena vida todos los fines de mes yo le compraba dos metros de tela en La Época para que se hiciera un vestido un paño de cocina lo que le diera la gana porque ella se lo merece y mi dinero no puede servir para algo que no sea complacer los gustos que no me dice eso sí porque ni muerta pide un quilo ni nada quizá porque ya tiene metida en la cabeza toda esa bobería de la emancipación femenina pero ella es mi mujer y emancipada o no yo soy el rey de la selva mira que la revolución ha traído cosas buenas pero se han puesto a decir una pila de boberías que para qué te cuento ni con el burro de Batista se oyó eso de la emancipación femenina bah una partida de marimachas que se quieren destacar ellas creen que esto es un relajo y esto es una revolución seria.


 

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