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Cuba

Dengue: la enfermedad que en Cuba todos quieren curar en casa

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Por María Carla Prieto

La escasez de combustible, unida a las malas condiciones higiénico sanitarias de los hospitales hoy en día, hacen que los infectados con dengue en Cuba no quieran ir al médico y pretendan curarse en casa

Ernesto lleva dos semanas con dengue, pero solo unos pocos lo saben. Incluso con fiebre, camina por el barrio hasta altas horas de la noche, visitando a todos y contagiando a los mosquitos propios de cada casa. Así es como comienzan las epidemias.

Según él, la enfermedad lo vio y salió corriendo: “Olvídate de eso, compadre, yo estoy en talla; me aplico la medicina natural. Hoy me tomo una botella, mañana otra. El alcohol acaba con lo malo de adentro para fuera. En un hospital es donde no me vas ver ni muerto”.

Últimamente no se fumiga. Los vecinos del Vedado, Cerro, Centro Habana o la Habana Vieja olvidaron cuando se hacía. No tenemos combustible para gastar en eso, ni en nada. Es por tal razón que este tipo de afecciones proliferan.

El Doctor Francisco Durán, director nacional de Higiene y Epidemiología, confirma que las condiciones de esta época del año acortan los ciclos de reproducción del vector en el continente, donde ya se reportaron más de dos millones de casos.

A pesar de las medidas para controlar la epidemia, que incluyen la vigilancia exhaustiva de los viajeros que regresan al país provenientes de Latinoamérica y el Caribe, el dengue continúa haciendo de las suyas, pero en un contexto más grave aún.

La escasez de combustible, unida a las malas condiciones higiénico sanitarias de los hospitales hoy en día, hacen que los infectados no quieran comparecer. “En cuanto vas con una fiebrecita te quieren ingresar, y tú sabes cómo está la cosa ahí dentro”.

Por eso las personas enmascaran los síntomas. “En la beca hay mucha gente con dengue, pero se hacen los locos para no quedarse en la clínica. Tú los ves que están ardiendo en fiebre y no van ni a la enfermería. Yo estoy preocupada, porque una muchacha de mi piso tiene rash y se pone enguatadas para que no se lo noten. Eso no puede ser bueno”.

Anabel tiene a su hija de 14 años ingresada con dengue en el Hospital Infantil Marfán. Me cuenta que no la dejaron entrar al centro por riesgo de contagio. “La entré por una enfermera amiga de mi tía. Había muchos niños pequeños, en la habitación estaban ella y un bebé de brazos. Por suerte, la atención allí está muy buena, le dan los medicamentos a su hora y la comida es buena”.

Leslie no dice lo mismo. Su pequeño, de 6 meses, llegó al Pediátrico de Centro Habana por una tos leve, pero desde hace unos días tiene fiebre alta. “Al niño me lo pusieron en otra sala porque la que le tocaba no tenía camas, pero ahora me lo cambiaron pa´ este infierno”.

Mientras, la prensa oficial de Cuba no hace alusión a esta situación porque aparentemente está controlada. Tapada detrás del telón. Aseguran que “la Mayor de las Antillas tiene un sistema de vigilancia y control del mosquito Aedes Aegypti –agente transmisor además del zika, chikunguya y fiebre amarilla- por lo que a pesar de presentarse algunos brotes de dengue en el primer semestre del año, todos han sido controlados y disminuidos”.

Tampoco ofrece datos de los ingresados o los que permanecen en los hogares bajo vigilancia. Las publicaciones al respecto se refieren al incremento de casos de dengue en el continente americano que mantiene en alerta a Cuba, donde se trabaja para controlar el vector y evitar la propagación del virus.

Entretanto, el pasado 26 de agosto Telesur informaba: “Cuba usará bacteria Wolbachia para combatir epidemia de Dengue“. La nota recoge valoraciones de María Guadalupe Guzmán, jefe de investigación del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, sobre la estrategia que siguen de cruzar mosquitos de la especie del Aedes Aegypti​​​​ infectados con la bacteria Wolbachia. “A eso es a lo que se apuesta: a tener mosquitos infectados con Wolbachia, que cuando se cruzan el que nazca esté infectado, y así crear una población de mosquitos que sea resistente, que el virus no se transmita cuando te pica”, concluye Guzmán.

En cuanto entras al hospital infantil de Centro Habana te das cuenta que no estás en el  Marfán, el centro para los “ricos” del Vedado. Tienes que tener mucha suerte para encontrarte con un médico. Las salas están atestadas de gente. Se escuchan llantos y se ven madres mecer a sus hijos de un lado a otro. El aire está viciado. La epidemia vaga por doquier.

 


 

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